La vida azul

Es claro que hay una historia detrás de cada persona y todos, de alguna forma, huimos de algo y muchos quedan atorados en depresiones o vidas carentes de paz. Se salvan los que tienen fe, esa que es amor a lo invisible y que tiene confianza en lo imposible y hasta en lo inverosímil, esos que aún con todas las fuerzas en contra, perseveran. Son gente que jamás ha concebido doblegarse, porque están convencidos de que mostrarse fuerte atrae el auxilio de los dioses.

Entonces acuerdan consigo esos hombres especiales, una existencia alterna (en realidad una doble vida) capaz de sustraer miedos y hacer vivir emociones ficticias (buscad entre vosotros y lo encontraréis todo). A nuestro personaje en turno, que a alguien debemos inventar, lo llamaremos Juan Carlos (JC). Decide, de cuando en cuando, huir de los monstruos que lo habitan e invadir su propio mundo idealizado, ese espacio donde viven sus sueños y aunque lucha con hábitos y prejuicios que le plantean más acciones de terror que de cautela, entra por los límites que provoca el amor por el futbol.

Cree en la redimensión del futbol mexicano, con solo tres extranjeros por equipo, con la desaparición de la multipropiedad y el regreso del descenso-ascenso solo con jugadores mexicanos. Mira en su entorno, ficticio al fin, que existen medios que se resisten al sensacionalismo y la especulación, pero solo si la supervivencia está en juego suelen dar concesiones. En particular le agrada la televisión que echó fuera a rijosos, para hablar amplio de filosofía, música y literatura.

JC ha logrado aprender a poner en piloto automático sus emociones, desde que desapareció la impunidad que se prolongaba en Internet, con insultos y descalificaciones en foros tan generosos, pero ya todo fue legislado y ahora quien lo ocupa, por obligación debe saber redactar, no escribir todo con mayúsculas y tener excelente ortografía. Ahora mismo todo cuanto se plantea se hace en una discusión muchas veces apasionada, pero honesta y civilizada.

Desde el domingo a la mañana quiso quedarse en Manchester, donde el City conquistó su quinta corona en seis años y se tomó fotos con Guardiola, De Bruyne, Phil Foden, Grealish, Ederson, Steffen, Akanji, Ake, Ruben Dias, Rodrigo, Palmer, Perrone, Philips, Julián Alvarez, Riyad Mahrez, Gundogan y algunas especiales con sus amigos Bernardo Silva y Haaland. Voló con su gran imaginación y el permiso de su vida doble. Quedó antes desencantado viendo el absurdo planteo de Vucetich ante Tigres, con su plantilla rica y variada, con su liderazgo de 40 puntos.

Se quedó a pasear en Manchester, porque después de su paso por Etihad Stadium prefirió comer y beber en Northern Quarter, repleto de museos, galerías, bares y tiendas. El lunes tenía proyectado moverse por Town Hall, conocer la Torre del Reloj en Albert Square, el museo de Ciencia e Industria y la famosa biblioteca John Raley y claro, el famoso Museo Nacional del futbol. Dudó un poco si quedar o regresar rápido a su tierra del melancólico viento del desierto, pero lo desechó porque estaba muy seguro del triunfo del América. En suma, Juan Carlos encontró que la vida azul atrae lo oscuro e inesperado.

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