La dimensión de un gigante

Recién terminada la gestión de Miguel Ángel Riquelme Solís como gobernador del estado, sólo el tiempo será quién lo ubique en el lugar que le corresponde, y no en el apresurado altar de la excelencia y elogios, dónde sus beneficiados con su gestión lo colocan.

Sobre sus pretendidos logros entre los que destacan según sus panegiristas, como lo son el impulso a la inversión industrial y generación de empleos, y sobre todo su política y estrategia en materia de seguridad para blindar a Coahuila del crimen organizado, hay un lado obscuro que no se puede ocultar: la represión injustificada que su Gobierno llevo a cabo contra el movimiento magisterial, represión que dio inicio el 26 de septiembre del 2018 con su desalojo del Congreso del Estado, y culminó después de haberlo recibido en su despacho el 28 de julio del 2018 tras haber permanecido 136 días en su exterior, de la explanada de la Plaza de Armas en la madrugada del 24 de septiembre del 2021; acción represiva que vulneró en perjuicio de la ciudadanía uno de sus derechos humanos más fundamentales con haber restringido mediante el uso de la fuerza pública el disfrute de dicho espacio.

Pero eso no es todo. Hay otro lado obscuro de su gestión gubernamental que por desgracia no se advierte y menos aún se señala públicamente, pues no se trata de una obra cuya inauguración haya merecido el corte de listón, o la puesta en marcha de una empresa trasnacional, cuya producción sea consecuencia de la mano de obra barata, y que ponga en riesgo además, la sobreexplotación de los mantos acuíferos que ya es todo un riesgo para el desarrollo ordenado y futuro de los principales centros poblacionales del estado.

Ese lado obscuro que ha pasado inadvertido desde hace 13 años para las diferentes autoridades gubernamentales que han presidido la vida política del estado está relacionado con el descuido e indiferencia en especial de la gestión gubernamental de Riquelme Solís, quien pese a ya no tener el impedimento que existió en 13 años, incurrió también en la indiferencia de sus antecesores, de no dar cumplimiento a lo ordenado en el decreto número 334, de fecha de 26 de octubre de 2010, publicado en el periódico Oficial número 99 Primera Sección del 10 de diciembre del referido año, por el que el Congreso del Estado, dispuso la inhumación de los restos del profesor José Santos Valdés García de León, en la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos, con sede en el Panteón de Santiago de esta ciudad.

En efecto, a iniciativa del entonces gobernador constitucional del estado, profesor Humberto Moreira Valdés, la LVIII Legislatura del Estado, en el artículo primero del decreto que se menciona, dispuso:

«Artículo Primero. —Se autoriza la inhumación en la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos del Panteón de Santiago de esta ciudad, de los restos del profesor José Santos Valdés García de León con todos los honores dignos de su persona, como un homenaje al ilustre pedagogo, filósofo, periodista y poeta en reconocimiento a su destacada labor en beneficio de la educación de nuestro estado».

Así, desde 2010, los sucesores del profesor Humberto Moreira Valdés, como lo fueron el interino Jorge Torres López, Rubén Moreira Valdés y Miguel Ángel Riquelme Solís, esgrimieron siempre como pretexto para no dar cumplimiento al ordenado en el decreto en mención la carencia de espacio físico en dicha rotonda que permitiera albergar los restos de dicho educador coahuilense, egresado de la Escuela Normal del Estado en 1926 y de gran trayectoria educativa en las 26 escuelas normales rurales del país existentes hasta 1969, quien vio la luz primera el 1 de noviembre de 1905 en Rancho Camargo, municipio de Matamoros de esta entidad federativa.

Sin embargo, un acontecimiento fortuito vino a dar un giro de 180 grados a la postura negativa que fue siempre el pretexto para no dar cumplimiento al decreto en mención. El viernes 3 de marzo de 2023, con motivo de los festejos del centenario de la fundación de la entonces Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, los restos de su fundador fueron exhumados de la rotonda de los Coahuilenses Distinguidos en dónde se encontraban, para ser trasladados e inhumados en el «patio de honor» de la hoy Universidad Agraria que lleva su nombre; quedando así vacante el espacio de la tumba número 20, que desde el 27 de enero de 1954, por acuerdo del Ejecutivo del estado de fecha del 21 de ese mismo mes y año, ocupó tal insigne filántropo.

Con tal hecho, quedó en manos del todavía gobernador Riquelme Solís cumplir con el compromiso histórico de llevar a cabo la inhumación de los restos del profesor José Santos Valdés García de León al mencionado lugar, petición que tanto sus familiares sobrevivientes, como los cientos de exalumnos de dicho educador coahuilense esparcidos en todo el país reclamaban como justo; misma que pese a verse reiterado de manera fundada y respetuosa en innumerables ocasiones, la oscura burocracia incrustada en el «palacio rosa», sede del Poder Ejecutivo del estado, mostraron una vez más oídos sordos, depositándola en el cesto de la basura.

En este contexto, es de lamentar que el respeto a la memoria de los hombres qué por su vida y legado, como en este caso lo fue la del maestro José Santos Valdés, pese a ser un ejemplo para las actuales y nuevas generaciones de maestros y un orgullo para Coahuila, no tuvo ni haya tenido el apoyo de la gestión gubernativa que recién acaba de terminar, y por ende, el reconocimiento para recibir el homenaje merecido.

Es de lamentar también, que con tal indiferencia gubernamental que ha persistido durante 13 largos años, la vida y ejemplo del educador nativo de Rancho Camargo, municipio de Matamoros, siga siendo objeto de desdén y olvido; y que ante tal actitud de injusticia, los cientos de seguidores de su obra pedagógica hayan decidido iniciar las gestiones, para que ante la ingratitud de los Gobiernos del estado donde vio la luz primera, sea la Rotonda de los Hombres Ilustres con sede en la Ciudad de México donde descansen los restos del ameritado maestro José Santos Valdés, cuya más grande paradoja es ser todo un orgullo en otros estados de la república, menos en el estado de Coahuila que lo vio nacer.

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