ISSSTE: estábamos mejor cuando estábamos peor

Aunque en un principio funcionó de manera exitosa, el Hospital General de Alta Especialidad y clínicas en Coahuila se hunden en deficiencias; al paso del tiempo, su deterioro material y pérdida de calidad en el servicio son cada vez más notorios

Como se sabe, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) tiene, entre otras funciones, la de atender las cuestiones de salud de un segmento importante de la población, como son los burócratas al servicio del Gobierno federal y, bajo convenio, también a los estatales y municipales; a la mayor parte de los trabajadores del sector educativo del país, y a una amplia gama de instituciones de carácter autónomo y organismos descentralizados.

En Coahuila, dicho instituto alcanzó un aceptable desempeño, sobre todo a partir de la inauguración del Hospital General de Alta Especialidad del ISSSTE en Saltillo, en noviembre del 2012. Funcionó de manera exitosa y eficiente durante los primeros tres o cuatro años. Sin embargo, al paso del tiempo, comenzó a mostrar un alto deterioro en sus servicios y una notoria degradación en la atención, situación que no ha cambiado en los tres años de presidencia de Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación, pues la problemática persiste.

En los aspectos administrativos, las cosas han ido de mal en peor; nada funciona de manera organizada. El punto de partida fue la decisión de Luis Antonio Ramírez Pineda, exdirector general del ISSSTE, ahora sustituido por Pedro Mario Zenteno Santaella, de no tener delegados en el país y suprimir la cadena de mandos medios.

Optó por designar subdelegados para cada área de la institución. Los cargos los asumieron trabajadores cercanos al cargo, pero más como castigo que como un ascenso. Así se creó una subdelegación administrativa, una médica, una dirección del hospital en Saltillo, otra del hospital de Torreón. Así, la comunicación y coordinación entre las áreas se pierde y propicia corruptelas.

«El “clan familiar” implementó una red de corrupción —desaparición de medicamentos e insumos, tráfico de plazas laborales y contratación indebida de personal de confianza—».

Otro problema es la nómina monstruosa de personal administrativo que aumenta con los recomendados de Morena, tanto en las oficinas centrales del ISSSTE, ubicadas en la calle Victoria, de Saltillo, como en hospitales y clínicas de la entidad.

La situación se agravó por varios hechos: la diputada plurinominal de Morena, doctora Miroslava Sánchez Galván, fue nombrada presidenta de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados Federal, cuya legislatura concluyó en agosto pasado; sin embargo, ese influyente puesto le permitió, con el apoyo de su hermana Hortensia Sánchez Galván —secretaria de Arte y Cultura y miembro de la Comisión de Elecciones del Comité Ejecutivo Nacional de Morena— imponer al menos una docena de amigos y familiares afines a su grupo político en puestos clave del ISSSTE en las principales ciudades del estado, como Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras. Entre ellos se encuentra su operadora principal, la contadora Alma Rosa Sánchez Rico —prima de Miroslava—, administradora del ISSSTE en Saltillo —recientemente destituida—. Hilda Luna Castillo, directora del Hospital de Especialidades de esta ciudad —destituida—; Diana Margarita Morales Adame —nuera de Alma Rosa—, administradora de Farmacias, y el señor Francisco Cortés Gómez, exdirector administrativo de la clínica del ISSSTE en Piedras Negras y actual diputado local impuesto por las hermanas Sánchez Galván —al igual que las otras tres diputadas plurinominales de Morena— en el Congreso de Coahuila; personaje que se hizo célebre a nivel nacional al ser vacunado contra la COVID-19, por influyentismo, sin cubrir con los requisitos del Consejo Nacional de Salud, lo que propició que el director de ese hospital, Óscar Eduardo Hernández, fuera destituido.

«El desabasto de medicamentos persiste, sólo dan recetas de medicamentos por 30 días a pesar de los actuales riesgos de contagio y, sobre todo, si se trata de adultos mayores, a ir acompañados de otra persona, ya que los tiempos de espera en farmacia promedian tres o cuatro horas».

Cabe mencionar que este «clan familiar» implementó una red de corrupción —desaparición de medicamentos e insumos, tráfico de plazas laborales y contratación indebida de personal de confianza—, la cual ha sido desarticulada en parte gracias a una denuncia interna presentada en la Secretaría del Bienestar, que obligó a la destitución de algunos funcionarios.

Sin embargo, el desabasto de medicamentos persiste, sólo dan recetas de medicinas por 30 días a pesar de los actuales riesgos de contagio y, sobre todo, si se trata de adultos mayores, a ir acompañados de otra persona, ya que los tiempos de espera en farmacia promedian tres o cuatro horas.

Además, según información del periódico Vanguardia, se detectaron graves actos de corrupción entre el SNTE y el Fovissste, donde profesores de la Sección 5, sin estar enfermos, obtenían incapacidad total y permanente con la complicidad de médicos.

La clínica del ISSSTE en Saltillo, ubicada en la calle Murguía, no escapa a este desorden administrativo. Dos casos: doctores del turno matutino que abandonan sus áreas de trabajo a las 11:15 A.M., «porque ya no tienen pacientes». Además, no hay un responsable formal en esa clínica, sólo existe un encargado, el doctor Soberón, médico jubilado que ha sido recontratado por honorarios para esa función.

Las deficiencias crecen sobre todo en el Hospital de Especialidades de Saltillo, y van desde el «teléfono descompuesto» donde sólo contesta una grabación que no manda a ningún lado, sanitarios insufribles y/o descompuestos, estacionamiento público confiscado —solo pueden acceder influyentes, dializados y supuestos proveedores, aunque sólo se llene en un 50%—.

Aspectos médicos y clínicos

En este punto llegamos a una cuestión alarmante, ya que, en la actual administración, el ISSSTE se ha convertido en su mayor parte en una institución deshumanizada y falta de ética, incumpliendo su responsabilidad social.

La mayoría del personal, tanto administrativo como médico, está en contra del Gobierno de AMLO, a pesar de que están sobreprotegidos por el Sindicato. Lo curioso es que lo pregonan a los cuatro vientos y con su actitud y trato a los derechohabientes logran que la mayoría de los pacientes queden convencidos de que las cosas van de mal en peor.

El pésimo servicio —aquí otra vez nos centrarnos en el Hospital de Especialidades de Saltillo— y la corrupción se manifiestan en cuestiones tan básicas como que el área de Oftalmología se encuentra literalmente desmantelada por las siguientes causas:

Aunque hay cuatro oculistas, sólo asisten tres, y no se realiza ningún tipo de cirugía, ni siquiera de cataratas, ya que el equipo oftalmológico utilizado en el quirófano se encuentra descompuesto desde hace más de dos años.

El personal del área no tiene intención de que se remedie esta situación, ya que trabajan doble plaza en otros hospitales privados. Baste señalar que en el Hospital empiezan las consultas del turno matutino a las 12 del mediodía, para terminar a las dos o tres de la tarde.

El caso extremo es el de la doctora Yoatcíhuatl Martínez Menchaca, nuera de Alfonso Cepeda Salas, líder nacional del SNTE, quien lleva más de dos años con permisos e incapacidades, sin trabajar. Sin embargo, se le puede localizar en la clínica Don Bosco de la Ciudad de Saltillo.

Por otro lado, el área de Traumatología es otra con grandes deficiencias, con médicos totalmente deshumanizados y, como la mayoría de los pacientes son de la tercera edad, se los «quitan de encima», devolviéndolos con cualquier pretexto a Medicina Familiar.

Otro caso de corrupción es el de un traumatólogo de nombre, Edel Colín, quien, a pesar de laborar en el turno vespertino en el ISSSTE, trabaja también por las tardes en la clínica La Concepción. Sólo consulta a lo mucho de una a tres de la tarde y sale corriendo a atender a su clientela privada.

Lo más grave es que esta conducta es conocida por todos sus colegas y por todas las autoridades, mismas que no actúan, argumentando que el Sindicato lo protege. Por cierto, esta práctica de tener doble y hasta triple plaza es generalizada y ejercida por la mayoría del personal médico del hospital del ISSSTE con la complacencia de las propias autoridades.

Otra deficiencia fundamental en el área de Traumatología es que no hay prótesis suficientes para implantes desde hace tres años. Para los cirujanos, entre menos cirugías mucho mejor.

En el área de Neurología laboraba el doctor Marco Candia, que trabajaba simultáneamente en tres instituciones, por lo que siempre llegaba dos horas tarde a su turno vespertino en el ISSSTE. El propio doctor Candia fue uno de los primeros enfermos de COVID en Saltillo el año pasado, y al poco tiempo de su recuperación fue despedido. Lo anterior, y con la falta de médicos especialistas y de equipo actualizado se hace de esta un área inoperante.

El área de Rayos X también genera preocupación. El aparato principal de rayos x estuvo descompuesto cuando menos seis meses —enero a junio del 2021—, aunque algunos dicen que es por falta de un médico radiólogo que interprete los resultados. En ocasiones entregan radiografías prácticamente inservibles.

También se cancelaron los estudios de apnea del sueño, por lo que mucho menos se facilita el equipo correspondiente para el tratamiento de este síndrome; los pacientes se mandan al ISSSTE de Monterrey, donde les indican que se tiene que comprar el aparato —cuesta 20 mil pesos—.

Enlistar fallas y deficiencias parece no tener fin. Aunque siempre se piden los teléfonos de los pacientes, nunca se les llama o notifica de algún imprevisto, dándose el caso de usuarios que vienen desde municipios alejados, y al llegar les dicen que su doctor está de vacaciones o que el aparato requerido está descompuesto. Asimismo, el personal de enfermería brilla por su ausencia en la sección de consultorios, además casi no hay asistentes médicos y, en consecuencia, no hay quién dé ningún tipo de informes.

Acciones Propuestas

A pesar de haberse acotado en buena medida la red de corrupción implantada en el ISSSTE por las hermanas Sánchez Galván, quedan demasiados vicios y corruptelas que hay que extirpar, aunque sea de manera gradual.

Las acciones planteadas implican una reingeniería administrativa que conlleve a una revisión del catálogo de puestos y funciones de todo el personal, tanto médico como administrativo.

Para ello, es imprescindible, además de reconocer la gravedad de la problemática existente, designar a un equipo de trabajo encabezado por un interventor —se le puede llamar de cualquier forma— con las facultades suficientes, y sin compromisos creados, a fin de que implemente las transformaciones estructurales que requiere esta institución.

También se debe acordar y negociar con el Sindicato, a fin de eliminar la práctica que permite al personal médico trabajar en dos y hasta tres instituciones de salud —incluso con incompatibilidad de horario—, así como suprimir el tráfico de influencias y de plazas laborales. En consecuencia, eliminar drásticamente la duplicidad de horarios en un mismo turno y catalogar esta práctica como lo que es: un tema de corrupción que debe ser sancionado.

Realizar las inversiones requeridas a fin de que el Hospital de Alta Especialidad del ISSSTE en Saltillo cuente con los insumos, materiales y equipos necesarios para que funcione cabalmente como un hospital de tercer nivel.

Sin embargo, siendo realistas, esta propuesta seguramente caerá en el vacío, ya que las perspectivas para este año 2022 son francamente desalentadoras, con base en que en el tema presupuestal el Gobierno federal se excede en recortes, dado que a la oficina del ISSSTE en la entidad se le recortará un 97% de los recursos. De 126 millones 400 mil pesos aprobados para 2021, la cifra cayó a sólo 4 millones de pesos para el 2022, destinados a la remodelación de las clínicas del Instituto en toda la entidad.

Se deben tomar las medidas indispensables para acabar con el desabasto crónico de medicamentos, así como mejorar el servicio de farmacias. Para ello, será preciso, entre otras acciones, valorar el efecto pernicioso de los allegados de la doctora Sánchez Galván en las deficiencias que presenta esta área.

Asimismo, eliminar a su mínima expresión el nepotismo y el influyentismo que han convertido al ISSSTE Coahuila en una rémora y un estigma para el Gobierno federal, que pretende lograr una Cuarta Transformación, pero que sigue sin convencer a la mayoría de los coahuilenses que requieren de este servicio.

De igual modo, se requiere una reestructura en el Departamento Jurídico del ISSSTE en Coahuila, de tal manera que deje de ser tapadera de las irregularidades e incluso ilegalidades prevalecientes y, sobre todo, que aplique cabalmente la normativa y reglamentación que se supone ya existe en esa Institución.

Por lo anterior, implementar estas medidas urgentes y necesarias para superar esta problemática implican, sobre todo, decisión y voluntad política, conductas que tienen que asumir los actuales funcionarios del ISSSTE, encabezados por el doctor Pedro Zenteno, quien tendrá que asumir el compromiso de eliminar la corrupción y la impunidad, si quiere en verdad que haya una transformación en la institución en beneficio de los derechohabientes y sus familiares. E4

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