Sucesión

Segunda parte

Hoy mismo, nadie en un juicio alejado de filias y fobias, puede negar que Manolo será el candidato del PRI. Tiene carisma y es el más competitivo en las encuestas, sin nadie en el horizonte cercano que pueda hacerle sombra.

Pero no todos los actores políticos podrían pensar lo mismo. Cierto descontento se siente en la tierra, se huele en el aire. El poder goza de voluntad propia y corrompe la voluntad de los hombres. Otros aspirantes con mayor o menor posibilidad se consideran también dignos de representar al PRI y esperarían un eventual tropiezo de Manolo.

Chema Fraustro, alcalde de Saltillo, es un político experimentado que venció con cierta facilidad a la cara más conocida de Morena en Coahuila. Con una gélida relación con Manolo, apuesta al error para capitalizar a su favor un hipotético cambio de rumbo, algo que no ocurrirá. Cercano a los grupos de poder económico a quienes gusta agradar, su estilo personal de dejar hacer y dejar pasar problemas que el tiempo resuelve o que el tiempo resolverá, podría ser insuficiente para conservar el capital político que representa Saltillo en la sucesión.

Román Alberto Cepeda contra muchos pronósticos recuperó Torreón para el PRI, derrotando al PAN y a Morena. Fue diputado local, funcionario federal y estatal, es un hombre seguro de sí mismo que vive tanto de su astucia como de su coraje. Es disciplinado, pero está corriendo el riesgo de Ulises en La Odisea, pues su curiosidad electoral lo puede impulsar a escuchar el canto de las sirenas. Hoy está amarrado al mástil de su barco, pero las correas le parecen insoportables.

Jericó Abramo, exalcalde de Saltillo y tres veces diputado federal, tiene un innegable magnetismo electoral que se expresó en la elección federal del 2021, al ser el candidato con el mayor número de votos. Impulsivo y de rasgos autoritarios, hoy acusa de exclusión a la misma «cúpula» que le permitió escalar altas posiciones en la vida pública. Mantiene un distanciamiento histórico con Manolo Jiménez y el rompimiento asoma. Sin un grupo político que lo acompañe, para Jericó el lanzar frases crípticas o amagar, no serán suficientes. En el PRI sus opciones parecen haber terminado. Algunos lo desestiman y creen tenerle tomada la medida; su ruptura es tardía y no afectará, dicen. Una solución política para evitar la escisión está a un paso de todo, pero también así puede quedarse, lejos de todo, un paso.

La senadora Verónica Martínez tiene escasas posibilidades, pero es la opción viable en caso de una cuota de género y forma parte también del grupo Torreón.

Todos ellos tienen intereses coincidentes, vínculos estrechos y públicos como los de Chema y Verónica Martínez, o Román Alberto impulsado por cercanos a Riquelme y por el exgobernador Martínez, que juega en tres pistas: Manolo, Chema y Román Alberto, la casa siempre gana.

Mientras tanto, Riquelme opera en forma quirúrgica intentando evitar rupturas. Para lograrlo, prepara la llegada de Eduardo Olmos al PRI Coahuila, político talentoso y conciliador. Olmos intentará mediar entre el ímpetu de Manolo, la desconfianza del grupo Torreón, la presión de las numerosas facciones del PRI y los grupos de interés.

La sombra del caudillo

Martín Luis Guzmán narró en La Sombra del Caudillo, una imagen poética del caudillismo que se expandía en las sombras del sistema político mexicano. Hace apenas tres años, Morena no gobernaba un solo estado. Hoy es la primera fuerza nacional. El año pasado ganó 11 de 15 gubernaturas y hoy gobierna en la Ciudad de México, Veracruz, Puebla, Baja California, Baja California Sur, Morelos, Tabasco, Campeche, Colima, Michoacán, Nayarit, Guerrero, Sonora, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas. Este año se renovarán las gubernaturas en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas y en este momento, en las encuestas, solo Aguascalientes sería para el PAN.

Luego de eso, al PRI le restará el Estado de México y Coahuila. Edomex parece estar decidido para Morena y solo en Coahuila conserva ventaja. Argumentos como que al presidente no le interesa Coahuila, rayan en la inocencia. Tlaxcala y Colima son el ejemplo de que AMLO quiere todo y, para ello, echa mano de todo como presuntas amenazas veladas convertidas en invitaciones para sumarse al Gobierno federal, que habrían llevado a los exgobernadores priistas de Sinaloa, Sonora y Campeche, Quirino Ordaz, Claudia Pavlovich y Miguel Aysa, a cesar el apoyo a los candidatos priistas, con el resultado conocido: Morena repuntó y se impuso.

En Coahuila, existe una extraña alta aprobación al trabajo del presidente y el gobernador que ronda el 70%. Eso da una oportunidad a Morena, que, a pesar de su desorganización y reyertas internas, disponen de fuerza real. En las elecciones municipales del 2021, el PRI obtuvo 531 mil votos y Morena sin mucha estridencia, 406 mil.

Armando Guadiana, Luis Fernando Salazar, Tania Flores, Evaristo Lenin, Reyes Flores y Javier Guerrero, aparecen con mayor o menor fuerza en los ejercicios demoscópicos. La sorpresa sería Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública federal, que, aunque desarraigado de Coahuila, la historia de Morena demuestra que pueden ser competitivos con quien sea. En una jugada que acerca a Riquelme al jaque mate electoral, aplica las mismas tácticas de AMLO y desactiva a Claudio Bres al hacerlo secretario de economía.

Algo huele a podrido en Dinamarca

En Hamlet, de Shakespeare, la traición está a la mano. Sabiendo que es un hombre muerto, y dándose cuenta, por fin, del destino que le deparan las estrellas, Hamlet ataca a Claudio con la venganza que ha residido en su corazón todo el tiempo.

Creer en la palabra de Rubén Moreira y Alejandro Moreno, dueños de los despojos del PRI, es un acto de fe. Desde que lo controlan, no han hecho más que perder, pero ellos ganar. Se alían con el PAN, traicionando al PRI… y al PAN.

Con expedientes judiciales abiertos, ganan tiempo y fuero para extinguir procesos y procedimientos. Amagan y agradan al presidente, pero su sumisión es total, también su salvación. De la dirigencia del PRI se irán cuando les plazca, pues han modificado estatutos para controlarlo, incluidos los procesos de sucesión en los estados.

Exiliado en el PRI Nacional desde donde conspira día y noche, Rubén y Miguel Riquelme tienen una relación aceptable, la candidatura de Manolo está firme, pero si acaso el futuro jurídico del real propietario del PRI fuera puesto en riesgo, si recibiera una oferta que no pudiera rechazar, no dudaría en jugar en contra.

El estado de Hidalgo es el ejemplo de que la traición es la marca de la casa. De eso da cuenta Omar Fayad, gobernador a quien atropellaron en la selección de candidato. Resta esperar si Riquelme lo permite. La sucesión está en marcha.

Es editorialista de diversos medios de comunicación, entre ellos Espacio 4, Vanguardia y las revistas Metrópoli y Proyección Empresarial, donde escribe sobres temas culturales, religiosos y de ciencia, tecnología e innovación. Es comentarista del noticiero “Al 100” de la estación de Radio La Reina de FM en Saltillo.

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