Después de la primera mitad de la precampaña para los aspirantes a las candidaturas del Gobierno de Coahuila, los números de las encuestas no se movieron mucho, ni para arriba, ni para abajo, la variación es prácticamente mínima y la contienda se centra, al menos en esta etapa, en dos contrincantes y es prudente revisar los contenidos creativos en un período dedicado a la militancia y los partidos que integran las alianzas.
El nivel de conocimiento de los aspirantes se determina en apariencia por el número de ocasiones que acuden a cada región de la entidad, los actos y apariciones urbanas, pero también en el número de mensajes en radio, televisión y redes sociales de internet.
Los spots definen claramente contenidos porque son contundentes en ideas y planteamientos sobre la viabilidad de cada aspiración de las candidaturas, sin embargo, no trascienden más allá del discurso inicial y muestran una creatividad basada en lo que ya se realizaba antes.
Una de las opciones insiste en la unidad y el mantenimiento de un clima de paz, seguridad y desarrollo que hoy tiene la entidad en base a las mediciones de encuestas de instituciones como el Inegi.
La otra se basa en cambiar al grupo de poder y apoyarse con la presencia de un movimiento partidista con base en el Gobierno federal y otros muchos estados del país.
El tercero centra sus contenidos en ataques claros contra sus opositores y se ostenta como el verdadero representante de ese movimiento nacional que hoy es base del Gobierno federal.
Uno más que incluye recorridos y mensajes que centra su propuesta en sacar el grupo de poder en el Gobierno estatal para ofrecer mejores condiciones que se antojan difíciles de superar en la realidad que vive Coahuila.
Hasta ahora no hay frases o eslóganes que se impongan dentro de la mercadotecnia político-electoral y prevalecen los nombres con rostros para ubicar a los muy seguramente contendientes por la gubernatura del estado.
Es normal, pues la primera parte de este proceso en apariencia está diseñada para tal efecto, que busca posicionar justamente a los contendientes con los partidos que representan de forma efímera y aún muy superficial.
En cuanto a los árbitros de la contienda, ambos: el ámbito federal y el estatal, cumplen con sus obligaciones de información y organización, aunque aún no distribuyen de lleno sus mensajes en medios electrónicos para invitar a votar.
Los mensajes que emitan con sus contenidos y creatividad, serán en su momento, motivo de análisis y evaluación, para establecer si hay una intención lograda de invitar a votar y participar de las elecciones del domingo 4 de junio.
Después de la precampaña hay un receso de mensajes de aspirantes que será seguramente reemplazado por los de los partidos políticos que participan y de los órganos electorales que sancionarán el proceso. Mientras tanto la evaluación de este round del proceso no cuenta con elementos necesarios y suficientes para establecer que hay nuevas estrategias y más creatividad en campañas políticas.