«Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad», decían los latinos. Viene a cuento porque es diferente hacer declaraciones sin fundamento a investigar el pasado. Puedo declarar que amo a mi ciudad, a sus entornos y a Coahuila. Pero da la casualidad de que soy historiador y debo hablar con honestidad tanto del presente de la ciudad como de su pasado. Dejo a los políticos las exageradas declaraciones de amor que no concuerdan con sus actos. Si de historia se trata, se precisa estudiarla con base en documentos, mismos que debemos someter a un análisis riguroso, porque los viejos papeles no siempre dicen la verdad.
Como recién se celebró un supuesto aniversario importa recordar algunos datos sobre ese pasado. El abuelo del alcalde celebró el 400 aniversario de la ciudad en 1975. Saltillo estuvo de plácemes. Al ser nombrado gobernador don Óscar Flores Tapia decretó que Saltillo había sido fundado en 1577 para que le tocara festejarlo en su mandato. Somos la única ciudad del mundo que celebró dos veces cuatrocientos años. Uno y otro estaban equivocados, pero ambos festejos fueron la gran ocasión para ser felices por cumplir cuatro siglos. En verdad no tenemos certeza sobre una fecha de fundación, aunque sabemos que no fue ninguna de las anteriores. El geógrafo real entregó a Felipe II un voluminoso libro con un listado de «Ciudades, villas y pueblos de la América», que iban desde Buenos Aires hasta Nuevo México, esto en 1574. La lista aclaraba que eran las fundadas antes de 1573. La palabra «antes» es importante porque significa 1572 u otro, pero no muy atrás. Saltillo ocupaba el penúltimo lugar del listado. Esto no impide celebrarlo este 25 de julio, aunque también sea un invento.
Peor sería inventar, como hizo un «historiador» de Monterrey cuando fabricó un acta de fundación y la publicó, lo cual suscitó un enorme orgullo e interés regiomontano. El problema es que cuando se le exigió mostrar el original de 1596, declaró que habían robado el manuscrito del archivo. ¡Prodigioso milagro! Mejor reconocer que no tenemos acta que inventar una. En cambio, el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala sí tiene la de 1591.
No se puede negar la importancia de Saltillo en la época colonial. En la ciudad de México se la nombraba «Llave de tierra adentro», lo cual significa que nuestra ciudad era la que ofrecía al virrey la posibilidad de que el imperio español creciera a lo desconocido. Tierra adentro, contra lo que pueda pensarse, es sinónimo de inexplorada. Hace poco publicamos Celso Carrillo y yo una carta que relata el viaje del capitán Diego Ramón, quien conocía la lengua cuagüileña, que decía: «porque este término cuagüila quiere decir adentro». Es del 16 de abril de 1716.
Saltillo, Monterrey, Mazapil y Monclova fueron poblaciones fundadas por esclavistas. Nuestro fundador, Alberto del Canto, lo era, al igual que Luis de Carvajal, el mismo Urdiñola y Diego de Montemayor. Éste fundó Monterrey y fue el primer feminicida al asesinar a su esposa Juana Porcallo de la Cerda. Del Canto enfrentó un juicio por incestuoso y esclavista. Total, prefiero aceptar los datos encontrados en archivos que maquillarlos.
Saltillo tuvo gran importancia en el despliegue hacia el oriente, el norte y el poniente. Saltillenses fundaron Monterrey, Parras, Monclova, San Antonio, Bustamante y otros lugares. Desde Saltillo salió fray Juan Larios en 1673 a evangelizar —y proteger— a los indígenas de Coahuila. Los tlaxcaltecas, por su lado, crearon 14 poblaciones y estuvieron en todos los pueblos de indios: ni jesuitas laguneros ni franciscanos lograron consolidar sus misiones sin ellos.
Una vez más declaro mi orgullo por ser de Saltillo, pero del verdadero, no del empalagoso que se pretende novelar.