Antes de la más reciente visita de López Obrador a la ciudad de Washington el pasado mes de julio, al presidente se le ocurrió declarar que México ofrece asilo a Julian Assange, el famoso hacker que obtuvo y reveló documentación ultrasecreta del Gobierno norteamericano (escándalo conocido como WikiLeaks) y hasta señaló que si por tal motivo es Assange perseguido en EE. UU., este país no merece tener la Estatua de la Libertad.
Tal ofrecimiento de López Obrador ha de entenderse como una muestra de agradecimiento al activista por haber entregado a un periodista de La Jornada cerca de 9 mil documentos, entre los cuales se considera habrá algunos que prueben la intromisión de la Casa Blanca en el fraude mediante el cual se le despojó de la Presidencia en 2006. Como se sabe esta es la más grande obsesión de AMLO.
Sobre ese proceso electoral de 2006, Luis Carlos Ugalde, a la sazón presidente del consejo general del entonces IFE, testigo y actor de ese episodio histórico, escribió un libro con el título de Así lo viví (Grijalbo, 2008, 454 págs.), donde da su versión de los acontecimientos.
Abundante información, mucha de primera mano como es de suponer, contiene el libro de Luis Carlos Ugalde. Sólo a manera de botón de muestra van los siguientes pasajes que de una u otra forma desmienten el supuesto fraude electoral del que hasta la fecha se dice víctima López Obrador.
Recuerda Ugalde que hacia las 11 de la noche del día de las elecciones, 2 de julio de 2006, dirigió por televisión un mensaje en el cual, ante lo cerrado de como se estaban presentando los resultados de los comicios, había pedido prudencia a los candidatos y que se abstuvieran de declararse ganadores.
Sin embargo, dice que no habían pasado diez minutos de la conclusión de su mensaje cuando AMLO, en un hotel donde se encontraba y frente a periodistas nacionales y extranjeros, dijo que de acuerdo a los informes que él tenía de conteos rápidos estaba «cuando menos 500 mil votos arriba».
Escribe al respecto Ugalde: «Meses después supe que AMLO mentía, porque el conteo rápido que le entregó su encuestadora, Ana Cristina Covarrubias, ponía a Calderón 1 punto —esto es, 400 mil votos, aproximadamente— arriba. López Obrador daba el resultado al revés de cómo era en realidad. Ella lo dijo en noviembre de 2006, en un seminario de encuestas organizado por el IFE. Era cierto que la propia Covarrubias había anunciado poco después de las 8 de la noche que AMLO iba arriba de Calderón, pero lo había aseverado con base en una encuesta de salida. Esa noche Covarrubias hizo también un conteo rápido, que es un ejercicio estadístico de mayor precisión, y en este, que según afirmó AMLO, lo ponía 500 mil votos arriba, en realidad era Calderón quien superaba a su adversario por 1 punto porcentual. AMLO tuvo ese conteo rápido en sus manos. Se lo entregó la propia Covarrubias» (pág. 197).
Como se recordará, AMLO insistió en que los errores en el llenado de las actas de escrutinio eran prueba del fraude que alegaba. Sobre este punto Ugalde dice: «Si se eliminan todas las actas con errores en 2006, el beneficiado sería Felipe Calderón, no López Obrador. El candidato del PAN ampliaría su ventaja casi medio millón de votos. Debido a que hubo un poco más de errores en las casillas donde ganó López Obrador que donde ganó Calderón, al eliminarse se incrementa la ventaja de este último» (pág. 284).
Y sobre aquello de que se realizara un nuevo recuento «voto por voto y casilla por casilla», como exigían AMLO y sus seguidores, Ugalde expone: «En todo caso, es probable que si se hubieran recontado las casillas donde López Obrador ganó ampliamente (pues sólo se hizo en las que triunfó Calderón), quizá la votación hubiera cambiado (pero) en beneficio del candidato del PAN» (pág. 310).
En otro pasaje, y a propósito de que los seguidores de AMLO traían confusión sobre los verdaderos resultados de la elección, el dirigente del PRD Jesús Ortega —dice Ugalde—: «me confió que parte de la duda que tenían se debía a que les habían ‘fallado’ miles de representantes en las casillas electorales. La coalición (que en esa elección apoyó a López Obrador) había registrado 318 mil representantes propietarios y suplentes, pero el 2 de julio sólo acudieron 102 mil» (pág. 250).
Hasta la fecha, que se sepa, no se tienen noticias de qué pruebas habrá encontrado ya el periodista Pedro Miguel, de La Jornada, de la revisión que hizo —o está realizando— de los 9 mil documentos oficiales del Gobierno norteamericano que les hizo llegar Julian Assange, entre los que supuestamente se encuentran con los que se demostrará que en 2006 se le hizo fraude a López Obrador en la elección presidencial de ese año. Por lo pronto sólo queda esperar con paciencia.