Prensa vendida, a 30 años de su publicación

Este libro es un prontuario de las relaciones entre prensa y Gobierno desde los tiempos del presidente Miguel Alemán Valdés hasta el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, un mosaico de adulaciones, reproches, farsa, disimulo y complicidad entre el poder público y el entonces llamado «cuarto poder». Prensa sumisa e incondicional ante el poder absoluto de la presidencia imperial. Asimismo, la valiente aportación de los escasos personajes resueltos y decididos a enfrentar las graves consecuencias de disentir y romper las reglas no escritas de la política mexicana. Esto y más nos relata en su libro Prensa vendida, Rafael Rodríguez Castañeda, un periodista ejemplar, donde los haya, en tiempos en que es demasiado difícil ser periodista y, más aún, ser ejemplar.

En este libro Rodríguez Castañeda nos relata la crónica anual de las celebraciones del Día de la Libertad de Prensa, cuya primera edición ante el presidente Miguel Alemán Valdés se verificó el 7 de junio de 1951. Esta celebración fue propuesta por el coronel José García Valseca, propietario de Los Soles, con el apoyo de los dueños de los principales diarios y revistas del país. Lo de la «libertad de prensa» era un pretexto. El asunto era mostrar sumisión y obediencia al poder presidencial.

Aquí citaremos breves estampas de personajes relacionados con Coahuila, como es el caso de don José Pagés Llergo, quien en esa ocasión declaró que el homenaje al presidente Alemán era «altamente merecido». Luego, por una foto indiscreta de Carlos Girón, yerno de Alemán, Pagés tuvo que abandonar la revista Hoy, junto con varios colaboradores, entre ellos, el parrense José Natividad Rosales.

Miguel Alemán era intolerante y ordenó a los pistoleros de Jorge Pasquel destruir la imprenta de Presente, la revista de Jorge Piñó Sandoval, asimismo, confiscar Los presidentes dan risa, libro de la torreonense Magdalena Mondragón.

En 1955, sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, el orador en la ceremonia fue don Antonio de Juambelz, director de El Siglo de Torreón, que se mostró conciliador: «Ni la crítica acerba —que es señal de resentimiento— ni el elogio reiterado —señal de adulación— han de ser los ejes de un periodismo vertical».

En el festejo de 1959, con el presidente Adolfo López Mateos, el orador fue el saltillense Federico Barrera Fuentes, justificando el encarcelamiento de los ferrocarrileros Demetrio Vallejo y Valentín Campa: «Y con cuánta justificación actuó el poder público», dijo de manera obsecuente.

En el sexenio de José López Portillo, el coahuilense Pedro Ferriz Santa Cruz despide a Joaquín López-Dóriga de la dirección de noticieros del Canal 13 de televisión.

En 1983, Magdalena Mondragón recibe del presidente Miguel de la Madrid el premio de periodismo vestida de luto y en su discurso declaró: «La libertad de expresión, para mí, ha muerto». Mismo sexenio: «El diario Vanguardia responsabiliza al gobernador José de la Fuentes Rodríguez de la agresión a sus instalaciones en Monclova…».

Sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Febrero de 1992, el director de El Universal declara al periódico Vanguardia: «Sí quiero ser gobernador de Coahuila». El martes 10 apareció un desplegado cuya inserción ordenó el director de Comunicación Social del estado de Coahuila, Gerardo Hernández González, y fue firmado por don Federico Barrera Fuentes, desmintiendo las calumnias del periodista Luis García Valero de Proceso en contra del gobernador Eliseo Mendoza Berrueto.

Con Andrés Manuel López Obrador no hay nada para celebrar. Los asesinatos de periodistas en lo que va del sexenio han rebasado con mucho al de cada uno de los anteriores sexenios.

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