La trilogía de principios que constituyen los fines de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) son la docencia, la investigación y la difusión de la cultura, que conforman su razón de ser, y por tanto justifican su existencia.
Para consolidar tales principios, los 20 rectores que han tenido la responsabilidad de dirigir sus destinos en estos casi ya 67 años de haber sido creada a iniciativa del gobernador del estado, Román Cepeda Flores, mediante decreto número 198, de fecha 13 de marzo de 1957.
Emitido por el XL Congreso Constitucional del Estado y publicado en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado nº 26, fechado el 30 de marzo de ese mismo año; han orientado su rumbo y consolidado el trabajo universitario en consolidar dichos principios, bajo los lineamientos que hace ya 45 años fijó Óscar Villegas Rico al asumir el cargo de rector el 25 de mayo de 1978, al sostener como imperativo de nuestra máxima casa de estudios el ineludible compromiso de cumplir con sus fines «porque cuando una institución se olvida de sus principios fundamentales, comienza a vivir el drama de su propio suicidio».
Dentro de esos tres principios fundamentales del quehacer de la universidad, aparte de fijar la responsabilidad de la docencia y la investigación, dicho rector en respuesta a la exigencia de difundir la cultura, en 1979, es decir al año siguiente del inicio de su primer período rectoral, se dio a la tarea de publicar entre los fines de difusión de la cultura, la Biblioteca de la Universidad que en este 2024 cumple 40 años de haber sido creada, y que al ser todo un referente cultural, bien pudiera definirse como un antes y después del cumplimiento de los fines de la UAdeC en ese aspecto.
Dicha tarea editorial fue consecuencia de todo un proyecto bien planeado que hizo posible que iniciara en 1979 con el volumen Nº 1 Historia del Estado de Coahuila, de Pablo M. Cuellar Valdés, y concluyera en 1984 con el volumen Nº 27 Apuntes para la historia antigua de Coahuila y Texas, de Esteban L. Portillo; labor editorial que el propio rector, al tomar posesión de su cargo, definió de esta manera:
«La universidad como lo establece nuestra Declaración de Principios, tiene un compromiso con el pueblo, al que, por derecho, le corresponde ser destinatario de su obra. La universidad debe mantener una permanente y fructífera interacción con la sociedad para la generación y comunicación de valores. La sociedad espera de nosotros que seamos un verdadero centro de difusión cultural; pero no podemos difundir lo que no tenemos; de ahí esto que implique primero un trabajo básico de culturización».
Bajo esa premisa, dicho rector puso manos a la obra y con tal compromiso, creó la Biblioteca de la Universidad Autónoma de Coahuila, integrada por 27 volúmenes de renombrados autores y estudiosos de la historia, geografía, filosofía, poesía y educación del Estado de Coahuila cuya obra en algunos casos estaban en el olvido.
Así, dicha biblioteca en donde se incluyen educadores como José García Rodríguez y Federico Berrueto Ramón; historiadores de la talla de Vito Alessio Robles, Florencio Barrera Fuentes, Ildefonso Villarello Vélez, Esteban L. Portillo, Óscar Flores Tapia, Pablo M. Cuellar Valdés y Eduardo Guerra; poetas y escritores de la prosapia de Rafael Del Río Rodríguez, Felipe Sánchez De la Fuente e Hildebrando Siller Farías; estudiosos de la ciencia del derecho como Antonio Berchelmann Arizpe y el recién fallecido Sergio García Ramírez; filósofos como Agustín Basave y Fernández del Valle; sociólogos de la altura académica de Federico Elizondo Saucedo; fundadores de instituciones como lo fue Salvador González Lobo, primer rector de la UAdeC, y el rescate de una joya jurídica sin igual como lo es el Prontuario de leyes y decretos del Estado de Coahuila, de Cosme Garza García, útil para entender y conocer el legado jurídico a finales del siglo XIX y principios del XX, propician que dicho legado bibliográfico no debe de faltar en toda buena biblioteca que se precie de serlo.
En la perspectiva de los 40 años que se celebran en este 2024 de haber sido editado el último de sus 27 volúmenes, es justo reconocer que el entonces rector de nuestra universidad, Óscar Villegas Rico, marcó la pauta para que 18 años después, concretamente en el 2002, bajo el período rectoral de Jesús Ochoa Galindo la UAdeC volviera a la senda de editar obras de contenido cultural y literario, al publicar la colección Siglo XX Escritores coahuilenses, integrado por 24 volúmenes; y que al hacerlo, cumplió en ese aspecto con los fines de la universidad, en donde para justificar su existencia —como él mismo lo dijera años después de concluir su cargo— «se opongan victoriosamente los valores superiores del espíritu, a las dimensiones gigantescas de la materia».