Larry King, una vida dedicada al periodismo auténtico y honesto

Este genio deja un ejemplo difícil de emular para las generaciones venideras; su sencillez y buen tino al momento de entablar un diálogo le permitieron cruzar palabras con todo tipo de personalidades

La entrevista que nunca llegó a realizar

La muerte de Larry King, el pasado 23 de enero, a la edad de 87 años, representó un golpe severo no solo para sus familiares y amigos, sino también para millones de seguidores que por generaciones estuvieron pendientes de su programa a lo largo de 63 años. Deja por herencia una manera muy personal de hacer periodismo, sobre todo al momento de conducir una entrevista, ejercicio que desarrolló con singular pericia y que terminó por hacerlo famoso alrededor del mundo.

Parapetado con unos lentes gruesos de marco negro y corbatas estrafalarias, King jamás abandonó su papel de comunicador. Lo hizo desde la primera oportunidad, en 1957, cuando trabajaba como practicante en una pequeña cadena emisora de Miami Beach —WAHR, actualmente WMBM— y el conductor de un programa nocturno no se presentó. «El gerente de la estación me llama y me dice “El tipo de toda la noche está enfermo, ¿le gustaría reemplazarlo esta noche?” ¡Claro, no hay problema!». La anécdota la rememoraría a través de los años en infinidad de ocasiones.

Desde entonces, ya fuera en radio, televisión o sitios web, el micrófono sería su principal aliado al entrevistar a multitud de personalidades. Los cálculos no son precisos —imposible cuando se trata de una labor desarrollada durante más de medio siglo—, pero los entrevistados por King se estiman en cerca de 50 mil. Políticos, artistas, líderes mundiales, estrellas de la farándula, deportistas, asesinos confesos, colegas de profesión, empresarios, dictadores, incluso un perro —protagonista de la película The Artist— departieron con el habilidoso presentador. Destacaron, sin duda, las intervenciones del máximo impulsor de la perestroika, Mijaíl Gorbachov; el Dalai Lama; el actor Marlon Brando —a quien besó en la boca al cierre de la charla—; el fundador de Microsoft, Bill Gates; el líder sudafricano, Nelson Mandela, el campeón mundial de pesos pesados, Mike Tyson; y el vocalista de la banda The Rolling Stones, Mick Jagger, entre otros muchos.

En cuanto a presidentes de Estados Unidos, comenzó con Gerald Ford y siguió con cada uno de sus sucesores hasta Barack Obama. Nota especial para Richard Nixon con quien alcanzó a cruzar palabras años después de su renuncia. A Donald Trump no lo entrevistó como mandatario, pero habían dialogado en 1999 cuando todavía no se enfilaba para ocupar la Casa Blanca y, posteriormente, en 2005, tras la boda del magnate con Melania. Algo similar ocurrió con Joe Biden en 1987. El actual presidente era entones senador, pero ya revelaba sus intenciones de escalar al puesto más alto.

La fama internacional tocó a su puerta gracias al talk show «Larry King Live» transmitido por la CNN durante 25 años. Llegó a tener una audiencia de un millón de seguidores diarios. Su manera de entrevistar a los invitados se convirtió en su sello personal. Nada de aprovechar la ocasión para ganarse los reflectores. Al contrario, para King las estrellas del espectáculo siempre debían ser las personas con quienes compartía micrófono. Por eso evitaba los cuestionamientos difíciles y apostaba por un diálogo diáfano, donde las preguntas fueran breves, sencillas y directas.

Del suelo al cielo

No todo fueron aplausos. La vida también le asestó a King reveses de los cuales tuvo que aprender a levantarse para seguir adelante. El 20 de noviembre de 1971 fue arrestado bajo el cargo de latrocinio debido a un acuerdo turbio con un exsocio comercial, Louis Wolfson. Finalmente, el cargo de latrocinio fue abandonado debido a que el estatuto de limitaciones se venció, pero la acusación ya había dañado la imagen del periodista. Por ello pagó tres años alejado de los micrófonos.

El 27 de febrero de 1987, King sufrió un infarto y se sometió a una cirugía quíntuple de bypass. El suceso resultó sorpresivo, pero en modo alguno improbable. El comunicador fumaba alrededor de tres paquetes de cigarrillos diarios. Posteriormente abandonó el tabaco y se sumó a las campañas para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Su decisión tardía no lo salvó de una cirugía por cáncer en los pulmones en septiembre de 2017 y de una angioplastia coronaria en abril de 2019.

No obstante, los impactos más dolorosos los recibiría el año pasado, tras la muerte de dos de sus cinco hijos, con apenas tres semanas de diferencia entre uno y otro. Él mismo dio a conocer la causa de los decesos. «Andy falleció inesperadamente de un ataque al corazón el 28 de julio a sus 65 años, y Chaia murió el 20 de agosto a sus 51 años, poco tiempo después de haber sido diagnosticada con cáncer de pulmón». Fue una de las contadas ocasiones en que el veterano presentador pidió tiempo y privacidad para sobrellevar el difícil momento. «Ningún padre debería enterrar a sus hijos», publicó en redes sociales.

Peleó hasta el final

El incansable conductor no dejó de trabajar luego de ponerle punto final a su exitoso programa televisivo «Larry King Live», el 16 de diciembre de 2010. Lejos de eso, se asoció con el empresario mexicano Carlos Slim para fundar la productora Ora TV y, gracias a ella, transmitir los programas «Larry King Now» y «Politicking with Larry King» en los cuales trabajó hasta su muerte.

Inicialmente los medios de comunicación achacaron la causa del deceso a la COVID-19. En efecto, King estuvo internado en un hospital de Los Ángeles por haberse contagiado de esta enfermedad, pero no fue el coronavirus el motivo de su muerte, sino una septicemia que se extendió por todo su cuerpo y que los médicos no fueron capaces de controlar.

Así lo confirmó Shawn King, su séptima esposa y madre de dos de sus hijos. «Estaba listo para marcharse, eso puedo decirlo con certeza. No quería dejarnos, pero su pequeño cuerpo había sufrido tanto y por tantas razones que, cuando escuchamos la palabra “coronavirus”, sentimos una gran angustia, pero lo superó, consiguió superarlo, aunque le pasó factura, y una infección no relacionada fue lo que finalmente nos lo arrebató. Y no se marchó sin pelear, vaya que no», comentó Shawn al portal Entertainment Tonight.

Su muerte, sin embargo, no opacará una vida pletórica de trabajo. El estilo peculiar con que conducía sus programas obliga a rescatar la sencillez y naturalidad que parecen perdidos entre los comunicadores modernos y reencontrar en la humildad la grandeza de los profesionales. E4


La entrevista que nunca llegó a realizar

Aunque fueron miles de entrevistas las que realizó durante su extensa labor periodística, en las que conversó con figuras polémicas como el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; su homólogo iraní, Mahmoud Ahmadinejad; y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, hubo un político al que nunca logró acercarse: el líder de la revolución cubana, Fidel Castro.

A pesar de que viajó a la mayor de las Antillas e intentó establecer las conexiones necesarias con las autoridades del país, no fue posible concertar una cita. Para King, el interés por esta personalidad estaba fundamentado desde el 8 de enero de 1959, cuando Castro entró a La Habana y oficializó la victoria de su movimiento revolucionario, obtenida una semana antes. King conducía en ese justo momento su programa matutino en Miami y anunció el acontecimiento.

El paso de los años no hizo otra cosa que validar sus motivaciones. «Fue un hombre que ha manejado a un país durante 50 años… así que es una figura intrigante. Siempre quise entrevistar a Fidel porque ha sido un revolucionario exitoso y Estados Unidos nació de una revolución», confesó en 2013, tras ser cuestionado por Ismael Cala, casualmente un periodista de CNN, canal de televisión que lo cobijó por un cuarto de siglo. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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