Noventa días de campaña y promesas

Ya iniciaron los noventa días de campañas para la elección más grande de México para renovar la presidencia, el poder legislativo, gubernaturas y alcaldías en las votaciones del próximo 2 de junio, en la cual participarán más de 400 candidatos y al menos siete partidos políticos de cobertura nacional.

Con la campaña y sus largos 90 días, que se suman a las pre-precampañas, precampañas y destapes anticipados, los ciudadanos sumaremos entre el 2023 y el 2024 al menos seis meses de saturación política y sus personajes, quienes aseguran ser la solución de los graves problemas que vive este país.

Hay que prepararse porque usted y el humilde escribiente tendremos que ver, escuchar y leer más de 20 millones de spots de televisión, radio e internet con mensajes que suman en total 170 mil horas para promover candidatos y partidos.

El bombardeo de partidos políticos, candidatos y gobernantes puede significar para muchos una razón para provocar el hartazgo, enojo y rechazo de los ciudadanos para participar en un proceso electoral que será histórico para el país.

En la división de los 20 millones 360 mil 081 spots, poco más de 16 millones corresponden a los partidos políticos y más de 4 millones y medio de mensajes corresponden a las autoridades electorales.

Hay que sumar la cobertura periodística que los ciudadanos visualizarán y escucharán en noticieros de televisión y radio, pero además se planea un bombardeo en redes sociales de internet para llegar a todos los segmentos de la población, sobre todo los jóvenes.

Muchos ciudadanos, sobre todo, aquellos que reciben apoyos, becas y beneficios gubernamentales de los tres niveles de gobernanza, además estarán obligados a acudir a mítines, reuniones masivas y encuentros de organización para las votaciones.

El modus operandi en este proceso electoral no es muy diferente a los anteriores, pero hoy el entorno es de mayor y alto riesgo, pues si los resultados son adversos al grupo de poder mayoritario en el país, se cuestionará a las instituciones organizadoras y de jurisprudencia electoral para debilitarlas aún más.

El panorama al menos en el futuro no es el más prometedor con tres candidaturas presidenciales sin ángel, sin propuestas y sobre todo sin ofrecer la seguridad de soluciones para enfrentar problemas graves de inseguridad, salud y combate a la corrupción.

En las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados, la situación no es diferente e incluso podría ser peor, pues muchos de los legisladores serán reciclados y la estrategia de los dos bandos en competencia aún no es clara y deja muchas dudas sobre el futuro del poder legislativo.

La numeralia de las encuestas no proyecta cambios en los resultados de la elección presidencial, pero lo que verdaderamente importa es el resultado de la elección de senadores y diputados para evitar una mayoría absolutista que entonces sí permita establecer un nuevo sistema político autoritario y sin oposición alguna.

Hay que prepararse para vivir una campaña histórica, como la elección, pero también con resultados, que salvo una sorpresa inesperada, escribirán un capítulo oscuro, amargo y difícil de recuperar en muchos años más.

Autor invitado.

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