Hipertensión arterial: acuerdos y desacuerdos (I)

Muchos miedos y terrores, rayando en la esquizofrenia, viven miles de personas en México y en Poza Rica, en relación a la etiqueda de hipertensos, en forma, por demás injustificada, puesto que la hipertensión arterial elevada no es una entidad nosológica definida, es decir no es una enfermedad en sí, sino que se trata de un signo clínico cuanificable e inespecífico porque se presenta en personas sanas y enfermas y en diferentes circunstancias ambientales; es un factor de riesgo acumulativo y muy a largo plazo (más de 10-15 años) pudiendo acelerar el proceso normal y natural de arterioesclerosis (obstrucción arterial lenta) propia del paso del tiempo. Y lo más trascendente, tomando en cuenta que riesgo significa que puede o no suceder, es exagerado hacer creer a la sociedad sana que la presión arterial alta es mortal por necesidad, aseveración muy alejada de la realidad.

Por lo anterior, me he tomado la libertad de expresar puntos de vista en relación a la actual guía de práctica clínica oficial sobre el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial, puntos de vista que expongo al revisar esas guías con la mayor objetividad, veracidad e imparcialidad de acuerdo con el estado actual de mis conocimientos y de poco más de 50 años de ver pacientes con presión arterial elevada y no necesariamente enfermos, según mi criterio, sin que las controversias que expondré signifiquen cambiar esas guías, o corregir el criterio de mis colegas médicos especialistas o no, y mucho menos, imponer mi criterio a los escasos lectores de esta columna de opinión, quienes deben conservar y defender su libertad de elegir entre dos o más opciones, de cómo atender su males y dolencias, reconociendo además los límites de mi libertad de expresión.

«Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo», sentencia Voltaire, exaltando el valor del respeto y la tolerancia, además del derecho a la libertad de expresión en una sociedad democrática.

http://www.cenetec-difusion.com/CMGPC/GPC-IMSS-076-21/ER.pdf

En el enlace previo: guía clínica sobre el diagnóstico y tratamiento de la hipoertensión arterial, se encuentran los acuerdos aceptados en las guías y en seguida planteo mis comentarios al respecto, le llamo desacuerdo, con su respectiva argumentación.

Acuerdo: De acuerdo con la mayoría de las guías, se recomienda que se diagnostique Hipertensión Arterial Sistémica (HAS) cuando la Presión Arterial Sistólica (PAS) sea mayor de 140 mmHg y/o la Presión Arterial Diastólica (PAD) sea de 90 mmHg o más, después de un examen y tomada en el consultorio. (William B, 2018, Unger T, 2020). Esta clasificación es útil para jóvenes, adultos de mediana edad y ancianos.

Desacuerdo: Lo que observo todos los días es que la gran mayoría de los pacientes se les afirma que son enfermos hipertensos graves y prescriben fármacos, si por primera vez les encuentran 140/90, sin verificar en la misma consulta si esa cifra se eleva o retorna a lo normal. Como resultado establecen falsos diagnósticos y tratamientos de hipertensión

Acuerdo: La presión arterial reacciona a los cambios en el entorno para mantener la perfusión de los órganos en una amplia variedad de condiciones. Los principales factores que determinan la presión arterial son el sistema nervioso simpático, el sistema renina-angiotensina-aldosterona y el volumen plasmático (mediado en gran parte por los riñones).

Desacuerdo: En la realidad no se toma en cuenta que, de acuerdo con la afirmación previa, si se midiera la presión arterial digamos, cada hora en un lapso de 24 horas, la presión variaría fisiológicamente desde unos 70/40 hasta incluso cifras de 180/120 o más sin ningún peligro o molestia, cifras que retornan a lo normal porque en estos cambios influyen las variaciones de estrés físico y emocional propios de un ser vivo. No tomar en cuenta, resulta nuevamente en «enfermar» de hipertensión arterial a personas por demás sanas.

Acuerdo: La patogenia de la hipertensión primaria (antes llamada hipertensión «esencial») no se comprende bien, pero es muy probable que sea el resultado de numerosos factores genéticos y ambientales que tienen múltiples efectos combinados sobre la estructura y función cardiovascular y renal. Aunque la etiología exacta de la hipertensión primaria sigue sin estar clara, varios factores de riesgo están asociados de manera fuerte e independiente con su desarrollo.

Desacuerdo: Si la presión se altera por diferentes factores significa que no es enfermedad, sino un signo de una alteración principalmente fisiológica de sistema nervioso y menos frecuente otros órganos como riñones y glándulas suprarrenales. Y lo que menos se hace es verificar la causa de esas elevaciones que encontramos en el consultorio y que en un 90% son por estrés emocional o físico y, que al controlar ese estrés la presión alterada retorna a lo normal casi de inmediato sin utilizar medicamentos para la presión, basta resolver el estrés emocional, por ejemplo: estrés familiar o laboral, dolor agudo de cualquier causa. Esto lo afirmo porque me consta desde hace más de 50 años en que sigo siendo estudiante y aprendiz eterno de medicina.

Acuerdo: Edad: La edad avanzada se asocia con un aumento de la presión arterial y una mayor incidencia de hipertensión, en Estados Unidos se estima una frecuencia de hipertensión de un 10-11% en adultos entre 20-44 años, que se incrementa hasta un 71-78% en población mayor a los 75 años. (Whelton P, 2018).

Desacuerdo: En el texto anterior se omite aclarar, que normalmente la presión sistólica en adultos aumenta como resultado del grado variable de arterioesclerosis que sucede progresivamente con el paso del tiempo, lo que fisiológicamente provoca que la presión tienda a elevarse con el fin de bombear la sangre suficiente que todo el cuerpo necesita haciéndola fluir más rápidamente por arterias estrechas. Así, si un joven con 120/80 con arterias sanas es suficiente presión para bombear la sangre necesaria; a los 80 años, digamos, una presión de 120/80 seguramente no bombea suficiente sangre por lo que, si encontramos 150 o 160 sobre 90 o 95, no debemos alarmarnos ni alarmar, porque esa presión puede considerarse como normal. No obstante lo anterior, lo que sucede es que a esas personas se les endilga el diagnóstico de «enfermo» de la presión alta, se prescriben uno o varios medicamentos «para toda la vida» y la mayoría de esos octogenarios presentan datos de intoxicación con diversos síntomas: mareos, somnolencia, debilidad general, dolores de cabeza, confusión mental intermitente, dificultad para caminar y hasta caídas peligrosas con fracturas ya de cadera o de cráneo… y muertes con presión arterial baja, por exceso de medicamentos, muertes que los familiares creen que fue por la presión alta, porque así les dicen los médicos tratantes. Lo comento porque lo veo.                 

(Continuará)

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

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