Candidatos y partidos políticos que participan en el actual proceso electoral para renovar el poder legislativo de Coahuila no aprovecharon el tiempo que ofreció la contingencia y su apuesta a la publicidad electoral fue la misma promoción sin grandes visos de creatividad en mensajes y formas de convencer a los ciudadanos para votar el próximo 18 de octubre.
Las autoridades electorales del estado y la federación tampoco se aplicaron mucho en eso de la creatividad de los mensajes y sus producciones, pero eso no sorprende pues sus objetivos no se concentran en la cantidad de votantes que participen en los comicios, sino en la certidumbre de sus resultados.
Pero sí llama la atención que con tanto tiempo detenido por la pandemia y con esa posibilidad de planear y organizar mejores contenidos y producciones con más creatividad e impacto, los partidos políticos y sus candidatos apostaron a lo que se había realizado en procesos anteriores, incluso sin crear nuevos spots comerciales de televisión y radio.
Es lamentable y triste, de nuevo, que los protagonistas de las próximas elecciones sigan sin tener claro y preciso que los impactos para televisión y radio deben ser diferentes, porque son dos medios de comunicación totalmente distintos.
El humilde escribiente aún desconoce si la acción o inacción es premeditada o se basa en la ignorancia e incluso en una posición de avaricia, para no pagar más ya que los creativos diseñarán dos productos diferentes para dos medios que tienen características y logros diferentes para las audiencias.
En el análisis realizado en la anterior colaboración, se ventiló la esperanza de que la nueva etapa de promoción incluyera más a los protagonistas, es decir que los electores conocieran identidades, fisonomía y voces de los más de 200 aspirantes a ganar una diputación.
No más de tres, de los diez partidos políticos participantes, son los que muestran los rostros y las voces de sus representantes en la contienda y mucho menos ofrecen mensajes diferentes que proyecten las que pueden ser verdaderas propuestas de solución que requiere la sociedad para enfrentar los próximos años de crisis económica, social, y por consecuencia, política que vienen para Coahuila y México.
La estrategia mostrada al momento y su etapa en desarrollo, al menos para el presente servidor, subestiman una vez más a un electorado cansado, nuevamente decepcionado y molesto porque no se percibe sinceridad y honestidad en los mensajes que se incluyen en la publicidad de radio y televisión.
Las breves, estériles y poco creíbles propuestas en los mensajes, hasta el momento, prometen situaciones que difícilmente se van a cumplir a través de la creación y aprobación de una ley.
Hoy lo que el país necesita son ideas, programas y proyectos viables que requieren presupuestos y voluntades; México es el país de las mil y una leyes y ese no es el problema, porque ya redundan, se contraponen e incluso chocan entre sí; el meollo es que no se aplican y cuando se hace en ocasiones es de forma discrecional.
La creatividad en los mensajes de campaña no debe confundirse con mentir y prometer lo que no se puede ni se va a cumplir, la originalidad reside en dejar ideas, mensajes, eslóganes, jingles que relacionen a los candidatos con frescura, honestidad, trabajo, compromiso y responsabilidad, justo con ellos con los ciudadanos, no con grupos de poder.
No hay que ser pitoniso o adivino para saber que la elección será entre tres partidos: uno le apuesta a su mesías nacional, el otro a su estructura local y de gobernanza y el tercero a una oposición frágil, endeble y con poca decisión, justo así se repartirán las curules con inclusiones de la chiquillada de partidos que podrían darle algo de diversión y comicidad a un Poder Legislativo ya de por sí muy mermado en su imagen pública.