Los miedos de Xóchitl

Nadie esperaba una candidatura campechana, simpática y con ángel para atraer a los electores, una candidatura que se salió del presupuesto y los planes A, B y C, de un proyecto de Gobierno cada vez más cercano a la categoría de «fallido» a menos de que se pueda corregir el rumbo en lo que resta de este año.

La carrera presidencial que se anticipó por la falta de resultados y el desgaste gubernamental, puede registrar un vuelco inesperado después del surgimiento de una candidatura que nadie esperaba y que crece como la espuma con apoyo mediático a través de la descalificación con declaraciones y acusaciones sin fundamento legal para tumbarla antes de la campaña oficial.

La carrera presidencial gracias al «dedo» elector parece se concretaría a una candidatura femenina y la obstinación por la única figura oficialista provocó el surgimiento de la nueva alternativa, que al menos en el plano mediático, parece más original, simpática, parlanchina y auténtica del estilo populista que hoy impera en el mundo.

La sorpresa alcanzó al líder moral del actual oficialismo porque nunca imaginaron, él y sus asesores y seguidores, que el perfil superaría por mucho la pobre capacidad de la delfín política oficial para el seguimiento del actual régimen político.

Por momentos se observa desesperación porque la pre-precampaña aún es joven y parece que los tiros de precisión para debilitar la peculiar candidatura de oposición, fallan más que acertar y, por el contrario, fortalecen más la presencia de una mujer que tiene buen manejo de la dialéctica populista pero que también comparte una nueva visión de gobernanza alejada de los extremismos que hoy privan en la nación.

Es muy aventurado establecer que esta nueva candidatura femenina puede vencer la que se construye desde hace al menos dos años, es decir mientras la figura que auspicia a la candidata oficial, mantenga sus niveles de aceptación como marca política, será complicado ganar en las urnas presidenciales el próximo 2024.

Pero lo que sí es un hecho es que si se mantiene la candidatura femenina de la oposición el porcentaje de votos se va a reducir considerablemente y probablemente ambas cámaras sean dominadas por el frente opositor.

Otro de los posibles escenarios es que ante las diferencias de simpatía, magnetismo y encanto de una candidatura populista opositora, la decisión cambie de último momento a la candidatura masculina y habría que esperar la respuesta del bloque opositor sobre mantener una mujer en su candidatura o cambiarla a un hombre.

No hay que olvidar que la oposición siempre espera los movimientos del oficialismo para tomar sus decisiones y estrategias que en algunos casos son similares a las de su opositor.

El proceso es cada vez más interesante en medio de un clima de incertidumbre social por el clima de inseguridad y por una crisis financiera en la que la sociedad observa que todo es más caro y los sueldos ya no alcanzan para todos los sectores económicos de la sociedad.

El miedo no anda en burro y las reacciones por momentos incluso parecen cómicas, berrinchudas y extremas, pero hay que reconocer que la candidatura parlanchina y populista le ofrece un nuevo color y sabor a la anticipada carrera presidencial mexicana.

Autor invitado.

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