Los dineros extraviados

De nueva cuenta la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) ha sido señalada luego de haber sido revisado el informe de resultados referente a los recursos económicos que le fueron transferidos por parte de la federación según la cuenta pública 2022, donde hace de su conocimiento observaciones que debe solventar, las cuales representan un monto equivalente a 613 millones de pesos.

La universidad asegura que, en un plazo menor a 30 días, entregará a la Auditoría Superior de la Federación la documentación que solvente las observaciones señaladas.

Ya en otras ocasiones a la UAdeC le fueron observados faltantes económicos, en cantidades importantes derivadas del presupuesto que suponemos fueron solventadas.

Ahora bien, sobre la actividad universitaria relacionada con la conducción por parte del rector, éste fue mencionado hace unos cuantos meses como resultado de una evaluación nacional, como recipiendario del lugar número 32 de 35 sitios, lo que se deduce, de acuerdo con esa calificación, que la labor desarrollada carece de buenos resultados que proporcione preponderancia a la casa de estudios dentro del ranking nacional.

Sobre ese tema la propia casa de estudios ha publicado, en diversas ocasiones, opiniones en donde esa institución ha sido distinguida con extraordinarias calificaciones sobre la calidad de su trabajo, emitidas por organismos poco conocidos, lo que supone pensar que esos entes poseen cierta carencia de credibilidad.

Dando vuelta al 2024 el ambiente electoral universitario entrará en ebullición, el cual terminará con la elección del nuevo rector o rectora, por lo que es imprescindible que los universitarios escojan a un dirigente idóneo, es decir, que tenga condiciones óptimas, alguien con perfil académico que conozca desde las entrañas de la institución, de la misma forma que sea propietario de una honestidad bien probada con el fin de que el presupuesto autorizado sea manejado con honradez, asimismo que observe decencia, probidad y rectitud, pues la voz popular no ha visto con buenos ojos que dentro de la estructura administrativa algunos empleados de niveles de importancia vivan sin preocupaciones económicas, y sobre todo, que después de haber pasado por puestos de dirección gocen de un estatus superior al que honestamente no lo hubieran logrado.

La universidad es lugar de ciencia, de autogobierno, de libertad de pensamiento que no esté atada a los vaivenes de la política, por lo que los universitarios y solo los universitarios deben conducir la nave con sus propias decisiones, caminando con pasos oportunos.

En las últimas fechas han aparecido nombres de posibles candidatos a la rectoría como: Sandra López Chavarría, coordinadora de la unidad Torreón, al parecer con preferencias rectorales; igualmente Alfonso Yañez Arreola, actual director de la Facultad de Jurisprudencia; Octavio Pimentel, de Coordinación General de Vinculación e Innovación Productiva de la casa de estudios, y algunos otros, también se menciona a Jorge Alanís Canales, actual tesorero de la Universidad, el cual ha sido referenciado en diversos medios como falto de probidad, es decir, falta de rectitud pues al parecer ha utilizado facturas fantasma para su provecho, por lo que una persona con ese tipo de actuaciones desde luego no debe participar en la contienda, si son verídicas las acusaciones, mucho menos seguir manejando los dineros de la institución.

Es importante que el señor Alanís demuestre que esas faltas inculpadas, por su bien y el de la universidad.

Se lo digo en serio.

Autor invitado.

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