El día 21 de septiembre se conmemoró el Día Internacional por la Paz, ese valor de la convivencia humana tan evocado, pero tan ignorado por las mayorías, implorado, urgente y evaluado por las religiones predominantes. Seguramente no hay comunidad en el mundo que no añore y ansié la paz. La paz en ti, la paz interior que da serenidad, calma, que elimina el estrés y las confrontaciones innecesarias en tu entorno; significa vivir en un contexto en el que los conflictos son enfrentados sin necesidad de agredir, sin necesidad de acudir a la violencia, la paz no sólo significa ausencia de guerra, como la que se está viviendo ahora entre Rusia y Ucrania que tanto sufrimiento ha provocado en la población civil, niños, mujeres y hombres muriendo por el capricho de Putin, presidente de Rusia, dictador inclemente, bárbaro y cruel.
La paz exige estabilidad, es un estado de derecho moralmente fundado que se instituye por voluntad, por un compromiso ético-jurídico colectivo que significa seguridad, serenidad y tranquilidad. La paz es una fuerza viva, despierta, que trata de doblegar las pasiones agresivas que buscan la guerra, es la voluntad de vivir en colectividad en ausencia de rebelión, para ello hay que garantizar la libertad de expresión y de pensamiento que fundan la república, porque los instrumentos de la paz civil republicana son la libertad de expresión en unidad con la obediencia a las leyes constitucionales. De ahí que la paz no sea algo natural, sino efecto que emana de la institucionalización de un horizonte, un deber ser, acuerdos y declaraciones que a su vez son resultado de la razón que elabora proyectos, pactos que son procesos de un devenir. La paz, hay que reconocerlo, es un estado duradero, instituido voluntariamente que necesita ser proclamada.
No obstante, las naciones tienen derecho de reprimir a aquellos que desprecian y violentan abiertamente la paz y destruyen los fundamentos de la tranquilidad social. En Coahuila, el Estado ha incurrido en graves violaciones a los derechos ciudadanos, en particular a los de los maestros, induciendo la tensión social y la represión. La paz significa consenso, solidaridad de las clases sociales, la cohesión colectiva induce su tranquilidad. La paz consiste en interiorizar al otro, el otro tiene un lugar, hay lugar para todos; la paz nunca debe suprimir la diferencia sino comprender la distinción entre amigo y enemigo, contener los conflictos y las distancias. La paz delimita un espacio de pertenencia.
La paz es trabajar en contra de la pobreza, el hambre, por la salud, la educación, en contra del cambio climático, de la discriminación y el racismo, por la igualdad de género, el cuidado del agua, del saneamiento, el medioambiente, la justicia social, que la equidad y la sustentabilidad sean prioridad para la humanidad, pero para llegar a eso, hace falta conciencia.
La paz no es la decadencia de las fuerzas sociales, es paciencia, logra atrasar el juicio, impide la reacción inmediata ante la seducción, la ira, exige suspicacia, resistencia; la conversión de la paz en guerra es insidiosa, es necesario inducir a la unidad política, la paz delimita un espacio de pertenencia, el grado de cohesión de un pueblo depende de su tranquilidad, de su paz. Vistos todos estos atributos lo que sigue es optar por el ¡Viva la paz!
La violencia
La humanidad vivió y vive cotidianamente historias de violencia perpetrada por las bandas delictivas. Fue gracias al peso del Estado y sus aparatos represores y a la instauración de la escuela, el ejército y la policía que ha sido posible contener en alguna medida la violencia. Gracias al Estado-arbitro las leyes más o menos se respetan. En gran medida todos los pueblos son violentos aunque todos son educables, es posible promover entre ellos una cultura no violenta, una cultura de la razón y de la dignidad, del derecho en lugar del abuso. En la mayoría de las sociedades modernas la violencia es considerada como anormal y aunque sea aún con suavidad, con blandura va creciendo la idea de la fraternidad, de los derechos humanos que son considerados universales y defienden la igualdad promoviendo la dignidad del ser humano.
La violencia escolar es también universal. En Estados Unidos frecuentemente, debido al derecho de portación de armas de fuego, las masacres escolares son habituales, menores que se arman en sus hogares y perpetran matanzas colectivas de alumnos y maestros.
En México las causas más frecuentes de violencia escolar son: el acoso físico —puñetazos, puntapiés y destrucción de bienes— y el acoso psicológico —burlas, insultos y amenazas— mediante la propagación de rumores y la exclusión del grupo. Los grupos escolares de educación básica suelen ser crueles con sus compañeros, sobre todo si éstos tienen alguna discapacidad, por lo que es importante que el magisterio esté capacitado para inducir el respeto y la tolerancia entre y hacia los alumnos con «diferencias» o discapacidades.
Es muy importante que los trabajadores del SNTE hayan puesto en marcha el programa, «Soy docente» que comprende un empleo amplio de conocimientos, no limitado a lo académico, sino lo comprendido en el aspecto psicoemocional para combatir la violencia escolar que conlleva numerosas aristas. Ampliar el conocimiento hacia lo psicosocial puede llevar a comprender la conciencia de la frustración o la autorregulación a fin de afrontar los momentos difíciles en las etapas de la vida. La educación socioemocional requiere de una experiencia personal honda, difícil de impartir en la escuela. Es fundamental que los docentes detecten a tiempo el uso de drogas y que traten con los padres de familia el problema y las formas de prevenirlo y afrontarlo.
Si se pretende evitar la violencia escolar, lo fundamental es apostar por la prevención, actuar antes de que se desarrolle, aunque el hogar en esta situación aporta lo suyo. Una de las cosas más importante para erradicar la violencia escolar es trabajar la educación emocional, para lo cual la docencia es preparada escasamente, en ello las instituciones que instruyen a los docentes, las facultades de la Normal Superior tienen su aporte y su deber.
Dentro del trabajo de la educación emocional, conviene que el infante conozca sus emociones y, sobre todo, cómo actuar frente a ellas, un aprendizaje significativo para hacer frente a diversas situaciones que le generen estrés o frustración. Es importante inducir un espacio de diálogo en donde los y las alumnas puedan contar qué les pasa y contemplar qué respuestas pueden elaborar frente a determinadas situaciones.
El docente debe crear situaciones de aprendizaje que no sean competitivas. Fomentar actividades de cooperación entre compañeros, el aprendizaje mutuo y el intercambio de roles. Es importante que los docentes conozcan las debilidades y fortalezas de cada alumno para crear grupos heterogéneos y oportunidades de éxito que refuercen positivamente las interacciones.
El trabajo cooperativo genera más productividad que el trabajo individual; genera un razonamiento intelectual más elevado; crea oportunidades de interacción entre alumnos y da recompensas grupales que suelen ser mejor percibidas que las individuales. Realizar reglas de convivencia claras en el aula y tener pautas establecidas, es una forma de protegerse ante los conflictos escolares, qué se puede hacer y qué no es fundamental para un buen clima de convivencia. Es deseable que los maestros tengan clara su labor y se preparen sin pausa en los avances del aprendizaje.
La Patria
Se fue el mes de la Patria, pero conviene reflexionar en que construir una nación inclusiva y equitativa ha sido un trabajo inconcluso durante siglos, la labor iniciada por Miguel Hidalgo, José María Morelos, Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y tantos otros héroes que se dedicaron acuciosamente a esa labor, para lograr la independencia del Reino de España fue una etapa ardua, larga y difícil. La patria como expresión del territorio, la autonomía y la independencia fue objeto de luchas bravías en las que millones de mexicanos dieron su sangre.
Aún hoy se trabaja en contra de la delicada situación de marginación, exclusión, explotación, racismo y discriminación en la que sobreviven nuestros pueblos originarios en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Se lucha para resolver sus ancestrales reivindicaciones de autonomía, justicia, desarrollo y reconstitución. La Constitución de 1917 legitimó muchas de las justificadas reivindicaciones que se habían invocado. En la revisión del nuevo pacto social mexicano se reconocería la vigencia del municipio libre y soberano en el artículo 115 constitucional, para detener la barbarie y al autoritarismo de los jefes políticos del porfiriato. En el Artículo 123 se reconocieron los derechos básicos de los trabajadores urbanos y rurales. Con la aprobación del artículo 27 se daría paso al reconocimiento y la titulación de los bienes comunales, la restitución agraria y la dotación de tierras a los desposeídos frente a la ignominia del cacique, el latifundio y otras formas de explotación campesina e indígena fomentada por la ambición, así presentamos al mundo una renovada normatividad con gran contenido social y libertario, aunque han tardado años en alcanzar vigencia y algunos se han quedado en el papel. Con la entrada en vigor del neoliberalismo, la mercantilización de la vida, la violación de los derechos fundamentales y la explotación irracional de los recursos naturales, invariablemente nos están llevando a la destrucción, por ello era necesario un cambio para detener el abuso y saqueo.
En el siglo XX, Lázaro Cárdenas y hasta el subcomandante Marcos y en el XXI Andrés Manuel López Obrador han actuado y gobernado con una visión incluyente y popular de la República. En México el nacionalismo puede ser un factor de profunda liberación democrática liberándonos poco a poco del imperialismo estadounidense. En este país hemos padecido el patrioterismo enarbolado por Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto que fungieron como incondicionales del neoliberalismo instalado por Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, estamos ante la alternativa de superar esa etapa nefasta para la nación.
El nacionalismo atribuye identidad propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos e implica la aspiración de un pueblo a tener cierta independencia en sus órganos rectores. El nacionalismo mexicano, hoy todavía, tiene un carácter abierto, democrático y popular, a pesar de décadas de manipulación de parte del Estado autoritario, e implica ser descendiente de los pueblos indígenas que desde hace más de 500 años se han resistido férreamente a ser conquistados. Ser mexicano es también luchar desde abajo para lograr las grandes transformaciones del país. Tanto la Independencia como la Revolución mexicana fueron movimientos sociales sostenidos por el pueblo.
Liberémonos del neocolonialismo y del neoliberalismo, nuestra patria es bella, su principal riqueza somos sus habitantes que la amamos, valoramos sus costumbres y su ser cultural que nos distingue. Luchemos por una patria nueva. Superaremos los tiempos de la intensa corrupción neoliberal y defendamos la soberanía y la libertad. Defendamos nuestra cultura. Yo, soy del pueblo y jamás lo podré olvidar. El pueblo es mucha pieza.