Paro automotriz frena a EE. UU.; México vuelve a estar en ascuas

A dos semanas de la huelga, Ford cede, pero GM y Stellantis permanecen inflexibles. Biden aprovecha el río revuelto para pescar votantes. INA considera «marginal» las pérdidas que pueden registrarse en el país

Diversificación: la clave en Coahuila

México sigue de cerca el desarrollo de la huelga del sector automotriz en Estados Unidos, a sabiendas de que un mal desenlace puede repercutir con dureza en la economía nacional. Por el momento, la Industria Nacional de Autopartes (INA) se muestra optimista y estima que la producción de autopartes en el país podría presentar una disminución de aproximadamente 76 millones de dólares, equivalente a 0.1% de las exportaciones mexicanas del ramo al país vecino durante 2022.

El contrato colectivo del sindicato United Auto Workers (UAW) con tres de los más importantes fabricantes de automóviles —Ford, Stellantis y General Motors (GM)— y que vinculaba a más de 146 mil trabajadores del sector, expiró a las 11:59 p.m. del 14 de septiembre. El momento lo aprovechó el presidente de UAW, Shawn Fain, para anunciar el inicio de la huelga en tres plantas de manufactura clave: la Planta de Ensamble de Ford en Wayne, Michigan; la Planta de Ensamble de Stellantis en Toledo, Ohio; y la Planta de Ensamble de GM en Wentzville, Missouri.

«Como hemos dicho durante semanas, no vamos a esperar eternamente para obtener contratos justos en los “Tres Grandes”. Invitamos y alentamos a cualquiera que apoye nuestra causa a unirse a nosotros en las protestas, desde amigos y familiares hasta el presidente de Estados Unidos».

Shawn Fain, presidente de UAW

Una semana después de negociaciones con escasos avances el UAW decidió ampliar su huelga y abandonó 38 centros de distribución de repuestos de GM y Stellantis en 20 entidades de Estados Unidos. Otros 5 mil 600 trabajadores se unieron a los 12 mil 700 que ya estaban en protesta. Solo Ford fue exenta de paros adicionales porque cumplió con algunas de las demandas del sindicato.

«Como hemos dicho durante semanas, no vamos a esperar eternamente para obtener contratos justos en los “Tres Grandes”», dijo Fain ante los miembros del sindicato. «Invitamos y alentamos a cualquiera que apoye nuestra causa a unirse a nosotros en las protestas, desde amigos y familiares hasta el presidente de Estados Unidos».

«Es hora de alcanzar un acuerdo en el que todos ganen y que mantenga próspera la fabricación de automóviles estadounidense con empleos bien remunerados».

Joe Biden, presidente de Estados Unidos

A pesar de la extensión de la huelga, en México la INA aún no enciende las alarmas y mantiene su estimación de pérdidas inicial. Asegura que el paro tendrá en el corto plazo un efecto marginal en el país porque las exportaciones de autopartes a EE. UU. están enfocadas en la industria automotriz terminal y no en el mercado de postventa. «Por lo anterior, esta actualización no modifica la estimación de la INA en relación con el efecto de la huelga, por lo que la producción de autopartes a nivel nacional podría presentar una disminución adicional de aproximadamente 76 millones de dólares durante la próxima semana, lo que sigue representando un porcentaje mínimo de las exportaciones mexicanas de autopartes a Estados Unidos», señaló en un comunicado.

Las demandas

El sindicato exige un aumento salarial inmediato del 20% y cuatro aumentos adicionales del 5% cada uno. En total, elevarían el salario por hora en un 46% durante los cuatro años de vigencia del contrato. Sin embargo, para el mismo tiempo GM y Ford proponen incrementos del 10% cada uno, mientras Stellantis ofrece un 14.5%. Fain calificó esas ofertas de «insultantes», dado el considerable aumento de los beneficios de los fabricantes de automóviles.

Art Wheaton, director de estudios laborales en la Escuela de Relaciones Industriales y Laborales de la Universidad de Cornell en Buffalo considera que, a pesar de la diferencia en las propuestas, el sindicato todavía puede obtener grandes ganancias en los aumentos salariales —aunque no esté a la altura de sus exigencias actuales— si logra la eliminación de un nivel inferior de los salarios de los trabajadores contratados desde 2007.

Un punto a favor de los sindicatos es la buena salud financiera que atraviesa el sector pues las negociaciones suelen empantanarse cuando las empresas se encuentran en dificultades. Actualmente prevalece una fuerte demanda de automóviles y camionetas. El año pasado, GM y Ford obtuvieron beneficios récord, y los números de Stellantis también aumentaron, a pesar de ser una empresa que inició recientemente —en 2021— tras la fusión del grupo ítalo-estadounidense Fiat Chrysler Automobiles y el francés Groupe PSA.

Para Patrick Anderson, CEO de Anderson Economic Group, una firma de investigación de Michigan, «la diferencia entre los fabricantes de automóviles y los sindicatos en los salarios es una brecha que podría cerrarse».

Otra demanda es la restauración de los planes tradicionales de pago de pensiones, la asistencia sanitaria a los jubilados y los ajustes por costo de vida (COLA). Los trabajadores contratados antes de 2007 disfrutan de estas prestaciones, pero quienes firmaron después de ese año no porque el sindicato renunció a ellas cuando GM y Chrysler estuvieron a punto de quebrar y necesitaron un desahogo financiero. Según Anderson, se trata de uno de los puntos más difíciles de resolver en las negociaciones porque «esto aumenta el riesgo de un contrato que cause un riesgo de bancarrota para los fabricantes de automóviles cuando se produzca una futura recesión. Los COLA y las pensiones de beneficios definidos representan costes futuros que no se pueden conocer, en una industria que siempre ha sido cíclica y que ahora tiene vulnerabilidades adicionales relacionadas con una transición incierta a los automóviles eléctricos».

El sindicato, además, exige imponer límites al uso de trabajadores temporales y a las horas extraordinarias forzosas, así como incrementar el tiempo libre para los empleados, incluida una semana laboral de cuatro días. A la par, intenta agregar protecciones laborales como el derecho a la huelga por el cierre de plantas.

Wheaton estima que el UAW podría salirse con la suya y limitar el uso de trabajadores temporales, pero eso no compensará las pérdidas de empleo del sindicato en las últimas décadas a causa de la automatización, la externalización y la pérdida de cuota de mercado de los fabricantes de automóviles.

Hasta el momento, de los tres fabricantes, solo Ford ha dado su brazo a torcer. Así lo reconoció Fain: «Hemos logrado algunos avances reales en Ford. Todavía tenemos serios problemas que resolver, pero queremos reconocer que Ford está demostrando que se toman en serio la idea de llegar a un acuerdo». GM y Stellantis, en cambio, mantienen su postura y rechazaron las propuestas de aumentos del costo de vida, participación en las ganancias y seguridad laboral.

Amenaza eléctrica

La transición a los autos eléctricos es una piedra en el zapato para el buen curso de las negociaciones. Ford, Stellantis y GM planean invertir decenas de miles de millones de dólares en este tipo de vehículos para cumplir una normativa medioambiental más estricta y previendo una demanda creciente de estos modelos. Pero también porque es una vía para ser más rentables pues un vehículo eléctrico contiene menos piezas móviles que un automóvil de gasolina y su montaje requiere un 30% menos de mano de obra.

El UAW no se opone a esta transición siempre y cuando sea «justa». El sindicato exige que, a medida que los trabajadores pierdan su empleo en la construcción de motores y transmisiones de gasolina, pasen a trabajar en la construcción de baterías y otros componentes de vehículos eléctricos. El problema es que estos puestos son menos remunerados.

En una planta conjunta de GM en Ohio, los trabajadores de las baterías cobran muy por debajo que sus colegas en las plantas de automóviles de la UAW, incluso después de que se les concedieran aumentos del 20% en una negociación contractual reciente.

Apoyo dentro y fuera

El presidente Joe Biden ha demostrado su apoyo a los trabajadores de la industria automotriz. Su viaje a Michigan, el 26 de septiembre, para unirse a la huelga así lo confirma. «Es hora de alcanzar un acuerdo en el que todos ganen y que mantenga próspera la fabricación de automóviles estadounidense con empleos bien remunerados», expresó el mandatario.

No es la primera vez que el inquilino de la Casa Blanca se muestra partidario de los obreros del gremio. El 20 de septiembre, durante la Asamblea General de Naciones Unidas (UN) en Nueva York, afirmó que «los beneficios récord de las empresas deberían significar contratos récord para los trabajadores sindicalizados».

Con su postura, Biden busca el apoyo de los trabajadores en los estados cruciales del Rust Belt —el cinturón manufacturero de EE. UU.— para lograr su reelección. El UAW respaldó al demócrata en su campaña de 2020, pero a diferencia de otros grandes sindicatos, aún no anuncia su apoyo para 2024.

En México, la Federación de Sindicatos Independientes de las Industrias Automotriz, Autopartes, Aeroespacial y del Neumático (FESIIAAAN) se pronunció a favor de la huelga y añadió que las demandas del sindicato estadounidense son legítimas y resulta imprescindible recuperar los beneficios cedidos desde 2007.

En un comunicado dirigido a Fain, la Federación expresó que el movimiento obrero se adecua a los retos de la industria, pero sobre la base de contratos justos. «Estos son momentos decisivos para la industria automotriz en América del Norte; los destinos están unidos por la economía globalizada. Estamos convencidos de que la lucha que hoy encabezan nos une a todos los trabajadores de la industria. Levantamos nuestra voz en solidaridad para decir: a ganancias millonarias, contratos colectivos y salarios dignos». E4

Demandas del UAW

  • Aumento salarial inmediato del 20% y cuatro aumentos adicionales del 5% cada uno.
  • Restaurar los planes tradicionales de pago de pensiones, la asistencia sanitaria y los ajustes por costo de vida.
  • Imponer límites al uso de trabajadores temporales y a las horas extraordinarias forzosas.
  • Otorgar más tiempo libre para los trabajadores, incluida una semana laboral de cuatro días.
  • Garantizar el derecho a huelga por el cierre de plantas.
  • Transición justa a los vehículos eléctricos.

Diversificación: la clave en Coahuila

La dependencia de Coahuila con el sector automotriz lo obliga a mantener la vista sobre la huelga en Estados Unidos. Según datos del «Reporte de Inversiones Automotrices 2T 2023», elaborado por la plataforma de enlace de negocios e inteligencia Directorio Automotriz, durante el primer semestre de este año, Coahuila ocupó el segundo lugar a nivel nacional en atracción de inversión extranjera en este sector con mil 644 millones de dólares. En ese mismo lapso el estado generó 15 mil 045 nuevos empleos directos y destinó 962 mil 778 metros cuadrados para instalar plantas de armadoras de vehículos y producción de motores.

Para el resto del año, Directorio Automotriz prevé la llegada de más inversiones: Shandong Weida Machinery, con 15 millones de dólares; Industrial Partners, con 8 millones de dólares en una primera fase y 160 millones de dólares para completar la construcción de un nuevo complejo de 70 hectáreas; y NEAPCO con 59 millones de dólares para expandir su planta de fabricación de flechas cardán y ejes para camionetas de General Motors, Ford, BMW, Volkswagen y Stellantis.

El gobernador Miguel Riquelme Solís presumió en el anuncio de inversión de Shandong Weida Machinery que «somos el segundo estado exportador, solo por detrás de Chihuahua; somos el cuarto que más aporta al PIB Industrial y también el cuarto más competitivo del país. (…) Quien viene y adquiere su tierra para instalarse, obtiene de Coahuila, certidumbre, y eso es algo fundamental y quien contrata personal sabe de nuestra mano de obra calificada, la solidaridad de los sindicatos y la de los trabajadores».

Sin embargo, la industria automotriz, motor económico del estado, también representa su más lado más vulnerable pues acapara la mayor parte de las fuerzas de desarrollo en la entidad. El ramo representa actualmente el 63.4% de la producción manufacturera de Coahuila, según la Secretaría de Economía Estatal.

La necesidad de diversificación se hace latente cada vez que nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, atraviesa dificultades económicas. Sucedió en 2008 con la crisis inmobiliaria; en 2020, con la pandemia por COVID-19, y ahora con la huelga en el sector automotriz.

El problema no es nuevo. Alejandro Dávila, investigador del Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila, ha advertido sobre los riesgos de esta dependencia y la importancia de buscar nuevos nichos de inversión. «La diversificación sectorial de las economías es muy importante para compensar la inestabilidad asociada a las fluctuaciones cíclicas en ciertos sectores. Los datos reflejan una gran dependencia de la economía de Coahuila respecto a las exportaciones de esa industria (la automotriz). Por su parte, Guanajuato y Nuevo León, que también son grandes exportadores del sector, tienen menores elasticidades totales, lo cual les permite absorber mejor las vicisitudes del ciclo económico. Las políticas públicas de los tres ámbitos de Gobierno —Federación, estados y municipios—, deben diseñar estrategias efectivas de diversificación productiva.

»Los países líderes de las principales regiones económicas del mundo —China-Corea-Japón, Alemania-Francia, Estados Unidos—, aprovechan los programas de rescate económico por la pandemia, para acelerar la revolución tecnológica en la industria automotriz. Esta transformación presentará grandes desafíos para la participación exitosa de México en estas cadenas de valor. Las principales fortalezas de México son sus bajos costos, la elevada productividad laboral, así como el acceso y la cercanía al mercado norteamericano. El cambio tecnológico acelerará el reemplazo de la fuerza laboral en el sector y las cadenas de valor serán mucho más esbeltas, comprometiendo nuestra presencia en el sector de autopartes, por ejemplo. Por otra parte, nuestro mercado natural muestra una clara tendencia al estancamiento» (Espacio 4, 651).

Y agrega Dávila: «Es indispensable avanzar en la competitividad de las exportaciones a través de las innovaciones productivas y, simultáneamente, en su diversificación sectorial. Se debe impulsar una política industrial que parta de una visión estratégica de los cambios tecnológicos en curso, especialmente en los campos de la inteligencia artificial, la energía —fuentes confiables, económicas y “descarbonizadas”—, así como las innovaciones cualitativas en curso en materia de logística y movilidad de bienes y personas» (Espacio 4, 648). E4

Mayor inversión* (enero-junio 2023)

Nuevo León    5,681.6

Coahuila          1,644.5

San Luis Potosí    1,460.3

Guanajuato      872.2

Chihuahua         653.2

*Millones de dólares

Fuente: Directorio Automotriz

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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