Presidenciables de la clase media

Los presidenciables del 2024, oficiales, opositores y resentidos, tienen perfiles diversos para buscar conquistar el voto de los distintos segmentos de la población, los pobres (que son muchos y becados), la clase media y los ricos (los menos), por eso será menester el análisis de los más seguros en la recta final de la carrera.

Es importante recordar que el actual presidente de México ganó la elección con 30 millones de votos, una cifra difícil de igualar en la próxima elección, primero porque la votación podría considerarse para muchos como una reacción del hartazgo contra dos partidos políticos y segundo, que las estructuras clientelares de programas y apoyos fueron dirigidos al ganador de la elección.

El razonamiento implica establecer que ese segmento clientelar se moverá nuevamente en cada estado hacia donde indique el poder presidencial o quien realice la negociación, es decir, que los beneficiarios de becas y programas podrían dirigir (bajo amenaza o coacción) su sufragio para el candidato que les indiquen.

Dentro del sector privilegiado del país, también se contabiliza a empresarios y comerciantes cuya influencia en sus trabajadores, puede ser importante para la toma de decisiones respecto al voto de la elección presidencial.

En el caso de la clase media, es el sector que mantiene un buen porcentaje de la economía nacional y que posee la independencia de tomar decisiones más allá de la militancia partidista y con la motivación de observar verdaderos cambios en la seguridad, economía y el desarrollo del país.

Es un sector poblacional con estudios y preparación que busca mejores condiciones de desarrollo de su familia y que mantienen un nivel de conciencia y exigencia que va más allá de promesas, discursos y demagogia política, incapaz de ofrecer resultados de seguridad, salud, desarrollo económico y respeto a las leyes y reglamentos.

Es justo por estas características que muchos políticos y gobernantes denostan, atacan y pretenden eliminar este grupo poblacional por las incomodidades que generan y sobre todo por las exigencias que exponen a los que no cumplen sus promesas y que fracasan en su labor de gobernanza.

Más allá del número de votos que puedan significar en comparación con el segmento clientelar, su presencia, reacción y postura que generan en manifestaciones como la del pasado 13 de noviembre, movieron unas cuantas conciencias que podrían cambiar de opinión en el 2024.

Dentro de las opciones oficiales para presidenciables hay que analizar quien tiene la cualidad para convencer medianamente a este sector que podría definir el rumbo de la elección y sobre todo garantizar el triunfo de la contienda presidencial y sobre todo la legislativa.

Las tres opciones oficiales del poder presidencial difícilmente podrían convencer a la clase media sobre todo por la cercanía que tendrán exhibir con la actual figura presidencial, pero solo hay una opción que bien podría medianamente convencer.

En la tribuna de enfrente, en la oposición, la moneda sigue en el aire y en caso de elegir en una alianza una figura que se identifique con la clase media, no le alcanzará con esos sufragios para ganar la contienda presidencial, probablemente solo competir por el legislativo y mantener una balanza que evite el autoritarismo que se pretende establecer en México.

El análisis es interesante y un reto para los candidatos “corcholatas” porque aun cuando el ungido seguramente será el ganador de la contienda su nivel de votación probablemente no alcance el que se logró hace cinco años y además de nuevo con un legislativo fraccionado.

Autor invitado.

Deja un comentario