Según Roosevelt los primeros cien días de un Gobierno deben ser tomados en cuenta de manera que se establezca un criterio que sirva para evaluar el éxito del gobernante, según su liderazgo, su poder y su influencia cuando generalmente están en su máximo nivel. Hasta aquí Roosevelt.
Un poco antes del inicio del periodo de los cien días de la administración gubernamental, es importante que se haya definido el gabinete que acompañará al gobernador en su periodo que ya para entonces hubo cumplido el tiempo de gestación. De igual forma, delinear la construcción de decretos de impacto cuyo envío al legislativo deba agendarse durante el inicio del nuevo Gobierno estatal, asimismo la toma de decisiones en esos primeros cien días debe reflejar la fortaleza de un Gobierno sustentada en los acuerdos que hayan derivado de las mesas de trabajo.
Ahora bien, para el desarrollo de la administración, el Ejecutivo tendrá que ser más fuerte como nunca ha sido, imponiendo su voluntad vertical buscando un equilibrio político sostenido en la legalidad y estrechando su círculo de primera línea sin que penetren sugerencias del pasado, pues es necesario liderar no reaccionar pues ahora le toca al nuevo gobernador la responsabilidad de responder a cada ciudadano, ya que es sumamente importante tener el apoyo público que es el que sostendrá su agenda.
Todas las regiones geográficas del estado anhelan que alguno de los miembros de su sociedad participen en un puesto de importancia dentro del Gobierno, lo cual es legítimo y justo, sin embargo lo delicado de cada cartera deberá ser encomendada, claro, a profesionales que conozcan de la materia asignada.
Nuestra economía no es del todo venturosa, pues ya se ha dicho hasta la saciedad que nuestro estado está falto de dinero porque los estafadores se lo llevaron, y ahora después de más de diez años seguimos restándole a nuestros presupuestos miles de millones que se siguen abonando al débito, además agregue usted la quita que nos arrebata el Gobierno federal que le sirve para completar el costo de los hasta ahora elefantes blancos cuya planeación no la supieron cuantificar los inútiles miembros del gabinete federal, pues los costos iniciales han sido triplicados y el tiempo más extendido. Y siguen sin ser terminados.
Lo sabemos, nuestra economía estatal es débil por lo que sería prudente que el siguiente secretario de finanzas designado sea un técnico competente, pues elegir a una persona provista de recursos propios sin necesidades económicas manejando una economía frágil, nos llevaría a que se trataran los dineros públicos con una simpleza, sin darle el valor adecuado.
El nuevo secretario de Gobierno convendrá estar bien posicionado en el Poder Ejecutivo y con gran influencia en el Poder Legislativo, pues su talante debe ofrecer la ecuanimidad óptima en su actuación, ya que es pertinente buscar la empatía con esos poderes con el objetivo de que las rivalidades políticas no se desborden, lo mismo dentro de la política interior saber diluir las raspaduras que pudieran existir con el fin de no desviar el rumbo, y en el legislativo impedir que los diputados que no son de su partido, emplear estratagemas para que no controlen el Congreso.
Por lo tanto, los secretarios de primera línea deberán formar un dispositivo mediante una fortaleza que impida la intromisión de políticos que no sean afines al gobernador, por lo que entre el grupo de secretarios no se debe aglutinar un equipo de rivales, pues a veces con el tiempo, existen.
Se lo digo en serio.