Jiménez: los primeros 100 días en la encrucijada del 2 de junio

El gobernador mantiene una relación comedida con López Obrador, distinta a la de Riquelme, quien prefirió confrontarse con el líder de la 4T. Los primeros tres meses de la administración transcurren sin sobresaltos y con las riendas del poder en las manos de quien deben estar

De Flores Tapia y Martínez Domínguez a Manolo y Samuel

Todos los caminos llevan a Claudia y se alejan de Xóchitl

El 1 de marzo empezaron las campañas presidenciales y el 9 se cumplen los 100 días iniciales de la gestión de Manolo Jiménez. El resultado de las elecciones incidirá en el futuro del estado. Si las preferencias por Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición Morena-PT-Verde, se consolidan, el gobernador de Coahuila deberá negociar la mayor parte de su Gobierno con la primera presidenta del país, de un partido opuesto al suyo. La coyuntura ofrece riesgos y oportunidades. Los primeros vendrán si se mantiene en la ruta de la confrontación seguida por Humberto Moreira con Felipe Calderón, y por Miguel Riquelme con Andrés Manuel López Obrador. Las oportunidades se abrirán si se sientan las bases de una colaboración efectiva y sin dobleces con el Gobierno federal.

Sheinbaum dará continuidad al proyecto político, económico y social iniciado por AMLO; y en temas sensibles como el combate a la pobreza, la corrupción y la inseguridad, lo profundizará. Antes de ser candidata, la exjefa de Gobierno de Ciudad de México realizó dos giras por Coahuila. El 11 de octubre dialogó con simpatizantes de La Laguna; y el 5 de enero, con seguidores de la región sureste. En Matamoros apeló a la unidad del movimiento obradorista tras la derrota de Morena en las elecciones para gobernador de 2023, resultado del enfrentamiento entre Armando Guadiana y Ricardo Mejía, quien se postuló por el PT.

«Es tiempo (de) que Coahuila suba a la ola de la transformación y se una a la alternancia», arengó en Ramos Arizpe. Destacó el cambio logrado por la 4T y apuntó hacia el sistema de privilegios desmontado a escala federal, mas no en los estados. «El Gobierno dejó de servir a los intereses de unos cuantos y hoy sirve al pueblo de México, esa es la diferencia», subrayó. La operación territorial de Sheinbaum descansa en los 23 gobernadores de Morena, siete de los cuales son mujeres. La estructura la refuerzan secretarios de Estado, senadores, diputados federales y alcaldes.

El pragmatismo de Jiménez le permitiría tender puentes con Sheinbaum incluso más fácilmente que con la aspirante de la coalición PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez, a quien, según parece, las encuestas de Palacio de Gobierno tampoco le conceden mayores posibilidades de triunfo. El priista no se ha confrontado por ahora con el presidente López Obrador, al contrario, en sus giras por Coahuila le ha ofrecido colaboración. Retirar el amparo contra los libros de texto gratuitos, promovido por la administración de Riquelme, es una señal. La gobernadora panista de Chihuahua, Maru Campos, también detuvo la distribución con fines electoralistas. AMLO acusó a Riquelme de bloquear el reparto para llamar la atención en busca de otro cargo.

Los 100 primeros días de la administración 2023-2029 ofrecen algunos vislumbres de la psicología del nuevo responsable político del estado. Jiménez ha impuesto su propio estilo y políticamente se ha deslindado de sus predecesores. La agenda, las directrices y la política de comunicación, en líneas generales, no difieren tanto. En el lapso comprendido entre el 1 de diciembre y el 9 de marzo se emprendieron obras y acciones de mediano alcance con énfasis en la seguridad. La megadeuda imposibilita la realización de proyectos de mayor calado. El equipo del ejecutivo, formado en su mayoría por jóvenes, solo ha dado destellos. Los pocos perfiles experimentados, como el secretario de Gobierno, Óscar Pimentel, tampoco sobresalen. La estrategia de las últimas administraciones evita que los funcionarios de mayor rango adquieran protagonismo. El gobernador de turno puede organizar así el tablero sucesorio y prepara a su delfín.

Gobernadores treintañeros

Salvo el escándalo que provocó el aparente divorcio PRI-PAN —por la publicación del acuerdo subrepticio entre las cúpulas nacionales de la Alianza Ciudadana por un Coahuila Seguro para las elecciones de gobernador del año pasado— y las manifestaciones por el nombramiento del rector de la Universidad Autónoma de Coahuila, Octavio Pimentel, los 100 primeros días de Gobierno de Manolo Jiménez han transcurrido sin sobresaltos mayores. El dominio del PRI en el estado y la línea de sucesión seguida desde 2011 permitió a los gobernadores expandir el control político y atraer a sectores como el empresarial, cuya influencia ha crecido a costa de otros.

Uno de los mayores desafíos de Jiménez consiste en demostrar que no todos los treintañeros que han llegado al poder están condenados al fracaso y a la mediocridad. La generación de gobernadores ponderada por el presidente Enrique Peña Nieto como «el nuevo rostro» del PRI devino en fiasco y resultó altamente venal. Cuatro de ellos permanecen entre rejas acusados de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos, peculado, asociación delictuosa y operaciones con recursos de procedencia ilícita: Javier Duarte (Veracruz), Roberto Borge (Quintana Roo), César Duarte (Chihuahua) y Roberto Sandoval (Nayarit). El coahuilense Humberto Moreira estuvo preso en España, a principios de 2016, por sospechas de lavado de dinero, pero al cabo de una semana regresó a México.

A diferencia de sus predecesores inmediatos, Jiménez proviene de una familia de empresarios y políticos. Esa circunstancia facilitó su ascenso y ahora, como gobernador, le permite congeniar con los grupos de poder y establecer relaciones de cooperación con las élites de Saltillo y La Laguna. El protagonismo del sector privado aumentó desde que se convirtió en legitimador de elecciones y de Gobiernos cuestionados. Jiménez empieza a soltar lastre del pasado y a ejercer el mando sin injerencias que pongan su autoridad en entredicho.

La falta de una oposición real y de liderazgos sólidos también son propicios para la administración. En los comicios para gobernador del año pasado, Morena alcanzó apenas 287 mil 660 votos, casi medio millón por debajo de la alianza PRI-PAN-PRD. El escenario podría cambiar el 2 de junio, pues la elección presidencial incide siempre en las de alcaldes, senadores y diputados. En los cuatro últimos procesos, el PRI perdió los escaños senatoriales de mayoría relativa; tres con el PAN y uno con Morena. Si la historia se repite, el exgobernador Miguel Riquelme obtendría el asiento de primera minoría que ahora ostenta la lagunera Verónica Martínez y antes ocuparon Alejandro Gutiérrez, Jesús María Ramón y Braulio Manuel Fernández.

La supuesta ruptura PAN-PRI podría afectar al partido del gobernador en las elecciones de alcaldes más competidas y beneficiar a Morena, sobre todo si hay voto en cascada para la coalición que postula a Claudia Sheinbaum. El nombre de López Obrador no estará en las boletas, pero sí su figura. La votación del PAN se desplomó el año pasado por aliarse con el PRI y no presentar un perfil propio para la gubernatura, pero Xóchitl Gálvez podría favorecer a sus candidatos a presidentes municipales. Máxime si Acción Nacional sale del letargo, se reconcilia con sus votantes y revive la rivalidad con el PRI en el estado. El primer paso en ese sentido lo dio el líder nacional panista Marko Cortés al acusar a Jiménez de incumplir el pacto político electoral de 2023 que concedía al PAN, además de notarías y diputaciones, la alcaldía de Torreón.

El poder no se comparte

Las elecciones se legitiman con votos y los Gobiernos, durante su ejercicio. Bajo esa premisa, el gobernador Manolo Jiménez puede aprovechar el capital político derivado de las urnas para depurar y modernizar la administración, responder los reclamos de justicia ignorados y marcar un nuevo rumbo. En caso contrario, pasará, como sus predecesores recientes, sin pena ni gloria. La situación financiera del estado, lastrada por la megadeuda, impide desarrollar proyectos de infraestructura a tono con las crecientes demandas de la industria global (carreteras, aeropuertos, conectividad…) y de la sociedad (movilidad, abastecimiento de agua, servicios sanitarios…). La migración es de competencia federal, pero presiona a los estados; más a los del norte.

La pérdida de legitimidad la ejemplifican Humberto y Rubén Moreira. El primero ganó las elecciones con un margen holgado de 19 puntos, pero el escándalo de la deuda, contratada ilegalmente, eclipsó su obra y lo condenó al ostracismo. El segundo alcanzó una mayor votación, pero su Gobierno se caracterizó por el abuso de autoridad, la persecución política y el déficit de inversión. Miguel Riquelme representa el caso contrario: asumió el poder deslegitimado y entre acusaciones de fraude electoral. Sin embargo, como gobernador revirtió el rechazo y rescató al PRI de las cenizas con una política basada en la apertura y la reconciliación.

Jiménez venció con una votación equiparable a la conseguida por el PRI en 2011 y muy superior a la de 2017, pero en circunstancias dispares. No recibió un estado dividido ni un Gobierno tambaleante y desprestigiado a causa de los escándalos de corrupción y de otra índole, sino estable y con niveles de aprobación aceptables. Con esas ventajas pudo iniciar su administración sin agobios y reconfigurar el poder. El PRI, el Congreso y el gabinete llevan su sello. El caso más notable es el de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde el grupo del exrector José María Fraustro Siller, alcalde de Saltillo, ha perdido influencia.

Como parte de los movimientos para tomar todos los hilos del poder, Jiménez inclinó la balanza para que Miguel Riquelme fuera el candidato del PRI a senador y no Rubén Moreira. El forcejeo pudo haber inducido al conflicto entre el líder del PAN, Marko Cortés, y el gobernador. La nominación de Moreira suponía fortalecer a un grupo decadente cuyo último reducto es el asiento ocupado por Álvaro Moreira en el Congreso. Riquelme, en apariencia, no representa ningún peligro. Aun así, la posición de Rubén Moreira, como número dos en la cúpula priista, le permitió asegurarse tres años más en la Cámara de Diputados.

El PRI oficializó, el 24 de febrero, la nómina de candidatos a alcaldes, senadores y diputados federales. En la elección local participará en alianza con el PRD y UDC; y en la federal, con el PAN. El partido del gobernador preside actualmente 25 municipios, Morena ocho, Acción Nacional dos, y el Partido Verde, uno. Coahuila tendrá un diputado más en la próxima legislatura, para sumar ocho. La nueva demarcación, con cabecera en Ramos Arizpe, comprende las secciones de Arteaga, General Cepeda, Matamoros, Torreón y Viesca (antes del distrito seis).

Es la primera prueba electoral para Jiménez, cabeza del único estado donde el PRI todavía es la primera fuerza política, en un país dominado por Morena. El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una aprobación del 73.2% en Coahuila; y el gobernador, del 67.2% de acuerdo con la encuesta de enero de Demoscopia Digital/La Jornada. El problema de AMLO y de Morena radica en que no tienen perfiles, cuadros ni estructura para capitalizar esa ventaja, como se reflejó en las elecciones del año pasado. E4


De Flores Tapia y Martínez Domínguez a Manolo y Samuel

Coahuila y Nuevo León registraron su mayor despegue en los Gobiernos de los últimos dinosaurios del PRI, sin endeudar a sus estados

Nuevo León, entidad que se jacta ir siempre a la vanguardia, registra más alternancias que ninguna otra del país: ha sido regentado por el PRI, el PAN, el primer gobernador independiente y ahora por Movimiento Ciudadano. Después de Alfonso Martínez Domínguez y Jorge Treviño, el estado entró en barrena. Los últimos sexenios han sido marcados por escándalos de corrupción, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, frivolidad, nepotismo y la manifiesta incompetencia de José Natividad González Parás, Rodrigo Medina, Jaime Rodríguez y Samuel García. La aventura presidencial del Bronco fracasó en redondo; y la de García fue interrumpida por los diputados del PRI y el PAN.

Coahuila no tuvo mejor suerte con Humberto y Rubén Moreira, cuyo Gobierno hundió al estado en la peor crisis económica, de seguridad —hasta 2013— e institucional. La sucesión anómala entre hermanos se convirtió a la postre en normalidad. En los estados han surgido dinastías predadoras y nefastas apoyadas por el PRI, el PAN y ahora también por Morena. Los Salgado y los Monreal son sinónimo de cacicazgo y mal Gobierno en Guerrero y Zacatecas. A diferencia de Nuevo León, donde la primera alternancia data de 1997, en Coahuila el PRI está por completar 95 años en el poder.

Los últimos dinosaurios del PRI que dejaron huella, en Coahuila y Nuevo León, fueron Óscar Flores Tapia y Martínez Domínguez. Hombres de carácter y colmillo retorcido, su obra transformó las capitales y la industria se expandió. El regiomontano terminó su sexenio, meta que no pudo cruzar como jefe del Departamento del Distrito Federal. Pues el presidente Luis Echeverría lo destituyó tras la matanza del Jueves de Corpus cuando aún no cumplía un año en el cargo. Martínez culparía más tarde a Echeverría de El Halconazo. Flores Tapia renunció tres meses antes de concluir su gestión por discrepancias con el presidente José López Portillo.

Flores Tapia viajó a la capital para reunirse con el secretario de Gobernación, Enrique Olivares Santana, cuando su suerte ya estaba echada. Al salir del edificio se topó con un grupo de gobernadores (entonces todos del PRI), pero fingieron no verlo. Solo uno tuvo el valor de saludarlo: Alfonso Martínez Domínguez, quien ya había pasado por el mismo trance. Ambos fueron reivindicados por la historia, en gran medida por su legado y por la obra realizada. No en tiempos de bonanza, ni con deuda, sino de crisis financiera.

Los gobernadores actuales de Nuevo León y Coahuila son jóvenes y sus carreras políticas, breves. Samuel García resultó elegido a los 34 años, después de haber sido diputado local y senador. Manolo Jiménez contaba 39 cuando ganó las elecciones. Previamente ocupó un escaño en el Congreso estatal, la alcaldía de Saltillo y la Secretaría de Desarrollo Social. Uno milita en Movimiento Ciudadano y el otro en el PRI. Los estados que gobiernan son el primero y el sexto más endeudados del país (con 99 mil y 38 mil millones de pesos), herencia de las administraciones de Rodrigo Medina, que casi la triplicó, y del moreirato, que la elevó 19 mil 270 por ciento. Nuevo León ejercerá este año 140 mmdp de presupuesto; y Coahuila, 68 mmdp.

García encabeza un Gobierno dividido. El PRI y el PAN dominan el Congreso con un sesgo eminentemente partidista, cuya tarea es bloquear al Ejecutivo, quien tampoco se ha distinguido por su sensatez. Jiménez, en cambio, tiene el control de la legislatura, del Tribunal de Justicia y de toda la estructura de poder, incluida la Universidad Autónoma de Coahuila. La distancia entre los dinosaurios y los cachorros aún es enorme. E4


Todos los caminos llevan a Claudia y se alejan de Xóchitl

El PRI de Coahuila ya no solo será el «mejor de México», sino el único. Jalisco y Veracruz se dan desde ahora por perdidos

Coahuila no es una isla, y menos la de la fantasía, nombre de la saga estadounidense transmitida por la cadena ABC entre 1978 y 1984. La serie la protagonizó el mexicano Ricardo Montalbán. Su tándem era el pequeño actor francés Hervé Villechaize (Tattoo). El señor Roarke (Montalbán) satisfacía en la isla todo tipo de ensoñación mediante el pago de 50 mil dólares y la firma de un acuerdo de confidencialidad. De los dos estados que aún gobierna el PRI, Coahuila es el más importante. Sin embargo, no está rodeado de agua, sino de territorios donde ondean las banderas de Morena, Movimiento Ciudadano y el PAN.

En las votaciones de 2023, el PRI de Coahuila demostró ser el mejor de la república. Ese año el partido rehén de Alejandro Moreno perdió la joya de la corona: Estado de México. Los vientos de la alternancia han soplado por todo el país, excepto por Coahuila. El PRI gobierna desde 1929 y dentro de cinco años cumplirá un siglo en el poder. La única vez que el dinosaurio estuvo en peligro fue en 2017, cuando el panista Guillermo Anaya quedó a menos de tres puntos de Miguel Riquelme, quien quizá retrocedió en el tiempo y viajó a la Isla de la Fantasía para recurrir a la magia del señor Roarke y salvar la elección.

El PRI difícilmente ganará este año alguno de los dos estados donde sus candidatos encabezan la alianza con el PAN y el PRD. En Jalisco Pablo Lemus, de Movimiento Ciudadano (MC), lleva la delantera con el 50% de la intención de voto, seguido por Claudia Delgadillo (Morena) con el 42%. Laura Haro, impuesta por Alejandro Moreno, alcanza apenas el 8%. La candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, tiene el 69% de las preferencias en el mismo estado; Xóchitl Gálvez, de la coalición PAN-PRI-PRD, el 28%; y Jorge Álvarez Maynes, de MC, el 8% (Reforma, 06.02.24).

En Veracruz José Francisco Yunes (PRI) buscará suceder a Cuitláhuac García (Morena) quien lo superó por más de un millón de votos en las elecciones de 2018. Yunes se enfrenta ahora a la exsecretaria de Energía, Rocío Nahle, de la coalición Morena-PT-Verde-Fuerza por México, cuya ventaja es de 29 puntos (61/32%) de acuerdo con Polls.mx. Hipólito Deschamsp, de Movimento Ciudadano, aparece con el 6%. Jalisco y Veracruz son el tercero y el cuatro estados más poblados del país.

Así como pintan las cosas, el PRI de Coahuila ya no será «el mejor de México», sino el único. La escena coloca al gobernador Manolo Jiménez en una situación comprometida. Su homólogo y correligionario de Durango, Esteban Villegas, también recibió las finanzas en crisis; en su caso, por los excesos de su predecesor. El panista José Rosas Aispuro enfrenta cargos por el desvío de recursos y supuestos delitos de corrupción. Villegas ha entendido que lo mejor para Durango y para él es cerrar filas con la 4T.

Villegas aprovechó la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Durango, el 24 de enero pasado, para declararlo «el gran transformador de México». Previamente abucheado, el gobernador pagó «amor con amor». «En Durango sí valoramos sus apoyos, y (…) construimos juntos un futuro inolvidable. (…) Cómo me hubiera gustado (…) conocerlo antes para luchar junto con usted desde hace muchos años. Usted será un referente en la historia del país y en Durango; como en México, será recordado por todo lo que ha hecho».

Jiménez está en una encrucijada. Tal vez sea hora de buscar un mayor acercamiento con el caudillo, sin llegar a tanto como su vecino. Pero, sobre todo, con su sucesora. Claudia Sheinbaum cerró enero con una preferencia efectiva del 65% contra el 32% de Xóchitl Gálvez (Enkoll-El País, 29.01.24). Oraculus reportó el 20 de febrero la misma intención por la candidata de Morena-PT-Verde y una baja de tres puntos en el caso de la abanderada del PAN-PRI-PRD (29%). E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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