Avanzar y encaminarse hacia la revocación de mandato ha implicado marchar por un camino sinuoso, pese a ser un mandato constitucional se ha topado con toda una serie de resistencias por parte de las instituciones que la ley prescribe como responsables de su implementación, en primer término se señala al Consejo General del Instituto Nacional Electoral, al mismo INE y al Tribunal Electoral —Ley Federal de Revocación de Mandato—, aunque las autoridades del INE, sobre todo su presidente han buscado bloquear la revocación de mandato por todos los medios a su alcance.
La ley federal establece que se instalarán 170 mil casillas que fue el número de la última elección federal, no obstante, amparándose en la falta de recursos públicos el Consejo General del INE informó que solamente colocaría 57 mil casillas, lo cual se tomó como una forma de obstaculización del proceso de revocación cuyo propósito es propiciar el avance de la democracia, un tema que fue solicitado por los ciudadanos mediante millones de firmas, lo cual le da legitimidad a esa ley y fue ofrecido en sus campañas por el candidato a la presidencia de la Republica Andrés Manuel López Obrador.
Si se toma en cuenta que el INE dispone de un presupuesto que se considera oneroso y que permite algunos derroches y lujos de los consejeros generales de ese instituto, la decisión del consejo se tomó más bien como una jugada política estridente del consejero presidente Lorenzo Córdova y el consejero Ciro Murayama, ante el silencio complaciente del resto de consejeros para que la consulta no se realice.
El INE y su consejo general se presentan como una institución que ya no responde a los actuales tiempos políticos que exigen un nuevo tipo de democracia participativa, no tiene presente que está subordinado a los derechos del electorado porque sus acciones en el tema parecen tener el objetivo de descarrilar y restarle importancia a la consulta por la revocación de mandato, de hecho Luis Carlos Ugalde, exconsejero del IFE invitó a los ciudadanos a no participar en la consulta, diciendo que para salir de la debacle en la que nos encontramos en caso de que se ganara la destitución del presidente, llegaría al cargo otro miembro de Morena.
Dice la oposición derechista que la revocación no sirve, la ven inútil, sin tomar en cuenta que no sólo es para el mandato del actual presidente de la nación, sino para todos los puestos de elección popular que pudieran resultar perjudiciales o nocivos para la ciudadanía, como lo fueron los hermanos muerte para Coahuila.
La derecha, el conservadurismo político pretenden presentar la revocación de mandato que se realizará el 10 de abril como una forma inútil de dilapidar millones de pesos o una campaña publicitaria, capricho del presidente y no un evento constitucional mandatado por la ciudadanía.
La garantía de transparencia del antiguo IFE para asegurar que el voto se contara y contara fue cumplida pero ahora está enfrente el emprender un nuevo camino y de que el INE esté a la altura de implementar y activar la consulta, la cual los ciudadanos tendremos que defender y difundir, convocar a contribuir a fin de que los derechos a la democracia participativa se pongan en práctica el próximo 10 de abril.
Si gana en la revocación de mandato el refrendo al presidente López Obrador la derecha se quedará sin legitimidad, con mayor debilidad de la que ahora tiene a la hora del veredicto de las urnas en las elecciones inmediatas y en las presidenciales.
Trabajar por el cambio en las masculinidades violentas
En Coahuila, la violencia en contra de las mujeres ya no es noticia, es un lugar común, el año pasado, Coahuila alcanzó el nada honroso lugar de ser el décimo estado en el que el número de mujeres maltratadas aumentó con respecto al año 2020, el incremento fue de un 200%. A mí me producen rabia estos hechos, ¿habrá que resignarnos, nos merecemos el maltrato, los golpes y la discriminación crecientes?
Sí los agresores son los hombres el problema está en ellos y en ese caso hay que reeducarlos, buscar las causas de su violencia al parecer innata, lo cual es más que complejo, pero no imposible; desde hace siglos las mujeres hemos creado movimientos feministas a fin de buscar nuevos marcos de interpretación de la realidad que investigan estas formas de acción y reacción que afectan las relaciones entre hombres y mujeres.
En Torreón, el DIF anunció recientemente que, a través de los Centros CAIF, por medio de grupos de autoayuda con fines reeducativos se ofrece a la población masculina que presenta conductas violentas, identificar los patrones de violencia vividos y evitarlos desarrollando cambios en sus habilidades, promoviendo la cultura de paz y autocuidado, una magnífica iniciativa que se afirma se reproduce en 23 municipios, aunque no se menciona en cuáles, la meta es colaborar a la integración familiar.
La masculinidad hegemónica es una construcción cultural e histórica que determina los roles y estereotipos tradicionales de género que han sido fundamentales para que los hombres se relacionen de una determinada forma con las mujeres y con otros hombres, sería la forma aceptada de ser un varón adulto en una sociedad concreta, ese modelo ya no responde a los cambios que la sociedad actual requiere ya que en muchos casos deriva en conductas autodestructivas y violentas, así como en la imposibilidad de expresar las emociones sin que ello les genere críticas o burlas y culpas. Es preciso aclarar que las masculinidades, como los feminismos, no son «naturales», son varias, diversas y cambiantes, de ahí su complejidad al abordarlas ya que dependen de variables como, la edad, la situación socioeconómica, el origen étnico, la cultura y la orientación sexual, entre otras.
Las características esenciales de la masculinidad hegemónica son, que es representada por el hombre proveedor, heterosexual, fuerte, poderoso, mujeriego e insensible, es lo inherente del sistema patriarcal y emociones como la ternura, el miedo o la tristeza no deben de expresarse en el varón, quien debe demostrar su hombría y virilidad con las mujeres y no vulnerable a las «debilidades» femeninas.
Se atribuye al hombre macho el actuar como responsable del bienestar económico de su familia, aunque para las generaciones más jóvenes el ser macho puede referirse a conductas socialmente estigmatizadas como golpear a la esposa, y de este modo mostrar fuerza, en realidad son creencias, conductas, actitudes y prácticas sociales que justifican y promueven actitudes discriminatorias contra las mujeres.
El machismo es una expresión sexista de una forma de masculinidad que se presenta en la mayoría de las culturas, por lo general es una conducta violenta en contra de las mujeres, el macho es un estereotipo del que los hombres no se pueden desprender fácilmente ya que legitima y justifica socialmente las acciones por lo general violentas de éstos, pretende mantener los privilegios de los hombres al establecer roles y jerarquías en las familias.
Los hombres homosexuales no son parte de la masculinidad hegemónica, generalmente son objeto de una gran homofobia. La cultura machista tiende a justificar el acoso de los hombres hacia los homosexuales y las mujeres.
De la masculinidad hegemónica han surgido nuevas organizaciones de hombres que buscan la igualdad y la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, estas son, las masculinidades emergentes, masculinidades diversas, masculinidades igualitarias y la de Torreón, masculinidades por la paz que tienen en común: El uso de la perspectiva de género para cuestionar la masculinidad hegemónica, reconocen que hay otras formas de ser hombre, Cuestionan los privilegios que el sistema patriarcal ha dado a los hombres. promueven relaciones sociales de género basadas en la igualdad de oportunidades y derechos para todas las personas.
Así se construyen sociedades con mayor democracia, fomentando el respeto del Estado de Derecho y los derechos humanos, hay otros cambios importantes que se vislumbran, esa es la ruta.