Por una democracia incluyente

La democracia perfecta no puede existir, o de hecho no ha existido nunca

Norberto Bobbio

El pasado domingo 4 de junio, ganó la democracia, ganó la práctica en valores democráticos y en ese sentido, pese a las vicisitudes y las diferencias que hacen los contrastes, construimos día a día el mando ciudadano.

De las diferentes opciones que se presentaron, resultó victorioso el candidato de la Alianza Ciudadana por la Seguridad, Manolo Jiménez Salinas. En ese orden de ideas, debemos de saber que nuestra sociedad evoluciona, no es estática y ciertamente la variable de alternativas suele ser mutable; nuestro país y nuestro estado no se encuentran inmersos en una diferencia; de alguna manera todo es equivalente a una revolución universal —veamos el ejemplo de coaliciones en las provincias de España—.

En gran medida esta variabilidad de alternativas, será un cambio gradual pero constante, por etapas y aspiramos a que en términos generales se dé, de forma pacífica. Ciertamente, nos encontramos en una dificultad para reconocer opciones reales, porque muchas de ellas, son parapetos, negocios o espejos de ilusiones… que nos impiden ver el verdadero fondo.

Existen las opciones reales y viables, pero también concurren falsos dilemas que paralizan el pensamiento.

Hoy, nos topamos con ideas que ridiculizan las cosas, las califican de interesantes, pero no son más que meras falacias. Muchas de las ocasiones, por la ausencia de una creencia de transformación, acudimos a un falso criterio de realismo político; somos incapaces de ver lo que es, en verdad; argumentos y soluciones con acciones: la visión de un rumbo y de los pasos siguientes.

A medida que pasa el tiempo y reconsideramos nuestras prácticas y ordenamientos, revisamos también nuestra concepción de nuestros intereses.

Afortunadamente, nos encontramos con un conjunto de propuestas que fueron más allá del problema y de la organización, de acuerdo a lo que dicta nuestra sociedad; inclusive, soluciones y prácticas que hoy, nuestra comprensión nos permite decir con certeza. Y con ello, no tenemos otro ejemplo más claro, más que el que presento el candidato ganador y que en lo práctico se nutrió de necesidades de toda la sociedad, de expertos, académicos y de foros ciudadanos; además de un nutrido cúmulo de solicitudes, sugerencias y experiencias recogidos durante la precampaña y campaña: la Agenda para Mejorar la Calidad de Vida.

Hoy, la capacidad está escrita para elevarse, no solo para la riqueza y la libertad, sino para el engrandecimiento social e individual. Con el sufragio dado y con nuestra libertad de pensamiento, son ahora nuestras ideas y nuestras acciones las que deben definir el propósito.

Aguascalientes, 1982. Cursó sus estudios de Licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila, posteriormente hizo sus estudios de maestría en Gobierno y Gestión Pública en la Universidad Complutense de Madrid. Labora en la administración pública estatal desde el año 2005. Es maestro de Teoría Política en la Facultad de Economía de la UA de C desde el año 2009. Ha sido observador electoral de la Organización de los Estados Americanos en misiones para Sudamérica, en la que participa como miembro de observadores para temas electorales.

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