Con frecuencia relegadas a la sombra de la actividad productiva o artística de los hombres, la cultura es un ámbito en el que también las féminas han tenido logros destacables en México y, por su relevancia, también merecen ser recordadas
Indiscutiblemente la historia de la humanidad se ha convertido en la historia del hombre, donde la narrativa de la historia es predominantemente masculina. La voz oficial que recapitula nuestro pasado parece olvidar el papel de las mujeres en la construcción de nuestra sociedad y las relega a un lugar secundario o a un correlato menor en el que las acciones del hombre llevan el hilo conductor de la trama del mundo.
No es un accidente, esta manera tendenciosa de aludir a la memoria responde a las estructuras que sostienen la desigualdad y jerarquizan los géneros. En aras de aspirar a un verdadero progreso, se hace necesario escribir la historia desde la voz de las mujeres, recordar sus aportes y la importancia de su participación activa en la construcción de la sociedad.
Desde una perspectiva de género, estas son algunas mujeres cuyas obras, talento y aportaciones se recuerdan en un ejercicio de memoria y escritura que se resiste a olvidar su relevancia en la vida cultural de México.
Esperanza Iris (1888-1946)
Esta tabasqueña inició su carrera como actriz de teatro en su infancia, cuando creció incursionó a partir de 1902 en importantes obras que le dieron fama y la llevaron a viajar por el mundo, fue conocida como «La Reina de la Opereta» y «La Emperatriz de la Gracia», seudónimos que le fueron dados en Brasil por su destacado desempeño; además, en España fue condecorada por el rey Alfonso XIII.
Para 1918 construyó su propio teatro, que fue bautizado con su propio nombre e inaugurado con la presencia del presidente Venustiano Carranza. Actualmente dicho teatro es considerado uno de los recintos culturales más importantes de la Ciudad de México. En 1922 fue declarada «Hija predilecta de México» por sus aportaciones a la vida artística y cultural del país. Trabajó como actriz en las películas Mater nostra (1936) y Noches de Gloria (1938).
Josefina Vicens (1911-1988)
Fue una guionista, periodista y novelista mexicana que incursionó en el mundo de la cinematografía en 1948, después de ingresar al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. Sus primeros guiones fueron para las películas Aviso de ocasión y La rival.
A lo largo de su carrera produjo más de 90 guiones y fue acreedora del premio Ariel en dos ocasiones por las películas Renuncia por motivos de salud (1975 y Los perros de Dios (1979).
Trabajó como cronista, fundó y dirigió su propio periódico titulado Torerías, escribió artículos de opinión sobre política y cine. Estos textos fueron publicados bajo diferentes seudónimos, entre ellos Pepe Faroles y Diógenes García.
Para 1958 escribió su primera novela titulada El libro vacío, por la cual recibió el Premio Xavier Villaurrutia y tuvo buena recepción por la crítica. En 1982 publicó su segunda novela Los años falsos, la cual tuvo una recepción menor en comparación con su antecesora.
Mimí Derba (1893-1953)
Fue una mujer pionera en el cine mexicano y considerada como una de las grandes divas del teatro de revista en nuestro país. Pese a que inició su carrera actoral en 1911 en La Habana, Cuba, la fama llegaría a ella años después, luego de debutar en el Teatro Lírico con la obra El Cabo Primero, de Carlos Arniches.
En 1917 funda la compañía Azteca Films. Con este proyecto Derba se convierte en la primera mujer en dirigir una película en México, se trató de La tigresa, filme basado en un drama italiano, línea que seguirían las producciones realizadas por la empresa hasta 1919, año en que decide acabar con el proyecto.
También tuvo una carrera literaria, pues escribía relatos y crónicas que fueron reunidas para publicar un libro en 1921 titulado Realidades.
Participó en más de 10 películas del cine de oro mexicano, entre las que destacan El baisano Jalil (1942), Flor Silvestre (1943), La mujer sin alma (1944) y Dos tipos de cuidado (1952).
Rosa Rolanda (1895-1970)
Fue una bailarina de origen estadounidense, cuya mayor parte de su vida se asentó en la Ciudad de México. Nació bajo el nombre de Rosemonde Cowan Ruelas y comenzó a utilizar su seudónimo una vez que ingresó en el mundo de la danza en obras de teatro musical en 1915; trabajó en Broadway y experimentó con diversos ritmos de danzas de Java y de las Indias Orientales.
Tras su éxito como bailarina y su gira por Europa, se asentó en San Ángel, Ciudad de México. Su casa se convirtió en un centro de reunión para artistas e intelectuales mexicanos como Frida Kahlo, Diego Rivera, Guadalupe Marín, Roberto Montenegro, Tina Modotti, Edward Weston, entre otros.
Incursionó en el cine, la pintura, la fotografía y el diseño de vestuario. Su obra fotográfica fue difundida en diversos e importantes medios y publicó algunos libros como Living and Dead: The Dance in India and Bali y El sur de México. Su obra estuvo mayoritariamente caracterizada por el surrealismo. E4