Lo que no se puede decir

Se puede decir… que Omar García Harfuch tiene cola que le «pisen»

Pero no se puede decir… que la 4T lo ha «protegido». Al que consideran un brillante funcionario dentro de la actividad de Seguridad, en el Gobierno de Claudia Sheinbaum, donde realizó buen papel, y que por eso su exjefa lo recomendó con AMLO, para que le diera el jugoso hueso de jefe de Gobierno de la Ciudad de México —que por cierto no lo quería—, pero ante la candidata dobló las manos, y es que algo sabe de él, el señor presidente, ya que el tal Quico está involucrado en la desaparición de los estudiantes del caso Ayotzinapa, siendo una mácula para «su» sexenio.

Se puede decir… que se suben al «ring»

Pero no se puede decir… que será una pelea de «antología». Al estar definidas las dos candidatas a la presidencia de México, se arremangan las mangas de sus blusas, para prepararse, y, cada una por su lado, harán un recorrido por todo el país, para buscar el voto ciudadano, y ser la elegida por primera vez una mujer, pero primero tienen que demostrar capacidad, inteligencia y paciencia, tanto Claudia Sheinbaum como Xóchitl Gálvez, que cualquiera de ellas sea la agraciada es porque se lo merece, y no será cualquier cosa, es una «lucha» a muerte.

Se puede decir… que a Marcelo Ebrard, AMLO lo «estima»

Pero no se puede decir… que hasta lo ha llamado «hermano». En la práctica, todos los adjetivos que ha expresado a favor del excanciller han sido de los dientes para afuera, pues en política los amigos no existen, pero los enemigos son de verdad, con esto se da a entender que la vieja amistad que existía o existió entre ellos, jamás fue de verdad, y la prueba saltó a la vista a la hora del dedazo, que se inclinó a favor de Claudia Sheinbaum contra viento y marea, donde se utilizaron todas las argucias habidas y por haber, que lo «hicieron» rabiar.

Se puede decir… que fue entregado el cacareado Bastón de «Mando»

Pero no se puede decir… que tuvo por objeto saber quién es «quién». Ese acto lo protagonizó AMLO, en un discreto restaurante del Centro Histórico muy cerca de Palacio Nacional, lugar al que se desplazó caminando el primer mandatario y donde ya lo esperaba la bastonera Claudia Sheinbaum, con una sonrisa de oreja a oreja, que en realidad no significa nada, social y políticamente, sino que fue el colofón y el principio de que pronto arrancará la campaña presidencial, de la que como en todo, se están adelantando a los hechos, al considerarla «ya» ganadora.

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