Lo que no se puede decir

Se puede decir… que fue más de lo «mismo»

Pero no se puede decir… que el cambio manifestado ni se «notó». Las aspirinas estuvieron en su posición y el candidato se dedicó a atacarlas; la preferida de su profesor, se ve, se siente y abiertamente tiene el desplante de que será la próxima presidenta de México, y como siempre, despreció, ignoró y para nada le dirigió una simple mirada a su cercana rival, a la que estuvo cuestionando todas las veces que pudo, sin embargo, no pasó de ahí, entre tanto, a los tres se les olvidó de lleno, tocar el importante tema de hacer valiosas propuestas de «interés» general.

Se puede decir… que Alito hizo el «ridículo»

Pero no se puede decir… que lo afirmado por él nadie se lo «creyó». Es más, ni él tampoco, todo mundo sabe que este señor que es el líder nacional de lo que queda del tricolor, y que por cierto los auténticos priistas —y más los dinosaurios— le han pedido, suplicando y hasta rogado, que ya renuncie a ese liderazgo porque en vez de hacerle un bien, lo perjudica, a lo que se ha negado rotundamente, ya que de todo se le puede acusar, menos de maje, puesto que como diputado y jefe del PRI, goza de fuero, y esos huesos jamás los dejará, por tener varias «denuncias» en contra.

Se puede decir… que los mexicanos se unen para tener «fuerza»

Pero no se puede decir… que lo harán a nivel «nacional». En el Zócalo capitalino fue la madre de las manifestaciones, y en todo el territorio mexicano también hubo la marcha de marchas, ya que este movimiento, es por estar cansados de campañas políticas apoyadas por acarreados y que se viole la democracia, para que se respete el voto, se recupere todo lo que se ha perdido por caprichos y deje de aumentar la pobreza que rebasa ya el sesenta por ciento de los mexicanos, sobre todo, no se siga gobernado con algo muy parecido a «dictaduras» cercanas.

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