La lucha política en la adelantada sucesión presidencial de nuestro país colocó a un partido político en al menos tres posiciones que el futuro decidirá la conveniencia de un error o un acierto en la decisión para el cambio de poder en el Gobierno federal y el análisis coloca el proceso en un momento histórico digno de estudio en el presente y el futuro.
Movimiento Ciudadano es ahora el invitado o invitada al baile con la que los dos bandos quieren compartir la pista y aunque sus niveles de votación o popularidad no son los mejores o garantía de triunfo electoral, sí su decisión final, será un mensaje político y social en el marco de las dos alianzas que competirán en el proceso electoral nacional del próximo año 2024.
El fenómeno de lucha por la posición del «Movimiento Naranja» se convierte en una presión, si bien no intensa, sí constante por parte de los dos bandos: los que no se quieren ir y los que quieren llegar, pero respuesta del partido en disputa es hábil con el discurso de que hay que esperar los tiempos oficiales de pronunciamientos y posturas para antes de que termine el actual año y el inicio de la contienda sea oficial en los tiempos y fechas de las autoridades federales electorales.
La primera posición esperada de Movimiento Ciudadano es la designación de un candidato presidencial propio que se limita ahora a sólo dos perfiles propios que son mencionados y que podría lograr un incipiente posicionamiento nacional: el gobernador de Nuevo León y el alcalde de Monterrey.
Su opción más viable era el gobernador de Jalisco que hace algunas semanas se bajó de la carrera e incluso mostró su inconformidad por la parsimonia en tiempos políticos de la dirigencia nacional y que en apariencia generó ya un distanciamiento entre ambas posiciones.
En este escenario, muchos analistas y ciudadanos no descartan la posibilidad de que alguna de las «corcholatas», específicamente el «carnal» Marcelo pueda abanderar la candidatura presidencial naranja como una estrategia conjunta con el líder moral de Morena, para restar votos a la inminente candidatura clase-mediera femenina del bloque opositor.
El segundo escenario del partido de Dante Delgado y que el humilde escribiente anticipa como una gran posibilidad, es no presentar candidato presidencial y sin hacer una alianza oficial o pública con el partido en el poder Federal, declinaría alianza con el bloque opositor y solo participaría en la elección legislativa y en posiciones estatales y municipales importantes del país, incluso como Jalisco donde ya gobiernan.
El último escenario se liga al segundo pues con eso no hay alianza con el bloque opositor y su trabajo electoral estaría ligado también a la competencia y ataque contra PAN, PRD y PRI para evitar que avancen en la elección por las dos cámaras federales y no logren triunfos en gubernaturas, alcaldías y congresos del interior de la república.
La decisión que tome la dirigencia nacional y los intereses económicos, políticos y sociales que representa Movimiento Ciudadano, serán fundamentales en el crecimiento de ese organismo político que aún no convence del todo en su vocación de candidaturas ciudadanas y que puede perder o ganar el posicionamiento que se planteó inicialmente en estados como Jalisco y Nuevo León.
En la actualidad la puja del bloque opositor por la alianza con los naranjas ya bajó de intensidad e incluso se convirtió en una disputa de reclamos y urgencia de definición política en forma blanda y estéril; ahora es el partido en el poder y sus aliados los que alientan la coalición enviando mensajes de cariño y reconocimiento a las dos posibilidades de candidatura presidencial del Movimiento Ciudadano.
El tiempo de definición se acorta y solo restan poco más de 90 días para la decisión final que seguramente podría cambiar los momios y el rumbo de las encuestas justo en el inicio del proceso electoral cuando los contendientes por la grande ya tendrán un candidato virtual a la presidencia de México.