Para Higinio

Ignoro la relación que los exgobernadores guarden con sus colaboradores más próximos, pero dudo que la de alguno sea tan cercana como la de Eliseo Mendoza con los suyos. A algunos los considera hijos y a todos hermanos. Está atento de cada uno y aun con la pandemia los reúne en su casa de Puerta del Sol en grupos de cinco, con respeto a las medidas de seguridad sanitarias. Hace tres meses acudimos Antonio Harb, Juan José Cornejo, Raúl Garza e Higinio Calderón, quien, a pesar del viaje de ida y vuelta de ese día a Ciudad de México, estaba como unas castañuelas, exultante y lleno de planes.

«¿Sabían qué…?», acostumbraba preguntar para enseguida dar cátedra del tema, sin ínfulas, pues el pavoneo es cosa de engreídos y almas pequeñas. Esa ocasión trató sobre los presidentes de la República originarios de Coahuila, pero centrado en Melchor Múzquiz, sucesor de Anastasio Bustamante, quien ejerció por cinco meses (de agosto a diciembre de 1832). Conocí a Higinio a mediados de los setenta del siglo pasado en Torreón donde se reunió con representantes de la sociedad civil para promover la Universidad Autónoma del Noreste. Informó de la donación de terrenos para la Unidad Laguna, por parte del Gobierno de Óscar Flores Tapia.

Años más tarde coincidimos en el equipo de Eliseo Mendoza, en el cual Higinio se desempeñó, de manera destacada, como líder del PRI, diputado local y secretario de Programación y Desarrollo Económico. El gabinete legal de Mendoza ha sido uno de los mejores, junto con el de Flores Tapia. Basta revisar perfiles y analizar resultados. Ya he comentado que sin el Impuesto Sobre Nóminas, establecido en su sexenio no obstante la oposición y reticencia de un sector del empresariado, en particular de Saltillo, la crisis financiera del Estado, consecuencia de la megadeuda, sería insostenible. Hoy refrendo esa idea y la necesidad de que el gravamen retome el compromiso original —condición para ser aprobado— de invertir su producto por consenso en los municipios donde se genera en vez de emplearse al arbitrio del gobernador de turno, para tapar agujeros o como moneda de cambio.

Nombrar a Higinio González secretario de Educación sí representó un acierto del gobernador Miguel Riquelme, pues ha sido uno de los mejores por su aptitud y sensibilidad —otros fueron mercenarios vulgares que aprovecharon el puesto para lucrar y trepar políticamente—. El lagunero mostró además carácter frente al cacique sindical que hasta el final impugnó su decisión. La noticia sobre el deceso de González la dio en su cuenta de Twitter sin aspaviento como también lo hizo al nombrar a Carmen Ruiz encargada del despacho.

La última vez que mi esposa Chilo, un grupo de amigos y yo departimos con Higinio fue el 18 de septiembre en la Hacienda La Florida donde Daniel Calvert, su familia y el personal de Ecolimpio celebraron el 25 aniversario de la empresa. «Baby —compañera suya de toda la vida— no pudo venir, está en reposo», explicó. Francisco Niebla le susurró algo y se lo fue a contar a la secretaria de Cultura, Sofía García. Regresó como se había ido: feliz, relajado, pleno. El director de la Sinfónica de Coahuila, Natanael Espinoza, anunció en ese momento la interpretación de un bolero que atribuyó a Manzanero. A Higinio no le sonó, ni a mí tampoco. Su autora era María Luisa Landín y la tarareamos.

Higinio es la confirmación de que en la política y en el servicio público no todo está podrido, por mucho que los pícaros ensucien, y de que los buenos son mayoría, aunque no hagan ruido. «Hemos perdido a un amigo leal y a un gran compañero de nobles luchas. Descanse en paz nuestro querido Higinio González Calderón». El mensaje es de Eliseo Mendoza. Para congregar y abrazar —o en casos como este despedirse con un nudo en la garganta— a colaboradores de un Gobierno que terminó hace 28 años, se necesita autoridad moral. Ese fue uno de los distintivos del gran Higinio. Su obra en la UANE debe ser honrada y preservada por el personal, el alumnado y la sociedad, frente a la devastación iniciada por accionistas inescrupulosos cuya soberbia y afán de lucro les incita a cometer atropellos y a pisotear derechos laborales. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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