Marko con K, zopenko y kakistócrata

De veras que el tal Marko Cortés Mendoza, presidente nacional del PAN, es un zopenco, palabra que tiene como similares abrutado, torpe, zoquete, tarugo, mentecato y patán. Y también es un kakistócrata, un término muy elevado para Marko con K, pues el politólogo Michelangelo Bovero le da connotaciones filosóficas a la kakistocracia, palabra que viene del griego kakos que refiere al malo, sórdido, funesto, siniestro, vil, sucio, incapaz, perverso, nocivo e innoble y que Bovero acuñó para definir al gobierno de los peores.

Pero definir a Markitos Cortés como un kakistócrata es elevarlo mucho porque Marko no es malo, es maleta. Y afirmamos que es maleta en la connotación que se refiere a la persona que desempeña con torpeza y desacierto la profesión o el encargo que ejerce y en el trabajo de ser dirigente nacional del PAN, Marko con K, es totalmente maleta. Es el peor presidente del PAN en toda su historia.

Y es que de todos los michoacanos que han presidido al PAN, Marko es el peor. Honrosas excepciones han sido don José González Torres y Felipe Calderón. Mientras que Germán Martínez, César Nava y Marko Cortés son el tobogán de la degradación.

La vieja guardia del PAN fue una militancia heroica que mantuvo con vida al partido a cambio de nada. Eran los tiempos de la «Brega de eternidad» sin acceso al poder. El primer mandatario que ofreció al PAN un puesto en su gabinete fue don Manuel Ávila Camacho. El «Presidente caballero» le propuso al panista Manuel R. Samperio la titularidad de la Procuraduría General de la República, ofrecimiento que el panista rechazó.

Por eso decimos que el peor presidente que ha tenido el PAN en su historia es el mequetrefe de Marko Cortés. Eso de revelar acuerdos que todos los partidos y en todos los países hacen como parte normal de la política ha sido el combustible que el presidente Andrés Manuel López Obrador necesitaba para distraer la atención sobre el verdadero escándalo que Sanjuana Martínez ha desatado con los moches para la campaña de Claudia Sheinbaum. Y hasta parece novato el tontejo de Marko con K, tomando en cuenta que el diccionario de urbanismos define tontejo como la combinación de tonto y pendejo.

Y el colmo es que la gris candidata de la coalición PRI-PAN-PRD, Xóchitl Gálvez, también se hace la ofendida y abona reprobando un asunto que no tiene la menor trascendencia. Se afrenta del gobernador Manolo Jiménez Salinas. Esta indígena otomí del Valle del Mezquital niega que es panista siendo que el PAN la ha encumbrado políticamente a los altos puestos del poder. Ambigua y retráctil, presume la venta de gelatinas, aunque en su pueblo digan que era rica. ¿Trotskista, marxista y panista? Indigenista, aunque use filtros semejando una Irán Eory con rasgos de otomí. Todo lo contrario del Regente de Hierro, don Ernesto P. Uruchurtu, vasco por los cuatro costados, pero él presumía que era un indio yaqui de Vícam, Sonora.

Con un dirigente como Marko con K, que le ha dado a López Obrador la metralla suficiente para atacar al PRI y al PAN, y con esta candidata ambigua y retráctil como Xóchitl Gálvez afrentándose del gobernante Manolo Jiménez, poco se puede esperar en la próxima elección. Urge, pues, tocar a rebato. Hoy más que nunca está vigente la frase que Walt Kelly puso en boca de su caricatura Pogo: «Jefe, hemos encontrado al enemigo: ¡Somos nosotros mismos!».

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