Riquelme, el gobernador lagunero a quien el moreirazo ató de manos

En su fuero interno puede estar tranquilo, pero insatisfecho por no haber dotado a Coahuila de la infraestructura y los servicios que marcan un antes y un después. Aun así, será mejor recordado que los Moreira, quienes causaron la quiebra financiera del estado y usaron el poder para dañar y envilecer las instituciones

«El Estado de La Laguna es un grito de la entraña»

Las élites de Saltillo, diestras en política: Sáenz

Cincuenta y cuatro años transcurrieron entre las elecciones de Braulio Fernández Aguirre y Miguel Riquelme. La Laguna esperó más de medio siglo para ver a uno de los suyos despachar de nuevo en el Palacio Rosa. «Don Braulio es uno de los gobernadores que más obra realizó en Saltillo; y Enrique Martínez, uno de los que más invirtió en Torreón», dijo el periodista Armando Fuentes Aguirre en una charla en el Teatro Nazas. Con esa referencia exhortó a los laguneros a mantener la unidad territorial de Coahuila, pues el movimiento por el Estado de La Laguna había cobrado nuevos bríos. En esa zona, los habitantes de Coahuila y Durango comparten historia, anhelos y tradiciones. También los une el sentimiento por el abandono secular de los Gobiernos y su preferencia hacia las capitales, a lo cual atribuyen el rezago regional.

En el segundo año de Gobierno de Martínez la fracción parlamentaria del PAN propuso una reforma al artículo 43 de la Constitución tendente a constituir el «Estado Libre y Soberano de La Laguna». La iniciativa la presentó el diputado federal Carlos Bracho González el 8 de marzo de 2007. Los 20 municipios laguneros tenían entonces una población de un millón y cuarto de habitantes; hoy ronda los dos millones, con base en el último censo. El PIB regional, calculado con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, era entonces de 25 mil 638 millones de pesos, superior al de nueve estados de la república juntos.

El ascenso de Riquelme a la gubernatura y otros factores políticos pausaron el movimiento en favor del estado 33, mas no lo sofocaron. El diputado Porfirio Muñoz Ledo (Morena) retomó la idea tras el tiroteo en el Colegio Cervantes de Torreón, ocurrido el 10 de enero de 2020. Un alumno asesinó a una maestra, hirió a seis compañeros y enseguida se suicidó. «Hay un debilitamiento del sistema educativo y carencia de policías. No culpo a los Gobiernos de los estados, pero se están vacunando de un hecho que para mí es inevitable: la creación del estado 33, el Estado de La Laguna», declaró el legislador al periodista Luis López (Milenio Laguna) cinco días después de la balacera, segunda en el país luego de la registrada en el Colegio Americano de Monterrey en 2017.

Muñoz Ledo aclaró que el trato especial que el presidente López Obrador ofreció a La Laguna, en una de sus giras, no consistía en prestar dinero o comprar ganado. Una experiencia así se vivió a finales de los años 70 del siglo pasado, cuando el Gobierno de Luis Echeverría repartió hatos y subsidios para afrontar la muerte de reses; más tarde se descubrió que el censo había sido alterado por los productores para obtener otras ventajas. La relación que el presidente ofrece —dijo— es política. AMLO podría dar continuidad al proyecto del nuevo estado —planteado por general Lázaro Cárdenas—, pues está atento a los asuntos que afectan la sensibilidad de las distintas regiones del país. Si el tema se sometiera a plebiscito «lo ganarían de calle» con arriba del 80%, apuntó el exlíder del Congreso, fallecido el 9 de julio pasado.

López Obrador es el presidente que más ha visitado la región después de Cárdenas, pero el tiempo ya no le alcanza para empujar el estado 33. Sin embargo, dejará una agenda a su sucesor y en marcha una de las obras de mayor calado de la 4T en la comarca. El Programa Agua Saludable para la Laguna beneficiará a 1.6 millones de habitantes de Torreón, San Pedro, Matamoros, Madero, Viesca (Coahuila), Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo y Mapimí (Durango) con una inversión superior a los 10 mil millones de pesos. La primera etapa entrará en servicio en diciembre próximo.

El lastre del moreirato

La mayor resistencia que afronta el Estado de La Laguna es política. Para equilibrar fuerzas con Saltillo, en 1999 surgió un movimiento alterno cuyo propósito era impulsar a la gubernatura a un lagunero. Francisco Dávila abandonó la carrera por el favoritismo del gobernador Rogelio Montemayor hacia el exalcalde de Acuña, Jesús María Ramón. Braulio Manuel Fernández Aguirre, hijo del gobernador homónimo, compitió por la candidatura del PRI contra Enrique Martínez y el propio Ramón en el primer proceso abierto.

Martínez, quien seis años atrás había sido sacrificado por el PRI para imponer a Montemayor, el favorito del presidente Salinas de Gortari, echó manos de cuadros políticos de La Laguna para ganar la consulta interna y luego la elección constitucional a Juan Antonio García Villa, de alianza Coahuila 99 formada por el PAN, PRD, PT y PVEM. El gobernador cubrió con laguneros las principales posiciones de su gabinete. Sin embargo, el movimiento por el Estado de La Laguna retomó aliento en 2005, cuando el PRI volvió a postular a un saltillense (Humberto Moreira) y el PAN a un lagunero (Jorge Zermeño). Moreira perdió Torreón, pero se recuperó en Saltillo.

En venganza, y para debilitar al alcalde panista José Ángel Pérez, Moreira creó una onerosa estructura paralela en La Laguna y nombró de encargado a Eduardo Olmos, el candidato derrotado en 2005. El objetivo no era reconciliarse con la región ni atender las necesidades de infraestructura y servicios, sino someter a las oposiciones y recuperar el control político. Moreira usó el presupuesto para urdir pactos con las élites y los organismos empresariales y ganar la presidencia municipal en 2009 con Olmos. El moreirato convirtió a La Laguna en un infierno. Los carteles de la droga, tolerados por las autoridades locales o acaso azuzados y con la aquiescencia del Gobierno, sembraron pánico y terror.

Moreira adoptó siempre políticas contrarias a La Laguna, pero ya como exgobernador alentó el estado 33. No por convicción, sino para generarle conflictos a su hermano Rubén Moreira por haberlo suplantado de la jefatura del clan después de heredarle el cargo. El «candidato» del exlíder del PRI para encabezar el estado lagunero era un empresario. La oposición a Moreira II en La Laguna provino de la sociedad civil. Participación Ciudadana 29 organizó plantones frente al Palacio Rosa y la Casa de Gobierno de Torreón para protestar contra la corrupción y la impunidad.

Rubén Moreira explotó al sentimiento regional. Para ganar simpatías se declaró «gobernador lagunero» y compró una casa en Viesca, pero el rechazo hacia su Gobierno, en lugar de menguar, se acrecentó. En una visita a la secundaria 83 de Torreón, el estudiante Miguel Ángel lo interpeló a voz en grito: «¡Ratas, rateros, devuelvan el dinero!» (La Jornada, 29.09.12). Moreira fingió ignorancia. «¿Cuál dinero? ¿Cómo te llamas?». El joven lagunero dio a sus mayores ejemplo de valor cívico: «El que se llevaron». Una parte significativa de la megadeuda, como es bien sabido, terminó en los bolsillos de funcionarios y políticos venales. Mientras la panda y sus familias fabricaban fortunas, los coahuilenses eran privados de los servicios esenciales (salud, agua, alcantarillado y seguridad).

La sucesión de 2017 le brindó a Moreira II la oportunidad de mostrar el compromiso con sus «paisanos» del suroeste y atender viejas demandas… y no la dejó escapar. Sin embargo, no lo hizo para permitirle a La Laguna retomar el liderazgo de otras épocas, sino para aprovecharse de ella, implantar un proyecto transexenal (con él siempre a la cabeza) y aumentar el sometimiento de Torreón y el resto de la comarca a Saltillo. El ardid se le cobró al PRI en las urnas, pues entre las dos opciones laguneras para la gubernatura, en Torreón la mayoría votó por Guillermo Anaya (PAN) y no por Miguel Riquelme, el delfín de Moreira.

El estilo personal

Miguel Riquelme cumplió al pie de la letra el guion que lo llevó a la gubernatura: aseguró el continuismo del proyecto político iniciado en 2011 con la toma del poder por parte de los Moreira; mantuvo bajo siete llaves el expediente de la megadeuda, cuya amortización tardará al menos un cuarto de siglo; más; brindó inmunidad a sus predecesores inmediatos y les concedió cotos de poder. Humberto provocó la ruina financiera de Coahuila y lo hundió en la peor crisis de seguridad de su historia. Rubén solapó a su hermano, hostilizó a sus críticos, dividió al estado, ejerció el poder con ínfulas de dictador y en su Gobierno se desviaron cientos de millones de pesos a empresas fantasma.

Riquelme hizo su parte para afianzar la transexenalidad del proyecto y como gobernador superó a los Moreira. En su sexenio, a punto de expirar, Coahuila dejó de ser noticia nacional e internacional por escándalos de corrupción, nepotismo y violencia. Y cuando algún affaire explotó, de inmediato fue apagado. Riquelme figura, de acuerdo con algunas encuestas, entre los mejores gobernadores del país.

Humberto Moreira fue calificado en su momento como «el mejor gobernador de México», muy por encima de Peña Nieto, pero tan pronto dejó el cargo, su estrella se eclipsó. El destape de la deuda por 40 mil millones de pesos —incluidos los pasivos con proveedores— provocó su defenestración de la jefatura del PRI; su detención en España por lavado de dinero y otros cargos; su expulsión del viejo partido hegemónico y el retiro vergonzoso de su retrato de la galería de expresidentes. Rubén Moreira ha sobrevivido políticamente más por su habilidad para cambiar de chaqueta que por sus dotes de líder. Él y Alejandro Moreno tienen arrodillado al PRI frente al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Riquelme se preparó para un final menos abrupto y al parecer lo ha conseguido. Sin obra pública que lo trascienda y acredite su paso por la gubernatura, como a Braulio Fernández Aguirre, pues el moreirazo desplomó la inversión y disparó el rezago de infraestructura y servicios, pudo conservar la seguridad en niveles aceptables, mientras en otras entidades imperan el caos y la violencia. La inversión extranjera directa mantuvo su ritmo ascendente debido a la dinámica propia del estado, pero en el corto plazo podría desacelerarse por la falta de carreteras, el desabasto de agua y el insuficiente equipamiento urbano.

Tras haber estado a punto de perder la gubernatura y de recibir un estado en crisis y sin crédito, Riquelme impuso su estilo personal y levantó al Gobierno de las ruinas. La gestión del lagunero fue clave para el triunfo de Manolo Jiménez. Dadas las circunstancias, Riquelme no pasará a la historia como uno de los mejores gobernadores de Coahuila —en buena medida por el estigma de los Moreira—. Pero quizá sí como uno de los mejor recordados, pues no utilizó el poder para dañar; al menos, no de manera deliberada. Sobre su ética solo hay rumores. Lo paradójico es que el gobernador por tanto tiempo esperado en La Laguna convenció y recibió más apoyo de los saltillenses que de sus paisanos. En su fuero interno debe sentirse tranquilo por haber cumplido, pero al mismo tiempo insatisfecho. El moreirazo lo ató de manos y le impidió realizar las grandes obras que marcan un antes y un después. E4


«El Estado de La Laguna es un grito de la entraña»

Federico Sáenz, uno de los promotores de ELLA, propone el nombramiento de un gobernador para la comarca mientras se concreta la entidad número 33

El Gobierno de Coahuila debe aplicar el mismo vigor y empeño que usó desde la Alianza Federalista contra el centralismo de la 4T para detonar el potencial de la Comarca Lagunera. Sin embargo, Coahuila y Durango prefieren dañarse a sí mismos antes que favorecer a La Laguna, declara Federico Sáenz Negrete, uno de los activistas más comprometidos con la creación del estado 33. Como ejemplo, cita los casos de una cervecería y de una armadora de autos. Las inversiones emigraron porque los gobernadores vetaron los municipios previamente elegidos por Grupo Modelo y la BMW. Estudioso del tema de las autonomías territoriales y autor del libro Proyecto Comarca, el empresario verbaliza la causa del estado lagunero: «Es un grito de la entraña».

Mientras el estado 33 se concreta y para no posponer por más tiempo el desarrollo regional, Sáenz propone la designación de un gobernador para La Laguna. Su función consistiría —explica— en atender temas fiscales y urbanísticos, «algo intermedio», con el visto bueno de las capitales. «Sin autonomía (sobre todo financiera), La Laguna seguirá siendo un negocio perdido para la República Mexicana. Y como el afán de Saltillo y de todo político es dominar, “pues domino aunque se pudra, al fin es mío”, han de pensar».

Promotor de ELLA (Estado de La Laguna), Sáenz cuenta como, durante la presentación del libro Reconquistando La Laguna. Los Zetas, el Estado y la sociedad organizada 2007-2014, objetó a Sergio Aguayo, coautor junto con Jacobo Dayán: «Usted no niega, pero sí soslaya, cómo se logró este gran triunfo sobre el crimen organizado. Ese “algo” fue la creación de un gobernador para La Laguna en temas policiaco-militares: el mando único». «La Laguna —advierte— debe administrarse aparte, ya no me importa que sea un estado o no, sino que nosotros decidamos». El Gobierno de Coahuila tiene una mega-megadeuda con Torreón y el resto de los municipios, derivada del incumplimiento del pacto fiscal, acusa. La capital se quedó por décadas con la tajada del león».

ELLA es el movimiento social más exitoso en la historia de la Comarca Lagunera y tiene raíces históricas, dice Sáenz. «En 1783, el diario La Bandera Juarista (página tres) y la Cámara de Diputados comentan que los pueblos de La Laguna pelean con las armas la creación de su estado». En ELLA «no buscábamos hacer el Estado de La Laguna, el objetivo era conseguir 500 mil firmas para demostrar, de manera contundente, que todos los laguneros apoyamos ser estado. La meta se logró ampliamente». Cuando el movimiento trató de relanzarse, mi respuesta fue que ELLA ya había cumplido y por tanto merecía ser sepultada «con funerales de Estado». Así se hizo, se mantiene la página, pero cero actividad.

Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard saben de ELLA y están al tanto del Estado de La Laguna. El presidente encomendó el asunto a Porfirio Muñoz Ledo, pero después vino la ruptura entre ellos. «¿Qué sigue? ELLA cumple los requisitos para seguir adelante, de acuerdo con expertos españoles, sin embargo advierten que un movimiento regionalista requiere mucho dinero. Mientras tanto doy pláticas para entusiasmar a la gente, hablarles de la historia de La Laguna, decirles los porqués de un nuevo estado y cuánto pierde México al tener sobajada a una región potencialmente productiva. Coahuila y Durango nos escamotean presupuestos, bloquean recursos y están dispuestos a dañarse con tal de que La Laguna no progrese». E4


Las élites de Saltillo, diestras en política: Sáenz

Federico Sáenz Negrete atribuye el desarrollo de Saltillo y el rezago de Torreón al comportamiento de sus respectivas élites. «Los saltillenses son muy duchos en el quehacer político. Tuvimos un gobernador lagunero, sí, pero vivía y cobraba en Saltillo. Miguel Riquelme hizo un Gobierno decente, con las fallas típicas de cualquier gobernante, pues nadie se va limpio. Le agradecemos a él y Rubén Moreira por devolver la seguridad al estado. El Gobierno de Manolo (Jiménez) va ser igual de ordenado. No va a irnos mal con él, espero; sin embargo, es un saltillense de cepa, con la estructura mental de un saltillense para quien más allá de Saltillo nada existe. Nada nuevo».

«La guerra por el Estado de La Laguna la peleamos puro capitán segundo. Los grandes generales son omisos, están encantados con el poder en Saltillo y no atienden a su tierra».

Federico Sáenz Negrete

El sentimiento de que la capital ha crecido a costa de Torreón no es de balde. Humberto Moreira llegó a equiparar a Saltillo, después de su Gobierno, con Nueva York. Sin embargo, no se le recuerda por la obra realizada, sino por haber hipotecado al estado. Con datos de una fuente de primera mano, el empresario explica el origen de la «mega-megadueda» del Gobierno con los laguneros. «La Comarca Lagunera representó durante 50 años el 75% de los recursos fiscales del estado. Incluso “en un sistema ratero” deberían habernos regresado el 35% (lo correcto era el 60%), pero solo recibimos el 12%. La diferencia son 350 mil millones de pesos, cinco veces más que la megadeuda».

Candidato a diputado federal por Movimiento Ciudadano en 2015, Sáenz reprocha a sus paisanos. «¿Qué hacemos tan apaciguados?». El tema del estado 33 es muy complejo. Además, «la guerra por el Estado de La Laguna la peleamos puro capitán segundo. Los grandes generales son omisos, están encantados con el poder en Saltillo y no atienden a su tierra. Se los reclamo en su cara cada vez que los veo, pues son amigos míos». Para desarrollar todo su potencial, la comarca debe administrarse como estado, insiste.

En una carta dirigida a Rubén Moreira poco antes de terminar su periodo, Sáenz puntualiza: «Todo el mundo acepta que Coahuila y Durango resultarían afectados si La Laguna se escindiera, pero también es verdad que los beneficios para la República Mexicana serían mayores. Entonces le pregunto si continúa vigente el apotegma de Vicente Guerrero según el cual “la patria es primero” ¿O ya no?». El activista cita el caso del País Vasco Para reforzar su argumento. «Ellos no cobran impuestos federales como en México, todos son locales. Tienen la facultad del Estado español para diseñar y cobrar impuestos, y los aplican con honestidad e ingenio. Tienen el 4% de la población y le entregan al Estado el 6% de su presupuesto. El acuerdo ha sido muy bueno para ambas partes. Aquí debería explorarse algo parecido. La autonomía es indispensable para una zona progresista y de trabajo como es La Laguna, ya no hablo de soberanía».

Los gobernadores utilizan todos los recursos a su alcance para disuadir iniciativas como la del Estado de La Laguna. Ninguno desea ceder poder ni presupuesto. Regiones del país como la Huasteca y Tierra Caliente también desean separarse de sus respectivas capitales. Para lograrlo, necesitan el voto de las dos terceras partes de las cámaras de Diputados y de Senadores y de la mayoría de las legislaturas locales, de acuerdo con el artículo 73 de la Constitución. Mientras el PRI y el PAN ocuparon la presidencia de la república y controlaron juntos el Congreso, fue un tema tabú, mas no así para el presidente López Obrador. Si Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard le suceden, La Laguna podría convertirse en el estado 33. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

Deja un comentario