Conforme transcurre el tiempo, el correr del viento transporta nombres de algunos personajes que presumiblemente formarán parte del equipo del gobernador Manolo Jiménez.
Los rumores por los pasillos palaciegos siguen inquietando a la clase política coahuilense, sobre todo de los que se dicen formarán parte del primer círculo de poder. Las evaluaciones ya tienen algunas respuestas lo que dará lugar a seleccionar a los que impulsarán las acciones que darán cauce a emprender un Gobierno que camine bajo la batuta del nuevo comandante, y se ponga en práctica lo que ofreció durante su campaña política.
Las auscultaciones de los perfiles para desarrollar el trabajo gubernamental ya deben arrojar calificaciones para tomar decisiones con el objetivo preciso de conformar un gabinete que represente la fortaleza de un bloque bien cohesionado, de manera que los planes y programas que emprenda el Ejecutivo del Estado arriben a su consecución como respuesta a la solución de las demandas sociales.
Comprendo que existen grupos de poder con gran influencia, igualmente que existen compromisos con las cúpulas económicas quienes tienen interés por tener una cuota de poder, asimismo el grupo de los exgobernadores querrá tener presencia con representantes en el Gobierno de Manolo Jiménez, quien con cabeza fría dará lugar a que con claridad escoja a los mejores activos que ayuden a enfilarse hacia horizontes de progreso.
Una vez que esté construida la estructura de Gobierno debe ser sostenida firmemente con amarres transversales, de manera que soporten los embates de grupos políticos y se demuestre que el liderazgo del gobernador no exprese señales de debilidad.
Una fortificación de propia manufactura debe sostenerse con la aportación honesta y la capacidad que los titulares de las secretarías designados les corresponde tener basados en el cumplimiento de un puesto adecuado que les demande el cargo, ejercicio que llevaría al Gobierno por caminos de éxito pues de lo contrario la labor podría presentar características desafortunadas propiciando que los asuntos que se ventilen produzcan riesgos de invalidez.
Los manuales de organización de las dependencias oficiales definen la observancia de esos puestos de responsabilidad que todos los burócratas, incluyendo a los secretarios del gabinete, deben desempeñar con el fin de que la responsabilidad que desarrollen sea comprendida con el objeto de que cuando ofrezcan entrevistas a los medios de comunicación no respondan como si estuvieran en la torre de babel.
Los nuevos miembros del primer círculo de poder deberán poseer cualidades como el comulgar en forma irrebatible con la línea que marque el gobernador, tener una honorabilidad pecuniaria, una honestidad patrimonial a toda prueba y la demostración de una capacidad en el desempeño de un trabajo técnicamente bien hecho.
Un gabinete se escoge también en base a un equilibrio de fuerzas específicas, no tanto políticas, como, por ejemplo, fuerzas económicas que deben producir empatía con los señores del dinero caminando de la mano, pues se ha demostrado que la fuerza del poder económico es más potente que la del poder político, con todo lo contrario que ha dicho el presidente de la república y que ahora comparte alimentos con ese poderío.
La nueva estructura oficial deberá encabezarla en la primera línea de mando, secretarios del gabinete legal con el perfil adecuado con vasta experiencia administrativa, no solo política, con el fin de que constituyan un grupo heterogéneo, es decir, funcionarios de diversas disciplinas que encarrilados le den sentido de equipo, con el fin de que no se llegue a provocar guerras intestinas que puedan dar lugar a antagonismos que produzcan hostilidades y resquebrajen al grupo en el poder.
Esperemos y confiemos en que los funcionarios escogidos realmente trabajen atinadamente por los coahuilenses, pues en su momento la ciudadanía supo escoger al mejor capitán, ahora con la medida correcta de aceite le toca echar andar la máquina.
Se lo digo en serio.