Lo que no se puede decir

Se puede decir… que se avecina una bola de «nieve»

Pero no se puede decir… que se trata de un espantoso «caos». La historia nos ha enseñado que el legendario Rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, y acá en México tenemos un presidente conocido como AMLO, que todo lo vuelve problemático, ya que a sus asesores jamás los escucha, transformarse en amo y señor del país, donde es el único que manda, y solo se hace lo que él dice, y su palabra es la ley, confirmándose aquello que reza: donde manda capitán, no gobierna marinero, o mejor dicho: nada más sus «chicharrones» truenan.

Se puede decir… que al sexenio solo ocho meses le «restan»

Pero no se puede decir… que eso no es «nada». El tiempo se fue como agua entre las manos, y voló, y casi ni se sintió, y lo que no se ha hecho o terminado en más de cinco años, la experiencia dice que ya no se hará, quedando todos los pendientes —que será muchos—, para que los termine quien quede de relevo, siempre y cuando tenga ganas y no los deseche, y se pierda lo que va gastado, aunque en realidad, eso sucede, sobre todo cuando no les cuesta, a fin de cuentas, tratándose de pérdidas, estas como siempre, irán a cargo de los sufridos y «aguantadores»  mexicanos.

Se puede decir… que AMLO protege a la «Sedena»

Pero no se puede decir… que lo hace porque es su mano «derecha». Siempre de los siempres, el señor presidente ha tenido como aliada  incondicional a la Secretaría de la Defensa Nacional,  sobre todo porque él es el comandante supremo de dicha institución, a eso se debe que a los soldados los defiende a capa y espada, y cuando alguien se atreve acusar al Ejército de que tuvo participación directa en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa inmediatamente sale en su defensa, y desmiente al que osa tal acusación, «manifestando»: que  miente.

Se puede decir… que AMLO arriesga al «Palacio»

Pero no se puede decir… que lo utiliza como «fortaleza». Desde que tomó las riendas del país, decidió irse a vivir a Palacio Nacional, —porque hombre prevenido vale por dos—, y él como político colmilludo, ya sabía que si se iba a Los Pinos, estaría desprotegido, quedando vulnerable a cualquier ataque o agresión, y dicho y hecho, ya perdí la cuenta o las veces en que se ha protegido con vallas metálicas dicho lugar, que con todo y eso, no ha sido obstáculo para que a cada rato por cualquier causa o motivo, al histórico inmueble se le causen «daños» y  perjuicios.

Se puede decir… que lo abandonaron a su «suerte»

Pero no se puede decir… que la política así es de «ingrata». Cuando se es parte de un poderoso grupo de poder, todo es dicha, alegría y felicidad, pero cuando se termina esa racha de poderío, entonces viene lo real, como le sucedió a don Jesús Murillo Karam, a quien se acusa de ser el padre de la verdad histórica, que se refiere a la sonada desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, y al que AMLO ordenó de que fuera encarcelado, para que respondiera sobre dicho caso, pero no lo hizo, y ahora está enfermo, hospitalizado y cruelmente abandonado por el «grupo» al que  sirvió.

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