¿Podemos afirmar que la Fiscalía General del Estado responde adecuadamente a las demandas ciudadanas?
¡Que arda Coahuila!, ¡Tierra «feminicida»! Fue el clamor que se escuchó por los cuatro costados del centro de la ciudad de Saltillo, tribuna social que se esparció al país al mismo tiempo que se solicitaba la renuncia del gobernador y del fiscal general de Coahuila. Gargantas que pedían justicia, pero sobre todo el alto a los asesinatos contra mujeres que desgraciadamente «hacen pródigo» a nuestro estado.
El encono de la muchedumbre se filtró por todas las hendiduras de la fortaleza política desde donde se dirige a nuestra entidad federativa, y profanó la quietud de los encargados de generar la seguridad de los que los apoyamos para que ocuparan esos puestos, y en la que se duda de respuestas creíbles que hagan frente a la delincuencia que crece en la cotidianidad de nuestras vidas.
Es cierto que es tarea difícil, pero nos está ganando la inseguridad, pues los hechos delictivos cobran terreno y marcadamente la lista de feminicidios lleva la delantera. En Saltillo, los últimos acontecimientos de esta índole han sobresaltado a una sociedad conservadora, abrazada a valores que menguan poco a poco en menoscabo de nuestra tranquilidad, lo cual nos ha obligado a tomar medidas, a veces por nuestra cuenta, a falta de la eficacia de los cuerpos de seguridad que muestran incapacidad de operación.
¿Qué se necesita para que el gobierno refuerce agrupaciones de seguridad que realmente enfrenten a los grupos delincuenciales y a los que en solitario asesinan a mujeres? ¿Cómo evitar los duelos que cada día se manifiestan entre géneros y que es imprescindible pensar concienzudamente sobre el acoso y la violencia a fin de frenar estos delitos?
La construcción de las estrategias de seguridad debe ser superior a las necesidades del Estado, implementadas por técnicos conocedores, profesionales, que no se tome en cuenta asuntos políticos, por eso debe ser indispensable la desvinculación de la Fiscalía General del mando estatal, como órgano autónomo que es, y cuyas funciones no pueden ser interferidas ni restringidas por ninguna otra autoridad, aunque a veces se perciben líneas difusas de arriba derivadas de posiciones políticas en lugar de técnicas que inciden en la creación de puntos revestidos de impunidad, lo que sería reprobable.
¿Cómo debe ser una policía profesional?: Un organismo nacido de una voluntad política —solo su creación—, con un presupuesto, que su gasto sea transparente y suficiente, de manera que cumpla su función claramente de salvaguardar la integridad social, con el personal idóneo y una directriz que conozca desde las entrañas, los enredos de lo ilícito, y no solo que sea un policía empírico.
Un fiscal, de igual forma, debe ser eficiente, capacitado técnicamente y lo importante, que sea dependiente del poder civil, por eso es autónomo. Su actuación debe ser relevantemente técnica no política.
Aquí en Coahuila, los feminicidios y algunos delitos han crecido en demasía, lo que conlleva pensar que nuestra policía no ha pasado de ser un grupo que acoge a miembros que solo son valientes porque portan armas sostenidas en cuerpos excedidos de peso.
¿Qué resultados cualitativos ha dado la Fiscalía General del Estado? Pues en forma cuantitativa sería conveniente que presentara periódicamente las estadísticas de su actuación en forma real.
La policía está en realidad capacitada profesionalmente mediante la puesta en vigor de esquemas relacionados con la preservación de la seguridad que sean derivados de estudios, diplomados, talleres, con nivel por lo menos de preparatoria, a fin de que les proporcionen criterios suficientes en los que se puedan basar para definir opiniones que sean válidas, pues de lo contrario el trabajo desempeñado sería vulnerable.
Entendemos que el papel de la Fiscalía es abrumador, difícil y riesgoso, y que tal vez supera su operatividad física, máxime cuando existen casos que por su dificultad es tardado en desentrañar. Lo entendemos muy bien; sin embargo, su tarea es garantizar la defensa de la sociedad. Se lo digo en serio.