Juegos de poder

El escándalo por el reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, difundido con profusión por Carlos Loret de Mola y celebrado por el conservadurismo, abolla el teflón del presidente López Obrador, pero no lo destruye. Roberto Madrazo, exlíder del PRI, detrás de Latinus

G Entre Ryszard Kapuscinski y El vendedor de silencio

La globalización de medios y la verdad sofocada

La casa de Houston y los padrinos del portal Latinus

La controversia de sectores de la prensa y del poder económico con el Gobierno tiene como trasfondo político la lucha por el poder —faltan más de dos años para la sucesión—, asentó el presidente Andrés Manuel López Obrador en Tijuana, el 17 de febrero. En la mañanera de ese día, el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, informó sobre el avance de las investigaciones para esclarecer el asesinato de los periodistas Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, ocurridos en enero pasado en la misma ciudad donde en 1988 Héctor «el Gato» Félix, cofundador del semanario Zeta, fue acribillado por denunciar la corrupción, el tráfico de drogas y el abuso de los poderosos. Jesús Blancornelas, director de la revista, acusó a Carlos Hank Rhon, hijo del exgobernador de Estado de México, Carlos Hank González, de haber ordenado el crimen. Seis años después, también en Tijuana, el candidato del PRI a la presidencia, Luis Donando Colosio, murió abatido por un supuesto asesino solitario.

El presidente manifestó su compromiso con la libertad de expresión y el periodismo, pero diferenció a la prensa de a pie, que expone su vida y es mal remunerada, de la que sirve a los grupos de poder para atacar a la Cuarta Transformación. Citó el caso de Carlos Loret de Mola, cuyos ingresos —dijo— rebasan los 35 millones de pesos anuales. Latinus, una de las fuentes de financiamiento de Loret, «está vinculado con las (10) empresas que (…) le vendían al Gobierno 100 mil millones de pesos en medicamentos al año. De ahí viene también el enojo», acusó. El sitio de periodismo digital Sinembargo.mx publicó al respecto, el 29 de marzo de 2021:

«Detrás de Latinus (…) que tiene como estrellas al periodista Carlos Loret de Mola y al actor Víctor Trujillo, hay un amasijo de políticos y empresarios que incluye a la exsubsecretaria (de Relaciones Exteriores) Patricia Olamendi; a su hijo, Miguel Alonso, y al (entonces) secretario privado del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, Marco Antonio Estrada Castilleja. Pero el poder lo tienen Federico Madrazo Rojas y Alexis Nickin Gaxiola, hijo y yerno de Roberto Madrazo Pintado, el rival político del presidente Andrés Manuel López Obrador desde Tabasco».

Latinus ha hecho pinza con Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) donde anida otro sector antagónico de AMLO. El fundador de la ONG, Claudio X. González Guajardo, junto con un grupo de escritores (Enrique Krauze, Aguilar Camín y Jorge Castañeda) es el promotor de la coalición «Va por México» (PRI-PAN-PRD) que el año pasado le disputó a Morena el control de la Cámara de Diputados y de 11 estados. El intento fracasó, pues el partido de López Obrador conservó la mayoría absoluta en el Congreso y ganó las gubernaturas. MCCI recibe financiamiento de entidades estadounidenses como MacArthur Foundation, USAID, Ford Foundation, National Endowment for Democracy y la Confederación Suiza.

La USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) se creó en el primer año de Gobierno de John F. Kennedy y depende del Departamento de Estado, hoy a cargo de Anthony J. Blinken. En la mañanera del 7 de mayo de 2021, previo a la reunión virtual con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, López Obrador denunció que el financiamiento a MCCI representa «un acto de intervencionismo que viola nuestra soberanía». Acusó a González de «golpista» y definió conceptualmente el término: «(…) no necesariamente tiene que ver con el uso de las armas o del Ejército. El golpismo es un movimiento que se va gestando y que puede consumarlo el Ejército, o militares, pero las condiciones para llevar a cabo el golpe se van creando con el apoyo de Gobiernos extranjeros (y) de medios de comunicación».

El mentís de Schilling

La victoria abrumadora de AMLO en las elecciones de 2018 provocó, desde su toma de posesión, una respuesta furibunda de la ultraderecha. AMLO obtuvo 30 millones de votos. Los otros tres candidatos, juntos, captaron 27 millones, equivalentes al 59.19 y al 43.8% de la votación válida sin descontar los votos nulos (1.5 millones). El debate ideológico en el mundo ha resurgido por el fracaso del capitalismo neoliberal, incapaz de zanjar la desigualdad social y reducir la pobreza. Un documento del Observatorio de Políticas Globales, publicado en 2018, advierte: «La Agenda 2030 cita las “enormes disparidades de oportunidades, riqueza y poder” como uno de los “inmensos desafíos” para el desarrollo sostenible. Reconoce que “el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible… solo será posible si se comparte la riqueza y se combate la desigualdad de los ingresos».

López Obrador afronta a la oligarquía y a los medios de comunicación bajo su órbita, basado en la legitimidad de las urnas. Pese al fracaso del Gobierno en seguridad, salud y economía, los índices de popularidad del presidente se mantienen por encima del 60%. Morena se afianza como primera fuerza electoral y tiene la mayor intención de voto en los estados. Un cable diplomático del Gobierno de Estados Unidos, despachado al principio de su administración, explicaba entonces el fenómeno: «(AMLO) se beneficia de tener partidos de oposición divididos, relaciones públicas magistrales y el toque (de hombre común). (Su imagen) gana brillo al recortar presupuestos gubernamentales y al visitar partes del país que durante mucho tiempo han estado abandonadas» (Reforma, 06.04.21).

«El teflón sobre AMLO» se mantuvo en su primer año de Gobierno, dice la nota firmada por el entonces embajador Christopher Landau. La “capa protectora” [término utilizado por la administración del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, para entender el escaso o nulo efecto de las críticas y los errores en algunos jefes de Estado (Jorge Buendía, El Universal, 04.12.18)] se mantuvo en el segundo y el tercer año de la gestión amlista, no obstante la violencia, la pandemia de COVID-19, la falta de crecimiento económico y la confrontación del presidente con el conservadurismo y otros sectores.

Empero, lo que otras crisis no lograron lo consiguió el escándalo de la casa alquilada en Houston por el hijo mayor de AMLO, José Ramón López Beltrán, y su esposa Carolyn Adams, entre agosto de 2019 y julio de 2020: abollar el teflón presidencial. El reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, difundido con bombo y platillo por Carlos Loret de Mola en el portal Latinus, apuntaba hacia un conflicto de interés. La residencia pertenece a un exejecutivo de la empresa Baker Hughes Co., a la cual Pemex le ha asignado contratos por más de 151 millones de dólares. El dueño de la vivienda, Keith Schilling, aclaró la situación en un correo electrónico dirigido a la agencia de noticias Bloomberg. Schilling trabajó en Baker Hughes entre 2016 y 2019 y cuando se mudó a Canadá decidió rentar su casa de Houston. «No tenía ninguna relación previa, conexión personal o familiaridad con el arrendatario o la familia del arrendatario de ninguna forma o manera alguna. En cualquiera de mis roles en Baker Hughes, no tenía responsabilidad por ninguna actividad comercial o contrato en o relacionado con México», asegura (Reforma, 05.02.22). La información la corroboró el despacho de auditores R. McConnell Group el 21 de febrero.

El presidente López Obrador reaccionó contra MCCI, Latinus y los medios que los secundaron. «Es Claudio X. González, porque (…) eran los dueños o se sentían los dueños de México con periodistas deshonestos (…) y mercenarios, capaces de inventar cualquier situación, como Loret de Mola (…). Siempre (…) he salido de la calumnia ileso. Por eso es muy importante la honestidad. No se puede enfrentar a una mafia de poder sin autoridad moral. La honestidad es el escudo que protege», declaró en la rueda de prensa del 9 de febrero, coincidente con el 105 aniversario de la Marcha de la Lealtad. El teflón se abolló, pero aún no se rompe.

Como anillo al dedo

The New York Times (TNYT) y The Washington Post (TWP) se han sumado a las protestas por el asesinato de periodistas en México. La cobertura del Times y la Dama Gris sobre el escándalo Watergate, iniciado con el allanamiento a la sede del Partido Demócrata, forzó la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974. Los sexenios más violentos contra el gremio han sido los de Felipe Calderón y Peña Nieto, con 48 y 47 muertes. En poco más de tres años, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya acumula 30. De acuerdo con el Observatorio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre periodistas asesinados, la tasa de impunidad ronda el 90% (El Economista, 17.01.22).

El Gobierno no minimiza ni oculta la magnitud del fenómeno, dice Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración. Imposible hacerlo. La escalada de violencia contra periodistas tiene un agravante: la animosidad del presidente López Obrador hacia los medios de comunicación adversos y los críticos de la Cuarta Transformación. AMLO recortó el gasto en imagen, suprimió privilegios y canceló contratos a figuras mediáticas que facturaban millonadas a las administraciones precedentes y hoy son sus principales detractores. Lo acusan de autoritario.

A los adversarios de AMLO les cayó como anillo al dedo el escándalo de la casa que el matrimonio de José Ramón López Beltrán y Carolyn Adams rentaron en Houston. Mexicanos Primero Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), el portal Latinus y otros sectores de la prensa, en particular Reforma, presentaron el caso como el típico conflicto de interés y lo aprovecharon para minar la credibilidad presidencial, la cual se basa en la austeridad y el combate a la corrupción. La respuesta del presidente, en medio de una ola de asesinatos de periodistas (cuatro en enero), echó más leña al fuego. En varias ciudades del país e incluso en la mañanera del 16 de febrero, el gremio protestó por la violencia y demandó garantizar la libertad de expresión. La campaña digital «Todos somos Loret» dividió opiniones por lo controvertido del personaje.

López Obrador no dio su brazo a torcer. En su Gobierno, dijo, «nadie ha sido ni será censurado: ni Loret de Mola, ni López Dóriga, ni Ciro (Gómez Leyva), ni Carmen Aristegui, (…) ni los del pasquín conservador de la mafia del poder que es el Reforma. (…) he hablado de los dueños, de Alejandro Junco, pero no de la familia (…). Pero ellos se meten con todo, no hay limitaciones (…). Antes los medios de comunicación tenían un poder omnímodo, me refiero a las empresas, a los de arriba (…) a nosotros, en la oposición, nos dieron hasta que se cansaron y aguantamos calumnia tras calumnia, de todo tipo (…)».

En un editorial del 15 de febrero, donde se refiere al asesinato de periodistas y a los ataques a Loret, The Washington Post recuerda el compromiso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de «proteger y promover medios de comunicación libres, independientes y diversos en todo el mundo». Por tanto, le pide condenar la situación en México, pues, de lo contrario, «los regímenes deshonestos y los delincuentes seguirán actuando como si tuvieran vía libre para silenciar las voces independientes».

AMLO replicó a TWP, propiedad, desde 2013, de Jeff Bezos —fundador de Amazon cuya fortuna por más de 100 mil millones de dólares lo convierte en el segundo hombre más rico del mundo después de Elon Musk (Tesla)—: «¿Qué no sabe el Washington Post cómo funciona la mafia del poder en México, qué no sabe cómo imperaba la corrupción, cómo un grupo se sentía el dueño de México, cómo fueron los causantes de la desigualdad, de la pobreza, de que se desatara la violencia en el país?, ¿no lo sabe…?». E4


Entre Ryszard Kapuscinski y El vendedor de silencio

El Premio Príncipe de Asturias preguntaba si los medios dicen más de lo que callan. Enrique Serna ofrece algunas respuestas en su novela sobre Denegri

El periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski (1932-2007) plantea en Los cínicos no sirven para este oficio una verdad incontrovertible y acuciante: «Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante». En la introducción de una entrevista con el autor de La guerra del fútbol, El Shá y Encuentro con el otro (realizada en 2000, pero publicada hasta el año de su muerte), el periodista chileno Juan Pablo Toro, entonces director de El Mercurio de Valparaíso, menciona la polémica sobre la supuesta falta de rigor de Kapuscinski en sus crónicas. Sin embargo, «Quienes valoran sus relatos (…) no lo hacen por la exactitud de la reconstrucción de una historia en particular, sino por el talento para presentarla con la verosimilitud que permite ir al fondo de la misma».

«Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante».
«Sería muy interesante que alguien investigara en qué medida los sistemas de comunicación de masas trabajan al servicio de la información y hasta qué punto al servicio del silencio. ¿Qué abunda más, lo que se dice o lo que se calla?».

Ryszard Kapuscinski

Con respecto al influjo de las tecnologías sobre los aspectos humanos en el periodismo, Kapuscinski expone la tesis de la información manejada como negocio. «(…) un gran peligro que corre nuestra profesión, nuestro mundo periodístico, es que la discusión sobre periodismo (su contenido, su sentido y su misión) está desde hace algún tiempo dominada por gente que no es periodista, sino por técnicos y hombres del mundo financiero. Ellos tratan la información como una mercancía; no les interesa mucho lo que es objeto del periodismo, la búsqueda de la verdad».

«Por el contrario, lo que les interesa es que la información sea atractiva para ser vendida fácilmente. Y ese cambio de criterio nos lleva hacia un camino muy peligroso, porque se pierde lo que fue siempre la preocupación de los periodistas (al menos de los periodistas serios y responsables). Por ejemplo, tenemos el caso de la ética en el periodismo, de la que ya no se habla. Ahora se piensa en cómo podemos mandar más rápido las noticias, cómo conseguir una transmisión. Pero no nos preguntamos qué noticia enviamos. Estos fenómenos son muy inquietantes. Es muy peligroso que en la discusión dominen los aspectos puramente técnicos y no se hable de los éticos».

«A mí me llamaba la atención que hubiera existido un personaje que estaba tan intoxicado de poder y al mismo tiempo fuera tan vulnerable como Denegri».

Enrique Serna, autor de El vendedor de silencio

Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2003 debido a «su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente a presiones de todo tipo, que han tratado de tergiversar su mensaje», el Kapuscinski provocador sugirió en otra entrevista: «Sería muy interesante que alguien investigara en qué medida los sistemas de comunicación de masas trabajan al servicio de la información y hasta qué punto al servicio del silencio. ¿Qué abunda más, lo que se dice o lo que se calla?».

El escritor Enrique Serna brinda una respuesta desde la perspectiva mexicana en El vendedor de silencio (Alfaguara, 2019) por el cual ganó el Premio Xavier Villaurrutia. La novela trata sobre la vida del periodista Carlos (Excélsior), cuya complicidad con el poder e influencia política le permitió, además de obtener grandes ingresos, cometer atropellos hasta que su última mujer le pegó un tiro y lo mató. Julio Scherer, a la postre director de Excélsior y fundador de Proceso, reconoció el talento de quien fue referido por la Associated Press como «uno de los diez reporteros más influyentes del mundo». Sin embargo, el juicio de Scherer sobre Denegri es implacable: «el mejor y el más vil de los reporteros».

Serna expresó su asombro por el protagonista de su novela en una entrevista: «A mí me llamaba la atención que hubiera existido un personaje que estaba tan intoxicado de poder y al mismo tiempo fuera tan vulnerable como Denegri». En una charla con la Comunidad de Círculo de Lectura de Monterrey, celebrada el 11 de mayo de 2021, a propósito de El vendedor de silencio, Serna reflexiona: «Es un hombre muy inteligente, capaz, pero al mismo tiempo contrasta con sus conflictos. Carlos Denegri estaba muy olvidado. Él pertenece a la cultura de la corrupción de la época de oro del PRI, donde había una aceptación enorme de la corrupción». En el periodismo siempre existirán Denegris, pero difícilmente le igualarán en dominio de idiomas, cultura, ingenio y relaciones dentro y fuera del país. El final de Denegri confirma la máxima de Kapuscinski según la cual «(…) Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias». E4


La globalización de medios y la verdad sofocada

Debate sobre el papel de los monopolios mediáticos y los grupos de poder que los controlan. Su influencia económica, política e ideológica es enorme

Controlar el 70% de los medios de comunicación en el mundo le permite al gran capital imponer sus intereses económicos y políticos e incluso desestabilizar a cualquier Gobierno. Las soberanías nacionales, la democracia y la verdad son accesorios. Reporteros Sin Fronteras (RSF) denuncia en la investigación Medios de comunicación. Los oligarcas se van de compras: «El periodismo y la libertad de informar se enfrentan a un muro invisible: el del dinero y los conflictos de interés». La situación «plantea nuevos retos para la independencia de la prensa» y desafíos para la democracia, apunta. En paralelo con el informe, publicado en 2016, RSF lanzó la campaña Cómo los oligarcas matan la libertad de información.

«¿Quién controla al poder mediático? Es el único en nuestras sociedades que no tiene contrapoder. Luego, no es democrático. (…) «los medios de comunicación, en nombre de la libertad de expresión, no aceptan ningún tipo de crítica».

Medios, poder y contrapoder. De la concentración monopólica a la democratización de la información

«Se trata de un fenómeno mundial: la tendencia a concentrar en un grupo de medios de comunicación (televisiones, radios, diarios, sitios web), junto con otras empresas de diversos sectores: bancarios, telefónico, inmobiliario, de la construcción, etc., con gran frecuencia, para fortuna de Estados como China, que adoptaron el capitalismo para asfixiar mejor a la democracia», advierte la ONG con sede en París, Francia. En 1983, medio centenar de compañías controlaban el 90% de los medios a escala global; para 2011, el número ya había bajado a seis. Los gigantes multinacionales de las telecomunicaciones son Comcast, The Walt Disney, News Corporation, Time Warner, Viacom y CBS, todos con sede en Estados Unidos. El poder de los «Big 6», como se les conoce, es abrumador: representan mil 500 periódicos, mil 100 revistas, 2 mil 400 editoriales, 9 mil radios y mil 500 canales de televisión.

Pero «más allá de la exactitud de estos datos, podemos decir que este es el poder mediático en el mundo hoy, lo que se traduce en un colosal poder económico, pero también político y, especialmente, ideológico. (…) lo importante reside en el hecho del casi absoluto control que hoy ejercen un puñado de grandes grupos mediáticos, el cual (…) tiene su correlato además de en el ámbito económico, en otras esferas como la política y social de los diferentes países», dice Jesús González Pazos en Medios de comunicación, ¿al servicio de quién?, publicado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

El libro abre con esta reflexión de Denis de Moraes, Ignacio Ramonet y Pascual Serrano, autores de Medios, poder y contrapoder. De la concentración monopólica a la democratización de la información: «Pero, ¿quién controla al poder mediático? Es el único en nuestras sociedades que no tiene contrapoder. Luego, no es democrático». Los autores no objetan el ejercicio periodístico, pero ponen de relieve que «los medios de comunicación, en nombre de la libertad de expresión, no aceptan ningún tipo de crítica».

Enseguida cuestionan: «¿No la aceptan en nombre de la libertad de expresión o no la aceptan en nombre de la libertad de empresa? Ese es el problema, porque ¿qué es lo que defienden? En general son empresas mediáticas que evidentemente no aceptan la crítica; si alguien critica la institución mediática, se ve inmediatamente excluido del juego democrático». El presidente Andrés Manuel López Obrador abrió desde un principio el debate sobre el papel de las corporaciones mediáticas y los grupos de poder que los controlan e impugna el cambio de régimen. Ese debe ser el núcleo de la discusión. Loret de Mola, el nuevo «adalid» de la libertad de expresión, no pasa de la pura anécdota. E4


La casa de Houston y los padrinos del portal Latinus

Auditoría de McConnell Group descarta conflicto de interés. Socios del portal reciben contratos millonarios de Gobiernos estatales: SinEmbargo y Proceso

En su disputa con el periodista Carlos Loret de Mola, conductor estrella del portal Latinus, el presidente Andrés Manuel López estiró la liga hasta donde quiso. El mensaje para sus detractores salta a los ojos: «Con la familia no se metan». El supuesto conflicto de interés por la casa que José Ramón López Beltrán y su esposa Carolyn Adams rentaron en Houston, Texas, entre 2019 y 2020, lo desmintió Bob Pérez, vicepresidente de Baker Hughes para México y América Latina, el 22 de febrero, a raíz de la polémica por el reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) titulado «Así vive en Houston el hijo mayor de AMLO», difundido por Latinus y otros medios de comunicación.

El escándalo se quiso equiparar con el de la casa blanca del presidente Enrique Peña Nieto, adquirida por su entonces esposa, Angélica Rivera, en siete millones de dólares a un contratista del Gobierno federal (Grupo Higa). Pérez informó el resultado de las auditorías (interna y externa) en una rueda de prensa en la sede de Pemex: «(R. McConnell Group) Concluyó ayer su investigación de los contratos que tenemos con Pemex y podemos decir que no se encontró ningún conflicto de interés, nada irregular, totalmente de acuerdo con las leyes mexicanas». Keith L. Schilling, dueño de la residencia, «fue líder de ventas para Estados Unidos y luego presidente de nuestro grupo en Canadá. No tuvo actividad alguna con nuestros negocios en México, ni contacto con nuestros clientes en México». El arrendamiento de la casa, cuya renta fue de 5 mil 700 dólares mensuales, ocurrió después de que Schilling concluyó su relación laboral con Baker Hughes, dijo Pérez.

En el ínterin, la revista Proceso publicó un reportaje sobre los negocios de la red informática donde Carlos Loret hace mancuerna con el comediante Brozo (Víctor Trujillo): «Latinus —el portal que difundió la investigación sobre la vivienda que alquiló en Houston José Ramón López Beltrán— tiene entre sus financistas a Federico Madrazo Rojas y a Alexis Nickin Gaxiola, hijo y yerno de un viejo rival de López Obrador: Roberto Madrazo Pintado. Operan mediante las razones sociales Digital Beacon Programatic Services y BCG Limited Consulting. (…) los negocios se extienden a otras 13 empresas que han obtenido millonarios contratos con Gobiernos estatales en giros tan diversos como la seguridad privada, los bienes inmuebles, el reclutamiento de personal, los servicios financieros y, de manera destacada, los suministros al sector salud».

El reportaje de Arturo Rodríguez (Proceso, 2364) señala que entre las empresas controladas por Madrazo y Gaxiola, «Samedic y Hova Healt, obtuvieron contratos millonarios en los Gobiernos de Michoacán, Estado de México, Puebla e Hidalgo». La relación del hijo y el yerno de Roberto Madrazo (exlíder del PRI que enfrentó a López Obrador en las elecciones presidenciales de 2006) con Latinus la desveló en marzo de 2021 el periodista Álvaro Delgado en el portal informativo SinEmbargo, apunta Rodríguez. Marco Antonio Estrada Castilleja, quien se desempeñó como secretario particular del gobernador michoacano Silvano Aureoles (PRD), es el tercer accionista de Latinus. La gestión de Aureoles es investigada por irregularidades en el manejo de 5 mil millones de pesos, denunciadas por su sucesor Alfredo Ramírez Bedolla (Morena). Latinus iba por lana y volvió trasquilado. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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