Recuerdos de mi vida en la frontera

Recordando la canción de juan Gabriel, donde dice que en la frontera todo es diferente, en cierta manera así es, sobre todo para él y como yo, que llegamos a ella de un pequeño pueblo rural y con muchas carencias. Yo pienso que en la frontera es diferente porque los pueblos fronterizos de México y Estados Unidos alcanzan un poco de la abundancia que hay a ambos lados del río Bravo, región que está mejor económicamente que la parte sur del país.

Yo viví en la frontera de Matamoros, Tamaulipas, con Brownsville, Texas, en la época verdaderamente más loca de la historia, de 1968 en adelante. Pero al mismo tiempo fue una época muy pacífica. Eran los tiempos de amor y paz; haz el amor, no la guerra, muy contrario a la época actual, que sigue siendo muy loca, pero con mucha violencia.

La gente siempre teme la violencia en las calles y en todo lugar. Muy contrario de aquellos años. Yo me la pasaba entre Matamoros y la ciudad de México, donde estudiaba. Vivía en la colonia Roma y podía salir a caminar por la calle Insurgentes con una amiga a altas horas de la noche y no había riesgo de asaltos de ningún tipo.

En ese tiempo, como Juan Gabriel en Ciudad Juárez con su Noa Noa, nosotros también teníamos nuestra discoteca en Matamoros, pero se llamaba el Popeye. Decían mis amigos los viernes o el sábado en la noche, «vamos al Popeye», allí estaba la onda.

El Popeye se llenaba de gringas y pochas que venían a divertirse a Matamoros. En esa época ellas ya eran muy liberales en temas sexuales. Fue en las ciudades fronterizas donde primero aparecieron las discotecas, antes que al interior de la república. Como todos sabemos, todas las ondas más modernas nos llegan de Estados Unidos.

Pasaron los años y llegamos al periodo de 1993-1995. En esos años fue presidente municipal de Matamoros Tomas Yarrington. Se dice que en ese tiempo unos americanos vinieron a divertirse a Matamoros un fin de semana, y con ellos un hijo de los Bush, que tenían un rancho en Texas, cerca de la frontera con Matamoros. Al parecer el hijo de Bush tuvo problemas con la policía de Matamoros, quizás un poco ebrio. El caso es que Yarrington intervino para liberarlo, y parece ser que ese favor fue pagado llegando años más adelante a gobernador.

Otro recuerdo que viene a mi memoria es que, al estudiar la Secundaria conocí como estudiante a Manuel Cavazos Lerma, que siempre ganaba los concursos de oratoria, pues tenía mucha facilidad de palabra.

Cuando terminó la secundaria él se fue a Monterrey a estudiar, becado, al Tecnológico de Monterrey. Su familia era de escasos recursos y el tecnológico es muy caro.

Yo me fui a México a estudiar y después entré a trabajar en el Gobierno federal. Tras concluir sus estudios en el Tecnológico en Monterrey, Cavazos Lerma se fue a la Ciudad de México y él, de alguna manera, se conectó con el grupo de Salinas de Gortari antes de ser presidente, y al llegar a la presidencia de alguna manera lo apoyó para que fuera gobernador de Tamaulipas.

Por cierto, aquí me lo encontré cuando anduvo apoyando a Humberto Moreira a la gubernatura de Coahuila, claro que como enviado por el PRI nacional.

Otro de mis recuerdos es que en cierta ocasión que se encontraba en Matamoros Rigo Tovar. Me invitó a acompañarlo a Houston, donde vivían sus hermanos, ya que él, al igual que muchos mexicanos, acostumbraba ir a trabajar al otro lado, pues era de una familia de escasos recursos y vivían en una casita de madera humilde por el rumbo de un lago que está a la entrada de Matamoros viniendo de Reynosa. Después de esto, él y sus hermanos formaron un conjunto musical llamado Costa Azul y una de sus primeras grabaciones fue «Mi Matamoros querido», que pegó muy fuerte a nivel regional.

En ese tiempo ya me encontraba viviendo en México, en un edifico por la avenida Álvaro Obregón donde también vivía conmigo un hermano de Rigo que también era estudiante.

Un día nos llegó Rigo, porque supuestamente quería probar fortuna en la capital, y no tenía para pagar un hotel. Él lo único que llevaba eran unas grabaciones en unas cintas. Aunque ya era conocido en Matamoros, era un completo desconocido en la Ciudad de México, y fue entonces que sucedió lo increíble: llevó sus grabaciones a una disquera de México, y resultó que sí les gustó el tipo de sonido que traía, que era muy diferente a lo que se acostumbraba, y le dieron la oportunidad de que grabara una canción de las que él traía. Allí empezó lo increíble, yo en ese tiempo trabajaba en una dependencia del Gobierno federal que se encontraba por la calle Durango, en la colonia Roma, muy cerca a Álvaro Obregón, donde vivía. Recuerdo que un día, una de la secretarias de la oficina me dice: «oye Luis ya oíste a Rigo Tovar», porque resulta que desde su primera grabación, que se llamaba «Sentimiento de amor», se empezó a escuchar en todas las estaciones de radio de México, o sea, que pegó con mucha fuerza y de ahí en adelante yo ya no lo volví a ver, porque se fue para arriba muy rápido y la disquera le pagaba un hotel.

El mensaje es que, tanto Manuel Cavazos Lerma como Rigo Tovar eran de mi generación y éramos amigos. Ellos eran de la raza de Matamoros, gente de la clase media y que tenían un deseo de ser alguien, se puede decir también que tenían un sueño que se les cumplió. Nada más quisiera aclarar que los sueños no se realizan de forma mágica, sino que se tiene que poner de su parte al buscar lo que se desea, así se van presentando las oportunidades, y cuando eso sucede, uno debe estar cerca para aprovecharlas.

Alguna vez, Rigo me contó que conoció a José José, cuando ambos iniciaban sus carreras. Me decía que José José se tomaba unos tragos antes de su presentación, supuestamente para calmar los nervios, desgraciadamente esos tragos se convirtieron en adicción, perjudicándolo en los últimos años de su carrera. E4

Cronista de Abasolo, Coahuila.

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