La última llamada: vienen los peores años para la humanidad y el planeta

Naciones Unidas insta a las ONG y a los Gobiernos a unirse contra el cambio climático y prevenir delitos ambientales. México pone al sistema eléctrico nacional bajo «Estado Operativo de Alerta» por ola de calor, pero el titular de la CFE lo minimiza

Acción personal, impacto global: unidos por un nuevo paradigma

El cambio climático representa una amenaza inmediata y a largo plazo para el planeta y la humanidad. Las evidencias científicas son claras: la acción humana ha provocado un calentamiento global que está generando impactos cada vez más devastadores en el medio ambiente, la economía y la sociedad. Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), afirmó que los próximos dos años son esenciales para salvar nuestro planeta. «Todavía tenemos la oportunidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con una nueva generación de planes climáticos nacionales. Pero necesitamos estos planes más sólidos ahora», afirmó.

Para el funcionario la tarea principal de las negociaciones sobre el clima de este año es que los Gobiernos acuerden un nuevo objetivo de financiamiento para apoyar a los países en desarrollo en su transición de los combustibles fósiles y en la mitigación del calentamiento global. El financiamiento debería incluir medidas como el alivio de la deuda, crédito barato para las naciones más pobres, nuevas fuentes de ayuda internacional, como un impuesto a las emisiones del transporte marítimo, y reformas en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

ONG en acción

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) han desempeñado un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, a través de la promoción de la conciencia ambiental, la implementación de soluciones sostenibles y la presión a los Gobiernos y empresas para que tomen medidas efectivas. Naciones Unidas (NU) ha liderado la coordinación de la acción internacional. A través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y los Acuerdos de París, NU ha establecido un marco global para la cooperación y la toma de medidas concretas por parte de los países. Estos acuerdos internacionales han sido impulsados, en buena parte, por la presión y el activismo de las ONG, que han sido actores clave en el proceso.

«Todavía tenemos la oportunidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con una nueva generación de planes climáticos nacionales. Pero necesitamos estos planes más sólidos ahora».

Simon Stiell, secretario ejecutivo de la CMNUCC

Además, NU ha liderado la creación de iniciativas como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que proporcionan asesoramiento científico y técnico a los Gobiernos y la sociedad civil. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por NU, y adoptados en 2015, son un conjunto de 17 metas globales que buscan abordar los desafíos sociales, económicos y ambientales más apremiantes. Varios de estos mantienen una estrecha relación con la lucha contra el cambio climático, como:

  • ODS 7: Energía asequible y no contaminante
  • ODS 13: Acción por el clima
  • ODS 14: Vida submarina
  • ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres

En paralelo, las ONG y los Gobiernos han desarrollado dos estrategias complementarias para hacer frente al fenómeno: 1) Mitigación: Acciones dirigidas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a aumentar la captura de carbono, como la transición hacia energías renovables, la mejora de la eficiencia energética y la reforestación; y 2) Adaptación: Medidas orientadas a aumentar la resiliencia de las comunidades y los ecosistemas frente a los impactos del cambio climático, como la implementación de sistemas de alerta temprana, la diversificación de los medios de vida y la protección de las infraestructuras.

«Una legislación más estricta puede contribuir a disuadir a los delincuentes potenciales y reincidentes y a ampliar el abanico de herramientas y recursos de investigación de las fuerzas del orden para poner fin a los delitos que afectan al medio ambiente».

Angela Me, directora de investigación y análisis de la UNODC

Leyes homogéneas

Expertos en prevención del delito de NU piden una legislación más estricta y uniforme entre países y regiones, para la protección del medio ambiente. Los esfuerzos mundiales para prevenir los delitos contra la naturaleza y llevar a los delincuentes ante la justicia se están viendo obstaculizados por las flagrantes diferencias en las leyes de protección del medio ambiente entre las distintas comunidades.

Para sortear este dilema, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) presentó el 17 de mayo, en Viena, «El panorama de la penalización», primera parte del primer informe sobre el análisis mundial de las contravenciones que afectan el ecosistema, donde se examina cómo definen los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas las violaciones contra la naturaleza y las penas que establecen por infringir las leyes medioambientales.

«Una legislación más estricta puede contribuir a disuadir a los delincuentes potenciales y reincidentes y a ampliar el abanico de herramientas y recursos de investigación de las fuerzas del orden para poner fin a los delitos que afectan al medio ambiente», declaró Angela Me, directora de investigación y análisis de la UNODC.

El estudio abarca diversas áreas de delitos ambientales, incluyendo deforestación, tala ilegal, contaminación acústica, pesca, gestión de residuos, protección de fauna y flora silvestres, y contaminación del aire y el suelo. La investigación reveló que más del 85% de los Estados miembros de la ONU tipifican como delito las infracciones contra la fauna y flora silvestres.

Al menos el 45% de los países imponen penas de cuatro o más años de prisión por ciertos delitos ambientales, clasificándolos como delitos graves según la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (UNTOC), una norma de reconocimiento universal. Los ámbitos de la fauna y flora silvestres y la gestión de residuos son los más regulados penalmente, con 164 y 160 países, respectivamente, incluyendo al menos un delito penal en su legislación nacional. En contraste, la contaminación del suelo y la contaminación acústica son las áreas con menor regulación penal, con solo 99 y 97 países, respectivamente, que cuentan con disposiciones penales.

El nivel de penalización y las sanciones varían significativamente según el país y la región. Por ejemplo, en Oceanía, el 43% de los países consideran la pesca ilegal como un delito grave, mientras que en Europa solo el 2% de los países la clasifican de esta manera. En África Oriental, 12 de los 18 países consideran delitos graves las infracciones contra la vida silvestre. Curiosamente, África y Asia presentan el porcentaje más alto de Estados miembros con penas que se ajustan a la definición de delito grave, lo que sugiere que, aunque la legislación puede ser robusta, la aplicación de la ley sigue siendo insuficiente.

México en ascuas

El cambio climático en México es innegable. En los últimos 50 años, las temperaturas promedio han aumentado aproximadamente 0.85°C por encima de la normal climatológica. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) calcula que entre 2015 y 2039, el promedio de la temperatura anual aumente entre 1.5°C y 2°C en el norte del país. Por el momento, las sequías intensas y prolongadas se han vuelto más frecuentes, afectando la disponibilidad de agua y, con ello, la generación de energía hidroeléctrica.

Hoy, el panorama energético de México es complejo y desafiante, por lo que resulta crucial actuar con urgencia para garantizar un suministro eléctrico confiable y sostenible. Las altas temperaturas han provocado un aumento en la demanda de electricidad para refrigeración y ventilación, la cual llega a superar la producción energética. En consecuencia, los apagones se multiplican en diversos puntos del país. Según Mauricio Cuéllar, director de Planeación y Operación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), al menos 2.66 millones de usuarios en México, cerca del 5% del total de alrededor de 49 millones, se vieron afectados por este fenómeno del 3 al 13 de mayo, período que duró la segunda ola de calor.

Sin embargo, Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), minimizó el problema y aseguró el 16 de mayo, durante la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, que el sistema eléctrico del país funciona correctamente. «Nunca ha estado en riesgo el Sistema Eléctrico Nacional, hubo ciertos cortes de electricidad que duraron una hora nada más y estamos con toda la seguridad con la que ha venido operando estos años», argumentó.

El optimismo de Bartlett no es compartido por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) que el 18 de mayo —dos días después de la intervención del titular de la CFE—, dio a conocer que se había establecido un Estado Operativo de Alerta en el Sistema Interconectado Nacional, por lo cual el Centro llevaría a cabo acciones operativas conducentes con el inminente riesgo de causar nuevos apagones.

Vale advertir que los apagones no son provocados únicamente por las olas de calor. La falta de inversión gubernamental en mantenimiento y modernización ha debilitado la infraestructura de generación eléctrica, lo que aumenta la probabilidad de fallas. Asimismo, el crecimiento demográfico exige una mayor demanda de energía. Si la infraestructura no se actualiza para satisfacer esta demanda, los apagones se vuelven más frecuentes. Para abordar de manera efectiva el déficit de suministro energético, se requieren medidas integrales que consideren la modernización de las plantas generadoras de electricidad, el uso eficiente de la energía y la transición hacia fuentes renovables.

Rompiendo récords

La segunda ola de calor de 2024 estableció nuevos récords de temperaturas máximas en diversas regiones del país. Desde su inicio, el pasado 3 de mayo, más de 40 grados Celsius se han registrado en 23 entidades.

Este fenómeno, definido por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) como un periodo de más de tres días consecutivos con temperaturas por encima del promedio, ha generado un calor extremo debido a la presencia de anticiclones en niveles altos de la atmósfera, favoreciendo temperaturas diurnas excepcionalmente altas.

El 9 de mayo, las temperaturas alcanzaron picos sin precedentes, superando los 50 grados en algunas áreas. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó sobre temperaturas de 51.1 grados en Gallinas, San Luis Potosí; 50.5 en Paso de Molina, Tamaulipas; y 50 en El Pujal, también en San Luis Potosí.

Además, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) destacó que el mismo día se rompieron récords de temperatura en diez ciudades del país. La Ciudad de México registró 34.3 grados Celsius, una décima más que el récord anterior del 15 de abril. En Toluca se alcanzaron 33.6 grados, superando por 1.7 grados la marca máxima del 8 de mayo de 1998; en Cuernavaca 39.8 grados, medio grado más que el récord del 13 de febrero de 1990.

En otras localidades, los termómetros también marcaron nuevas cifras extremas: Puebla (35.2 grados, 0.9 más que el récord del 23 de mayo de 1947), Querétaro (38.2 grados, superando por 0.6 grados el récord del 20 de mayo de 2003), Ciudad Victoria (47.4 grados), Torreón (44), Campeche (45.1), Mérida (43.7) y Progreso (44.2).

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que México es el país con el calentamiento más acelerado en América Latina y el Caribe. Según su informe «Estado del Clima en América Latina y el Caribe 2023», el año pasado la nación experimentó un incremento de 0.88 grados Celsius en su temperatura media respecto al promedio del periodo 1991-2020 y de 1.58 grados respecto al periodo 1961-1990. E4

Temperaturas máximas (grados Celsius)

CiudadNuevo récordAnterior récord
Torreón44.0°43.4°
Ciudad Victoria47.4°46.0°
Puebla35.2°34.3°
Mérida43.7°43.5°
Progreso44.2°41.5°
Campeche45.1°43.3°
Cuernavaca39.8°39.3°
CDMX34.3°34.2°
Toluca33.6°31.9°
Querétaro38.2°37.6°

Acción personal, impacto global: unidos por un nuevo paradigma

El cambio climático es uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo, y aunque Gobiernos y organizaciones no gubernamentales (ONG) juegan roles cruciales en la mitigación de sus efectos, es esencial que cada individuo asuma su parte en esta lucha global. La acción individual no solo complementa los esfuerzos a gran escala, sino que también puede impulsar cambios significativos y duraderos.

En primera instancia, reducir la huella de carbono personal es una forma directa en la que todos pueden contribuir. Optar por medios de transporte sostenibles, como la bicicleta o el servicio público, en lugar del coche privado, puede disminuir considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, la adopción de hábitos de consumo responsables, como reducir el uso de plásticos de un solo uso, apoyar productos locales y optar por alimentos de bajo impacto ambiental, también puede marcar una diferencia significativa.

El consumo de energía es otro ámbito donde las decisiones individuales tienen un gran impacto. Pequeños cambios, como apagar las luces al salir de una habitación, utilizar bombillas LED y desenchufar aparatos electrónicos cuando no están en uso, pueden reducir el consumo energético. A nivel doméstico, la instalación de paneles solares y el uso de electrodomésticos eficientes energéticamente son pasos más grandes que contribuyen a un hogar más sostenible.

El reciclaje y la reducción de residuos son otras áreas clave. La separación adecuada de los desechos y el compostaje de residuos orgánicos no solo ayudan a reducir la cantidad de basura que llega a los vertederos, sino que también promueven la reutilización de materiales, disminuyendo la necesidad de recursos naturales adicionales.

Junto con estos hábitos diarios, la educación y la concienciación también juegan un papel fundamental. Informarse sobre el cambio climático y sus efectos permite a las personas tomar decisiones más conscientes y compartir este conocimiento con su comunidad, creando un efecto multiplicador. Participar en iniciativas locales, como limpiezas de playas o reforestación, no solo ayuda al medio ambiente directamente, sino que también fomenta una cultura de sostenibilidad.

Es crucial reconocer que la suma de muchas acciones pequeñas puede llevar a cambios grandes y significativos. La presión sobre las empresas y los Gobiernos para que adopten prácticas sostenibles y políticas más estrictas de protección ambiental aumenta cuando los consumidores muestran una clara preferencia por productos y servicios ecológicos. El poder del voto, tanto en elecciones políticas como con el poder adquisitivo, no debe subestimarse. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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