Sangre hacia el trono

—Villanos mátente, rey Alfonso; villanos, que no hidalgos… y sáquente el corazón por el siniestro costado, si no dijeres la verdad de lo que te es preguntado: ¿si fuiste o consentiste en la muerte de tu hermano?

Juras de Santa Gadea; Cantar del Mio Cid (1072)

La tradición cuenta que el Cid Campeador, obligó a Alfonso VI, rey de León, a jurar que no había participado en el asesinato de su hermano, el rey Sancho II.

En la humana historia son innumerables las luchas fratricidas por el poder; siendo crueles y sangrientas desde que el Gobierno quedó entre familia; Ciro el Grande, Edipo, Rómulo y Remo, dicen las leyendas que fueron expuestos a muerte al nacer por sus ascendientes para evitar que fueran a despojarlos del poder que ostentaban. Alejandro Magno fue acusado de mandar asesinar a su propio padre para evitar que este designara a su medio hermano como heredero del trono de Macedonia. Entre leyenda e historia se ubica El Hombre de la Máscara de Hierro, sumido de incógnito en las mazmorras de la Bastilla y del que se presume era mellizo de Luis XIV, quien lo aisló por temor a perder el trono francés. Así la historia mundial.

En el México decimonono hubo múltiples traiciones entre políticos cercanos en su búsqueda del poder, González Ortega, Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, líderes de la Reforma, lucharon contra Benito Juárez. En la época posrevolucionaria Obregón, Calles y De la Huerta lucharon contra Venustiano Carranza al que terminaron asesinando cuando él designo a Bonillas como su candidato a la presidencia. En 1927, Obregón asesinó a su hijo militar Francisco Serrano y luego él fue asesinado por su amigo sonorense; después de su asesinato la gente en la calle, cuando le preguntaban ¿quién mató a Obregón?, respondía: «Calles…e y Portes…e bien…» refiriéndose a Emilio Portes Gil quien, bajo el mandato de Plutarco Elías Calles quedó en lugar del asesinado presidente reelecto.

Las luchas entre adversarios no tienen nada de nuevo; siempre han existido y seguirán dándose. Aquí hablamos de las luchas internas, las que provocan el derramamiento de sentimientos entre los amigos antes unidos, luego separados por la lucha por el poder.

En tiempos recientes ya no se ejecuta descaradamente a amigos adversarios, ahora son «homicidios políticos», es decir, muerte civil para aspirar a un cargo de elección popular. Los «dedazos» descarados son ampliamente conocidos, no vale la pena abundar; sino las farsas con las que se quiere timar a la ciudadanía. Decían que la sociedad civil decidiría quiénes entrarían a la contienda política, pero para nada, simple fratricidio obsceno; comprobado cuando hasta los propios notables designados para dar legalidad al proceso, se sintieron burlados denunciando la bufonada de los líderes del Frente Amplio al obligar a pretendientes a renunciar lastimosa y vergonzosamente. Expresaron aquellos: «se generó la sospecha de que la suspensión de la jornada se debió a conveniencias de las cúpulas partidarias que buscaban evitar el precedente de haber sometido sus candidaturas a primarias internas que pudiera tratar de hacerse valer en el futuro». Refiriéndose concretamente a la cancelada votación que debía realizarse para definir la candidata de dicha alianza, cimentando un efecto negativo considerándolo ardid para engatusar creyentes que
votarían y peligrando replicarse en candidaturas locales.

Para ambas fuerzas políticas en competencia crepitante, secciones internas se aprestan a traicionar lealtades ya agotadas. Un considerable grupo de morenos rechazaron los resultados de las encuestas y amenazaron con irse a otro frente. Ahora existe calma aparente, pero me atrevo a predecir que se asimila a la que precede a la tormenta.

En la llamada oposición, los golpes por el Gobierno de la ciudad de México son paradigmáticos. Tras sucio anuncio supuestamente decisorio, ahora irán, forzadamente a encuestas y sorteos. Atrás dejaron lastimaduras difíciles de olvidar. Ya existen fracturas considerables dentro de sus propios partidos, como la imposición de una exmorenista en Morelos contra la voluntad del consejo estatal del PAN o la decisión del PRD mexiquense de ir solos a las elecciones estatales y vienen más.

Siempre que veo estas actitudes no me queda más remedio que recordar el testamento de Pito Pérez, el personaje rústico de Rubén Romero. Dejo aquí la liga para quien guste leerlo:

https://www.tiempodemichoacan.com/el-testamento-de-tal-pito-perez/

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