Se puede decir… que AHMSA al «garete»
Pero no se puede decir… que sigue en la «ruina». La exorgullosa empresa acerera más importante del país, que fue hundida por su dueño al cual detuvieron en la madre patria, y extraditado a México donde quedó encarcelado por fraude que cometió en contra de Petróleos Mexicanos, y una vez de intensas pláticas con el Gobierno mexicano, llegó a un acuerdo para pagar el millonario quebranto en tres partidas y de inmediato obtuvo su libertad, pero resulta que cumplió los dos primeros, y el tercero ya no lo hizo, lo que hará que Pemex, embargue a la «acerera» destruida.
Se puede decir… que sigue recopilando «ayudantes»
Pero no se puede decir… que se escogen a «conciencia». Claudia Sheinbaum, en su segunda precampaña, se ha estado dedicando a invitar a formar parte de su equipo a políticos de todos tipos y colores, sin reparar a qué partido pertenecen o pertenecieron, que es tal su desesperada carrera por llegar a ser presidenta, que en la fila de esos invitados, hay alguno que otro dinosaurio, que a leguas se ve y se nota que alguien se los está imponiendo, es decir, que ni en esto la candidata tiene la libertad o la opción de elegir quiénes deben ser los elementos de «su» equipo.
Se puede decir… que la clase política siempre busca evadir a la «justicia»
Pero no se puede decir… que la mayoría lo «logra». Para obtener ese valioso objetivo, contra viento y marea buscan tener un jugoso hueso, con el que de golpe y porrazo tienen la protección de la impunidad, y todavía más allá: si se le agregan recursos, su vida cambia de la noche a la mañana, que hasta su manera de andar es diferente, entonces no hay duda de que la mayoría de las personas tratan de refugiarse en la política, que de no hacerlo cometen grande error, pues ya adentro y arropados por dicha actividad, su vida estará llena de «prosperidad» eterna.
Se puede decir… que ya empezó el reparto de «huesos»
Pero no se puede decir… que algunos se quedaron vestidos y «alborotados». Desde el momento en que tomó posesión como gobernador constitucional del estado de Coahuila, el joven Ejecutivo estatal, en su discurso perfectamente preparado para ello, dio rienda suelta a enorme cantidad de promesas, con algo de sabor y tinte demagógico, que llenó de entusiasmo y alegría a los invitados especiales, que le tributaron una cerrada ovación, aunque no debo ser pesimista y confiar en su efusivo verbo, pero sí es necesario tocar, que de la millonaria deuda «nada» mencionó.