La derecha se destapa

Llegada la penúltima década del siglo XX el mundo presenció la caída del comunismo y el triunfo mundial sin parangón del capitalismo, la derecha encarnada en el capitalismo se impuso sobre la izquierda hasta entonces personificada en la social democracia y en el comunismo.

En México, durante el proceso electoral presidencial de 2006, el choque entre los partidos de derecha e izquierda confirmó que los conceptos aún eran muy vigentes para nuestra realidad. Las elecciones en otras naciones del mundo han mostrado que esos conceptos tienen vigencia en la actualidad como lo fueron desde hace décadas. Negar esta distinción suele ser un afán de los que ostentan los privilegios y ventajas del status quo, la derecha defiende nociones y juicios asociados más a la intolerancia, el conservadurismo, la desigualdad, entre otros. En cambio, la izquierda pugna por la igualdad, la fraternidad, el progreso, la tolerancia, ambos conceptos se identifican como ideologías, o sea conceptos éticos que definen objetivos, la organización, las acciones y los límites en la vida política y hasta ofrecen una interpretación del pasado, una explicación del presente y una visión del futuro.

En México con el apoyo del partido conservador español Vox y otros partidos de ultraderecha de Europa y América, la mexicana Alice Galván López constituyó aquí la fundación y ahora partido político Patria Unida, cuyo objetivo es formar opinión y líderes que enfrenten la ideología de Morena e impidan que mantenga el poder en 2024, con la meta, expresó Galván, de unir a la población contra la «izquierda extrema», que en las últimas décadas ha impuesto «ideas de odio» que «están destruyendo nuestra civilización». Afirma que ellos son apartidistas y solo buscan incidir en la sociedad civil organizada, aunque su finalidad es impulsar su ideología de extrema derecha —que en España incluye políticas racistas y xenófobas—, así como combatir a los Gobiernos de izquierda de Latinoamérica porque con estos Gobiernos, nuestras libertades están en peligro, afirma Galván.

A partir de la marcha del 13 de noviembre en la que la derecha mexicana marchó masivamente con el eslogan «El IFE no se toca», los grupos derechistas han sido presentados masivamente en los medios de comunicación, la mayoría ha reprochado al Partido Acción Nacional ser una «derecha cobarde». La Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) se reunió por dos días en México con nombres de personajes conocidos como el estadounidense Steve Bannon, el chileno José Antonio Kast, el argentino Javier Milei, el español Santiago Abascal o el hijo de Bolsonaro, Eduardo, y Lech Waleza, lo que era definitivamente una rara avis en este encuentro, con cuyos participantes apenas coincide en el anticomunismo, el fervor religioso y otros numerosos activistas católicos, antiabortistas, contrarios al feminismo o los derechos LGTB y anticomunistas.

En la conferencia se esperaba con ansias las palabras de Steve Bannon, asesor de Donald Trump, quien se comunicó por videoconferencia centrándose en una de las obsesiones de los republicanos estadounidenses, que sienten que les han robado las elecciones, aunque no aportan pruebas de ello. Bannon, el gran líder ideológico del ultraconservadurismo, ha alertado de los riesgos del voto electrónico, algo que «buscan México y Brasil», según él «para robar las elecciones, para robar la soberanía». Y ha dicho que «no se darán por vencidos», que seguirán investigando y pidiendo cuentas al «régimen ilegítimo» de Biden.

Eduardo Verástegui, presidente del Centro de Atención Psicológica, Arte y Consultoría A.C. (CAPAC México) expresó: «No nos quedaremos de brazos cruzados». Ha acusado fuertemente a la derecha clásica, del PRIAN de ser «lobos disfrazados de cordero», una «derechita cobarde». A su parecer, la verdadera derecha está «huérfana». CAPAC ha defendido los valores cristianos, la familia y la vida desde la concepción a la muerte, con lo que ha recabado buenos aplausos. «Queremos construir un movimiento conservador en todo el hemisferio, con líderes bien preparados. Con la ayuda de Dios comenzamos nuestra labor» y ha anunciado sorpresas. Caen máscaras lo cual es muy conveniente.

Marchas, marchas

Las marchas y los plantones han sido parte importante de mi vida, con el fraude electoral de 2006 en la presidencia de la República cientos de coahuilenses alquilamos autobuses para participar en la protesta de resultados y el fraude electoral. En las marchas al Zócalo de la CDMX las que se organizaron por parte del obradorismo, íbamos en viejos e incómodos camiones pagados por cada uno, en algún trayecto el vehículo se descompuso y pasamos horas esperando auxilio, llegábamos a los hoteles más baratos del centro y comíamos en los puestos ambulantes de la calle. No éramos acarreados sino ciudadanos convencidos de que el obradorismo era el mejor proyecto para México y había sido derrotado con fraude.

El día de la marcha en 2006 era impresionante ver las multitudes que marchábamos desde el Monumento a la Revolución hasta el Zócalo, las calles repletas de marchantes, la protesta en parte era una fiesta, Eugenia León y otros cantantes animaban el ambiente, nos sentábamos en el suelo a esperar los discursos y por la noche, el regreso para llegar al trabajo.

Estuve en los plantones de la Coalición de Trabajadores de la Educación y en todas sus marchas, además de escribir sobre ellas hasta la última protesta en mayo de 2021 en la que el señor Riquelme, que hoy profiere el dislate de que «ahora estamos mejor que hace 5 años», desalojó a los trabajadores que protestaban en la Plaza de Armas reclamando su derecho a la salud, y cerró la plaza, espacio público por antonomasia. Además, los sacó con la violencia de la fuerza pública de la casa del pueblo, el Congreso del estado, y hasta pretendió aprehender al menos a dos líderes de las protestas, no lo hizo porque las presiones de los trabajadores de la educación lo impidieron. Este ha sido el tercer moreirato con un Gobierno represor de las manifestaciones públicas, que son un derecho, y reprimirlas un delito, según la ley, lo bueno es que ya falta menos para mandarlo a casa y que él esté ahí mejor.

Pero la marcha de AMLO del domingo 27 de noviembre en la CDMX fue espectacular, impresionante, más de un millón de manifestantes; de Coahuila, según algunos reportes 72 camiones con alrededor con 3,000 personas arribaron al Zócalo capitalino, la oposición de la derecha difundió que todos los asistentes eran acarreados, acarrear a un millón 200 mil personas se antoja casi imposible por decir lo menos; en el desfile rezaban las mantas, «Fuera los dinosaurios», oyeron Moreiras, incluyendo al actual.

Marchar es importante, es hacer visibles los reclamos, es cultivar la esperanza de que se pueden alcanzar derechos, es parte de la democracia, es una forma de participación. Con las consignas y los carteles se llega a los medios de comunicación, a los que son sensibles a las quejas de los colectivos que muchas veces son causadas por cuestiones vitales, básicas, como la salud, las desigualdades, el autoritarismo, la corrupción y el funcionamiento de los servicios públicos que han concitado una gran energía en contra del orden establecido.

Ahora estamos peor que hace 5 años, una muestra es que la corrupción carcome el presupuesto público —ese por el que lloriquea el góber todos los días— según publicó el diario El País: «las cuentas públicas de 2021 publicadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) tienen un enorme foco rojo: en el Estado de Coahuila (…) Entidad que se ha vuelto un hoyo negro en el gasto público revisado del año pasado. De acuerdo a las 17 auditorías que se le ejecutaron, el Estado no fue capaz de aclarar el destino de 1,900 millones de pesos, alrededor del 20% del total de dinero gastado con irregularidades en todo México. El grueso de ese monto no justificado corresponde al servicio de Salud y a la Universidad Autónoma de Coahuila, que provocaron “un daño a la hacienda pública” multimillonario, según la ASF» (03.11.22). En el mismo diario (28.10.22) se había reportado, por la misma ASF, que el Estado que registró los montos más altos sin aclarar es Coahuila, que en 17 controles que se le realizaron reportó irregularidades por 1,999 millones de pesos.

Además, este Gobierno dejará una deuda pública mayor por 38 mil 82 millones de pesos, esto es al cierre del primer semestre del 2022. Además, su pago al servicio de la deuda pública y de inversión supera los 3 mil 603 millones de pesos anuales (Vanguardia, 03.10.22). ¿Mejor que hace 5 años? Mejor que se vaya pronto, los niveles de deuda de Coahuila superan el 5% de sus ingresos de libre disposición, según el diagnóstico de la Cámara de Diputados.

Licenciada en sociología por la UANE, Saltillo. Ha cursado estudios de Maestría en sociología, con especialidad en ciencia política, UNAM. Posee varios diplomados, entre los que destacan Análisis Político, en la UIA; El debate nacional, en UANL; Formación de educadores para la democracia, en el IFE; Psicología de género y procuración de justicia. Colabora en Espacio 4, Vanguardia y en otros medios de comunicación.

Deja un comentario