Sabores de La Laguna a finales del siglo XVI

Mientras en otras zonas de la Nueva España la conquista quedó consumada en la primera mitad del siglo XVI, en el Norte ésta constituyó una empresa compleja que se prolongó durante toda la época colonial.

María Vargas Lobsinger señala «Los nómadas del Norte defendieron su antiguo habitad matando y robando con salvajes procedimientos a los intrusos que trataban de empujarlos en su avance». (María Isabel Saldaña, Francisco Durán Martínez. Recuerdos y Sabores de la Comarca Lagunera. Patrimonio Coahuilense, Gobierno del Estado de Coahuila, Organización Soriana, Cía. Comercial Cimaco, 2014).

Con la llegada de los colonizadores y evangelizadores, y ya en marcha el asentamiento, los nuevos habitantes trajeron consigo cultivos como el trigo, la cebada, los árboles frutales, el nogal, la vid entre otras cosas, aportaron también nuevos métodos de producción.

La cría de ganado se introdujo en estas tierras. Los caballos y las reses se adaptaron con facilidad a los pastizales del norte y la rápida multiplicación del ganado fue un fenómeno sorprendente en el nuevo mucho.

En la cría de ovinos, caprinos y porcinos se aprovechaba todo: la carne para la alimentación, la lana para los textiles y las pieles para diferentes productos.

Poco a poco las ciénagas fueron secadas, porque se les consideraba insalubres o al extraer de ellas una cantidad desmesurada de agua para los cultivos.

De esa manera se fue acabando el modo de vida de los indígenas que eran cazadores-recolectores para iniciar una vida sedentaria basada en los modos de producción de los españoles.

En 1598, el padre Juan Agustín Espinosa, misionero de la Compañía de Jesús, el capitán Antón Zapata y 40 familias de origen español arribaron a un oasis en medio del desierto donde fundaron Santa María de las Parras.

Un personaje clave para el crecimiento de la región fue Francisco de Urdiñola. Su Hacienda: Santa María de las Parras, contigua al pueblo del mismo nombre, se convertiría en el granero del latifundio y en donde estableció su explotación vinícola.

Además de evangelizar, poblar y colonizar, los españoles se dedicaron al cultivo. Sus estancias eran polos de colonización y producción que evolucionaron en haciendas capaces de consolidar procesos de explotación agropecuaria y ganadera.

Esa fue la base económica para el surgimiento de la Comarca durante el siglo XVII. Cereales, ganado, vino, conservas entre otros productos regionales que abastecían los enclaves mineros.

Al iniciar el siglo XVIII, las haciendas ganaderas y agrícolas habían modificado progresivamente el entorno. El grano, las conservas, el excelente vino y aguardiente de Parras se comercializaban en regiones tan apartadas como la Ciudad de México, Zacatecas, Parral y Chihuahua contribuyendo a la economía parrense y lagunera.

En la actualidad, la industria vitivinícola sigue siendo una gran fuente de trabajo en donde el turismo ha ganado su lugar. Se ha invertido en infraestructura como hoteles, restaurantes, campos de golf, además de cuidar los sitios históricos.

La Casa Madero es una de las bodegas más importantes, al igual que Don Leo, Bodega Rivero González, el Perote y otras más. Los conocimientos de siglos acerca de la siembra, destilación y producción dieron su fruto y generaron una industria del vino elaborado artesanalmente, casas locales producen vino y aguardiente, además de impulsar la agricultura de la vid de esta región paradisíaca. E4

Colaboradora de Espacio 4.

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