Novia de rancho. Antología de monólogos

Palabras de presentación para el más reciente libro de Cutberto López. Una compilación personal de obras que fueron concebidas para ser llevadas a la escena por un solo intérprete, usualmente femenino

Presentar un libro siempre conlleva una grave responsabilidad, porque es la visión del lector en un estado de ánimo en particular al momento que realiza su lectura, además de estar planeando las palabras que serán compartidas ante un auditorio y que estas sean cautivadoras para visibilizar dicho ejemplar y lograr su compra por parte de los escuchas.

Aunado a este trabajo, podría parecer más novedoso o difícil para aquellas personas que no están relacionadas al quehacer teatral y que hacen una lectura de textos dramatúrgicos, ya sea por acotaciones del autor o tecnicismos de la jerga teatral. Afortunadamente, Cutberto López Reyes hace un balance de todo ello para que cualquier lector, esté inmiscuido en las artes escénicas o un simple mortal, se adentre a la lectura de las 16 piezas que presenta en su obra Novia de rancho. Antología de monólogos, editado por la Universidad de Sonora y la presidencia municipal de Hermosillo, a través de su Instituto de Cultura, el pasado junio de 2021.

«Esta novia, cuya portada es la imagen de la espléndida actriz Marisol Sánchez, nos compromete a decir sí a todo, a decir «sí acepto», a construir la historia en conjunto empatizando con sus situaciones, con sus consecuencias, o simplemente a ser testigo de su empoderamiento y visibilidad».

Cuberto López Reyes

En esta compilación personal de sus obras, sus textos que fueron concebidos para ser llevados a la escena por un solo intérprete. En su gran mayoría líneas son para intérpretes femeninos, dejando solo el 37% para las voces masculinas ¿Acaso relaciona este hecho como ejemplo de la toma de batuta de la mujer para precisar el momento actual?, ¿o será la fascinación y admiración del autor para con este género para ampliar y regodearse en los detalles descriptivos que llevan sus personajes a través de las féminas?

Las 16 propuestas escritas dejan al lector —y posiblemente al director de escena— la libertad de colocar la acción en el plano y espacio que se desee ponerse. Hay mínimas acotaciones que permiten hacer suyo este texto e imaginarlo en donde al lector le plazca ubicarlo. Existen hasta dos obras que carecen de signos de puntuación, mismo que la lectura se hace más rigurosa y obliga que sea a un ritmo cuidadoso y/o provocación para su relectura y encontrar los matices que el personaje lanza en sus relatos.

Las impresiones son tan variadas como las mismas historias (alerta de spoiler): en «Náufrago del cielo», un paracaidista con cuestionamientos existenciales realizados desde el limbo de la atmósfera, con delirios y desvaríos en la soledad del silencio y del aire. En «Secundariana», la chica protagonista en medio de sus decisiones sexuales para comerse al mundo. La madre que ruega por su hijo «problemático» y su corrección es la tónica en «Oración a la guadalupana». Por su parte, con «La encarnadora», nos narra las peripecias de una cantante e imitadora que se ve inmiscuida con el crimen organizado, tal como lo sucede las dos anteriores obras de esta compilación.

En «La rata» nos adentra en una serie fantástica de animales, siendo en esta un reclamo desde la tribuna de la ONU por el maltrato hecho por los humanos. Así mismo, con «Suéltame la cadena», escuchamos de viva voz el sentir de un perro de pelea, quien planea su sueño de venganza. También hay textos donde se comparte con animales, como lo es la mujer frente a un pingüino en «Antártida», a quien se topa cuando emprende un viaje para conocer al amor de su vida.

En «Tendencia mundial» se desprende el infierno de un chaparro en medio de una familia de gran altura. Las preguntas resuenan en «Alerta amber» con la madre cuya hija se encuentra desaparecida, pero las preguntas se dirigen sobre su propio actuar. Con el texto de «Rota» vemos a una mujer aprendiendo a ser madre a través de sus muñecas.

También Cutberto nos lleva a la fantasía del circo, donde se va desdibujando el oficio de sus integrantes frente al hecho trágico del protagonista en «El hombre bala». La discusión-reclamo que hace un esposo a su pareja es el reflejo del título «Platos rotos». Y siendo en «Horrografía» (con hache) la permanente corrección ortográfica al escribano sobre una constancia de hechos. Es en «Abro y cierro los ojos» donde el autor hace una revelación de un mundo surrealista, donde el protagonista manipula la relatividad del tiempo de un cerrar de ojos, dictado por su creador: el escritor. Al final vemos en «La luser» a una alcohólica que confiesa tener una mala suerte desde su nacimiento: nacida para perder.

El libro toma su nombre de una obra con la que inicia esta antología: «Novia de rancho», cuyo personaje femenino en este drama —título endilgado a estas costumbres bucólicas— donde ella se queda al pie del altar y «secuestra» a sus lectores —y posible público en el hecho escénico— a fin de lograr su cometido: casarse como Dios manda. Con esta referencia y premisa, Cutberto López nos secuestra para —a punta de pistola/pluma— leer todo el contenido de sus 16 pasajes, para al final, tener un bagaje de todas nuestras pasiones y desamores como humanos. Esta novia, cuya portada es la imagen de la espléndida actriz Marisol Sánchez, nos compromete a decir sí a todo, a decir «sí acepto», a construir la historia en conjunto empatizando con sus situaciones, con sus consecuencias, o simplemente a ser testigo de su empoderamiento y visibilidad.

Concuerdo con Carlos Iván Córdova, quien en la contraportada precisa que nos encontramos en este libro con un dramaturgo de innegable originalidad y madurez. Y yo agregaría que nos encontramos con un parteaguas y hacedor de muchos talentos en nuestro país, generoso, grande como él mismo. Con un grande de cuerpo y de mente creativa. Gracias por tal magnitud de su pluma. E4

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