No cambiaría absolutamente nada de lo que he escrito

Física y mentalmente lastimado, el escritor de origen indio confiesa que le cuesta mucho esfuerzo escribir, pero reconoce también que ha progresado en su rehabilitación

Seis meses después del ataque que sufrió a manos de un fanático religioso, el escritor Salman Rushdie le concede una entrevista al diario The New Yorker para informarle al mundo que, considerando la gravedad de las heridas que le infligieron, se encuentra bastante bien recuperado. Sin embargo, confiesa que aún le cuesta escribir, pero que no por ello lamenta haber publicado Los versos satánicos, novela que le valió el reconocimiento mundial de la crítica y el público, al mismo tiempo que una condena a muerte por parte del régimen iraní. «Pasaron tres cuartas partes de mi vida como escritor desde la fatwa. De alguna manera, no puedes arrepentirte de tu vida».

«Estoy teniendo muchas, muchas dificultades para escribir. Me siento a escribir, y no sucede nada. Escribo, pero es una combinación de vacuidad y desechos, cosas que escribo y borro al día siguiente».

Salman Rushdie, escritor

La decena de puñaladas que recibió lo dejaron sin la visión de su ojo derecho y su mano izquierda está casi inutilizada pues el nervio cubital fue muy dañado. También ha perdido la sensibilidad en dos dedos y parte de la palma de la mano, lo cual le impide teclear. Súmese a ello que ha adelgazado 20 kilogramos y sufre un movimiento involuntario en un labio que, afortunadamente, no le impide hablar.

El novelista, de 75 años, confesó que batalla para escribir, no solo a causa de las cicatrices físicas, sino también las mentales.

«Tengo eso que se llama trastorno de estrés postraumático. Estoy teniendo muchas, muchas dificultades para escribir. Me siento a escribir, y no sucede nada. Escribo, pero es una combinación de vacuidad y desechos, cosas que escribo y borro al día siguiente», expresó.

Rushdie tuvo que permanecer escondido y bajo vigilancia oficial durante muchos años, luego que el primer líder supremo de Irán, el ayatolá Ruhollah Jomeini, declarara una fatwa en su contra por considerar blasfema su interpretación del islam y el profeta Mahoma en el libro Los versos satánicos, publicado en 1988.

«Estoy informando a todos los valientes musulmanes del mundo que el autor de Los versos satánicos, un texto escrito, editado y publicado contra el islam, el profeta del islam y el Corán, junto con todos los editores y editoriales conscientes de su contenido, están condenados a muerte. Hago un llamamiento a todos los musulmanes valientes, dondequiera que se encuentren en el mundo, para que los maten sin demora, para que nadie se atreva a insultar las creencias sagradas de los musulmanes en lo sucesivo. Quien muera por esta causa será mártir, si Dios quiere. Mientras tanto, si alguien tiene acceso al autor del libro, pero es incapaz de llevar a cabo la ejecución, debe informar a la gente para que sea castigado por sus acciones», proclamaba Jomeini el 14 de febrero de 1989.

En uno de sus tantos artículos, titulado «El problema de la religión» el propio Rushdie bromeaba ligeramente sobre su situación: «Nunca me consideré un escritor preocupado por la religión, hasta que una religión empezó a perseguirme», reveló entonces.

Sobre esta condición y lo ocurrido en Nueva York, comenta el novelista: «Preferiría no vivir amenazado, pero no cambiaría absolutamente nada de lo que he escrito».

Crece su obra

A pesar de su estado físico y mental, la más reciente novela de Rushdie, Ciudad Victoria, que fue escrita completamente antes del ataque, salió a la venta el pasado martes, 7 de febrero.

Se trata de una crónica fabulosa del imperio vijayanagara, en el sur de India, entre los siglos XIV y XVI, donde la protagonista es una niña de nueve años llamada Pampa Kampana.

La crítica la describe como una historia «épica, jocosa, extravagante y desatada» que sigue fiel al realismo mágico que singularizó su obra entre los maestros de la literatura poscolonial.

Tratándose de la primera novela de Rushdie tras el ataque, no es de extrañar que la obra se convirtiera en un fenómeno incluso antes de su publicación. E4


Coahuila defiende autonomía por «plan B»

Congreso, municipios y universidades del estado cierran filas contra la reforma a la Ley de Comunicación Social

El Congreso de Coahuila, junto con sus municipios y universidades se unieron para hacer frente al decreto que limita la comunicación social de los Gobiernos con sus ciudadanos.

Por tal motivo, el Gobierno del estado promovió una Demanda de Controversia Constitucional en contra del Congreso de la Unión, como consecuencia de la aprobación, promulgación y publicación en el Diario Oficial de la Federación, del decreto que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley General de Comunicación Social y de la Ley General de Responsabilidades Administrativas.

El secretario de Gobierno del estado, Fernando de las Fuentes Hernández, considera que con estas legislaciones la federación se extralimitó en sus funciones y cometió injerencia en asuntos que le atañen al estado y sus municipios.

«La federación no puede supervisar la aplicación de los recursos propios de los estados y los municipios, donde en cada ente hay responsabilidad de eso de sus principales autoridades», argumentó.

Por su parte, el secretario del Ayuntamiento, Carlos Estrada Flores, aseguró que el objetivo es declarar inválido el Artículo 26 de la Ley General de Comunicación Social, que atenta contra la libertad hacendaria de los municipios para ejercer la libre administración de sus recursos e invade su autonomía.

La resolución de la demanda queda ahora en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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