Sheinbaum, la activista que podría romper —al fin— el techo de cristal

Las féminas son mayoría en la Cámara de Diputados; el Senado y el gabinete, casi paritarios. También ganaron por primera vez diez gubernaturas; ocho militan en Morena. México, entre los países con mayor avance en la materia, dice ONU Mujer. El principal rezago, en las presidencias municipales

Presidentas de América Latina, de Nicaragua a Chile

AMLO, relevo en Palacio Nacional para hacer historia

El aspirante con mayores probabilidades de ganar la presidencia en 2024 es Claudia Sheinbaum de acuerdo con la percepción general y la mayoría de las encuestas. Si Morena la postula, como todo apunta, sería la primera mujer en ejercer el cargo. La exjefa de Gobierno de Ciudad de México aventaja a los demás pretendientes, tanto de su partido, como del PAN-PRI-PRD, agrupados en el Frente Amplio por México (FAM), y de Movimiento Ciudadano por amplio margen. Morena es la única fuerza con dos cartas vencedoras. La otra la representa Marcelo Ebrard. El exsecretario de Relaciones Exteriores formó parte del ala izquierda del PRI junto con Manuel Camacho Solís, y contribuyó a la democratización y pacificación del país tras el levantamiento zapatista en Chiapas. Ebrard sucedió a Andrés Manuel López Obrador en la jefatura del Gobierno capitalino después de haber ocupado las secretarías de Seguridad Pública y de Desarrollo Social en CDMX.

Sheinbaum ha destacado en la academia y la política por sus aportes en favor del medio ambiente. En 2007 el Panel Intergubernamental de Expertos en el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), donde participó, recibió el Premio Nobel de la Paz. El Comité Noruego otorgó la presea al ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, y al IPCC «Por sus esfuerzos para construir y difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático provocado por el hombre». También se les reconoce por sentar las bases para aplicar medidas tendentes a contrarrestar el fenómeno. Por tratarse de un trabajo colectivo, la aspirante presidencial no incluye el premio en su hoja de servicios. En 2018, Sheinbaum, de 61 años, se convirtió en la primera jefa de Gobierno de CDMX al derrotar a la candidata de la coalición «Por México al Frente» (PAN-PRD-MC), Alejandra Barrales.

Desdeñada por el expresidente Vicente Fox debido a su ascendencia judía, Sheinbaum milita en la izquierda desde joven. Perteneció al Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la UNAM, considerado como la organización estudiantil más importante de su tipo en América Latina y una de las mayores del mundo. Al movimiento lo catapultaron su rechazo a la reforma del rector Jorge Carpizo, su defensa de la gratuidad en la UNAM y su oposición al fraude electoral de 1988. Sheinbaum y otros líderes del CEU, como Carlos Ímaz (su exmarido), Imanol Ordorika, Martí Batres y Hugo López Gatell, se integraron al PRD desde su fundación y más tarde a Morena.

Sheinbaum ha acompañado a López Obrador en todas sus campañas. Cuando el tabasqueño ganó la jefatura de Gobierno de CDMX en 2000, la nombró secretaria de Medio Ambiente. En las elecciones presidenciales de 2006 fue su vocera y en 2008 coordinó junto con otros cuadros femeniles (las «Adelitas») el Movimiento en Defensa del Petróleo. La oposición a la reforma energética del presidente Felipe Calderón surtió efecto, pero Peña Nieto la consumó en 2013 con los votos del PRI y PAN. La asimilación del PRD al Gobierno peñista marcó su fin como oposición y el surgimiento del mayor partido de izquierda (Morena). Sheinbaum estuvo con López Obrador en todo ese proceso.

Morena debutó en las elecciones intermedias de 2015 con resultados modestos. Obtuvo apenas 35 diputaciones (14 de mayoría y 21 de representación proporcional) y no consiguió ninguna gubernatura. Sin embargo, en Ciudad de México dio la campanada al alcanzar cinco delegaciones (solo una por debajo del PRD), entre ellas la de Tlalpan con Sheinbaum donde nunca había ganado una mujer. «El desencanto castiga a los grandes partidos en México. (El) PRI y el PAN pierden fuerza y la izquierda queda fracturada con la aparición de Morena», publicó El País. AMLO ascendería tres años después a la presidencia; y su aliada, la segunda posición política más importante del país. Sheinbaum está hoy en la antesala del Palacio de Nacional.

Redistribución del poder

La mesa está servida para que la presidencia de la república cambie de género. El gabinete es casi paritario (9-10) y las mujeres ostentan las principales carteras: Gobernación (Luisa María Alcalde), Energía (Rocío Nahle), Educación (Leticia Ramírez), Seguridad (Rosa Icela Rodríguez), Relaciones Exteriores (Alicia Bárcena), Bienestar (Ariadna Montiel) y Economía (Raquel Buenrostro). Además, en el Senado predominan las mujeres (51%) y en la Cámara de Diputados representan el 49.2% de los escaños. México es uno de los seis países donde el 50% o más de los parlamentos son ocupados por mujeres, después de Ruanda, Cuba y Nicaragua (ONU-Mujeres, 07.03.23).

También por primera vez la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Instituto Nacional Electoral (INE) los presiden mujeres (Norma Piña y Guadalupe Taddei Zavala). La relación ríspida de Piña con el presidente Andrés Manuel López Obrador le ha ganado simpatías y enemistades, según del lado que se esté con respecto a la 4T. La presidenta de la Corte aprovechó su participación en el panel sobre Justicia y Estado de derecho, celebrado el mes pasado en Nueva York, para acusar que en gran parte del mundo «persiste la intención de que los tribunales constitucionales se reduzcan a replicar las ideas de un solo hombre».

López Obrador denuncia reiteradamente la corrupción en el Poder Judicial. La Corte «obedece a los intereses del antiguo régimen (…), es un poder para defender privilegios de una minoría y no al pueblo; para defender a delincuentes de cuello blanco y de la delincuencia organizada», dijo en la rueda de prensa del 19 de mayo. «Resulta que la presidenta de la Corte contrató a la que era directora de Recursos Materiales cuando García Luna» (el exsecretario de Seguridad Pública declarado culpable de narcotráfico por un jurado en Nueva York), deslizó en la misma mañanera. Piña realiza giras secretas por la república. Suele aterrizar de madrugada. Visita juzgados de distrito, tribunales de Circuito y celebra comidas privadas. Uno de sus acompañantes es el ministro coahuilense Javier Laynez Potisek, contrario al presidente.

En los estados el poder también se ha redistribuido. La única gobernadora en 2018 era Claudia Pavlovich, de Sonora. Ahora son 10 (ocho de Morena y dos del PAN; Claudia Sheinbaum fue sustituida en Ciudad de México por Martí Batres). Delfina Gómez asumirá el 16 de septiembre la gubernatura del Estado de México. Es la entidad más importante del país y la tercera en relevancia después de la presidencia y de la jefatura de Gobierno de CDMX. El rezago se localiza todavía en las presidencias municipales. El número de alcaldesas aumentó 10.9% entre 2018 y 2020, pero aun así el 76.9% de los cargos era ejercido por varones. Así lo indica el Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales de la Ciudad de México (INE).

La lista nominal de electores está compuesta por 96 millones de mexicanos, 51.89% de sexo femenino y 48.1%, masculino, según el corte del INE al 28 de julio pasado. Las mujeres, pues, tienen los votos y ocupan puestos relevantes. Para elegir a la primera presidenta del país solo falta dar un paso. Además de liderar la carrera, Claudia Sheinbaum parece conectar mejor con las personas de su género. Xóchitl Gálvez, la favorita del Frente Amplio por México, representa los intereses del PAN-PRI-PRD y de los poderes fácticos. El apoyo de las élites económicas a la panista polarizará aún más la elección del 2 de junio próximo. Morena domina ese terreno.

El caso Clinton-Trump

Carol Hymowitz y Timothy D. Schellegardt popularizaron el concepto «techo de cristal» a partir de un texto publicado en 1978 en el Wall Street Journal para referirse a las barreras que impedían el ascenso de las mujeres en el mundo de los negocios. El término se extendió después a la política. La brecha de género sigue vigente en nuestros días y el glass ceiling, en la mayoría de los casos, permanece intacto. México podría romperlo en las elecciones presidenciales de 2024, pues las principales aspirantes del oficialismo y de la oposición son mujeres: Claudia Sheinbaum (Morena) y Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD).

Hillary Clinton estuvo a punto de quebrar esa barrera imaginaria en Estados Unidos, cuando compitió con Donald Trump por la presidencia en 2016. El discurso de género, #ImWithHer («Estoy con ella») se convirtió en uno de los elementos centrales de su campaña. Empero, «quienes quisieron que el sexo del candidato quedara fuera de los papeles» también jugó un papel determinante, escribió Valeria Perasso, de BBC News Mundo. Millones de estadounidenses «se negaron a alinearse con la candidata demócrata por mera identificación de género», apunta Perasso, una de las finalistas del Premio Nuevo Periodismo Cemex-FNPI en 2006.

Desde el título de la nota: «¿Estaba preparado Estados Unidos para tener una mujer presidenta?», la periodista plantea dudas sobre las posibilidades de Clinton de sustituir a su exjefe Barack Obama en la Casa Blanca. Advierte, incluso, que la victoria de Donald Trump no resultó tan sorprendente como sorpresiva la derrota de la esposa del expresidente Bill Clinton. Al final, «No valió el entusiasmo de sectores del feminismo y el mundo académico, ni la masiva salida a votar vistiendo trajes sastre como los que Hillary convirtió en su segunda piel como señal de apoyo. Ni siquiera los homenajes a la pionera del sufragio femenino Susan B. Anthony que llenaron de pegatinas su tumba el día de los comicios», apunta.

Los comentarios sexistas y racistas de Trump tampoco tuvieron el impacto esperado. Desde «las primarias comenzó a percibirse que Clinton tendría una labor ardua para captar el voto femenino, en especial de las mujeres jóvenes que en gran medida se inclinaron por el rival de su partido, Bernie Sanders». En la elección general, «los analistas señalan que la brecha de género en realidad favoreció —contra la tendencia general— al ganador Trump». Las mujeres blancas con educación universitaria votaron por Clinton (51% contra el 45% del republicano). Sin embargo, el 62% de las electoras sin grado universitario se decantaron por Trump, dice Perasso.

México postuló a mujeres para la presidencia antes que en Estados Unidos. Empero, la participación de Rosario Ibarra (1982), Cecilia Soto (1994), Marcela Lombardo (1994) y Patricia Mercado (2006) en las elecciones fue simbólica, pues sus partidos eran marginales. La candidatura de Josefina Vázquez Mota naufragó desde un principio debido a las divisiones en el PAN, el mal desempeño de Vicente Fox y Felipe Calderón en la presidencia y un acuerdo entre bastidores con el PRI para facilitarle la elección a Enrique Peña Nieto. La jerarquía panista traicionó a Vázquez. Fox apoyó abiertamente a Peña.

Para ser candidatas y luego competir por la presidencia, Claudia Sheinbaum (Morena) y Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD) necesitan romper primero el techo de cristal de sus propios partidos. La tarea es más complicada para Gálvez, pues en su caso el techado es triple. En las elecciones de 2016 en Estados Unidos la favorita era Hillary Clinton, pero una figura disruptiva como Trump terminó por anularla. Sheinbaum tiene de su parte la estructura de Morena y de la 4T. El PRI perdió la suya, el PAN nunca ha tenido. El desafío para las dos consiste en captar no solo el voto femenino, sino también el de los hombres. E4

Poder femenino

Gabinete

  • Gobernación (Luisa María Alcalde)
  • Energía (Rocío Nahle)
  • Educación (Leticia Ramírez)
  • Seguridad (Rosa Icela Rodríguez)
  • Relaciones Exteriores (Alicia Bárcena)
  • Bienestar (Ariadna Montiel)
  • Economía (Raquel Buenrostro)

Poder Judicial y órganos autónomos

  • Norma Piña, Suprema Corte de Justicia de la Nación
  • Guadalupe Taddei, Instituto Nacional Electoral
  • Rosario Ibarra, Comisión Nacional de Derechos Humanos
  • Victoria Rodríguez, Banco de México

Gobernadoras

  • Teresa Jiménez, Aguascalientes
  • Marina del Pilar Ávila, BC Norte
  • Layda Sansores, Campeche
  • Claudia Sheinbaum, Ciudad de Méxio
  • Ma. Eugenia Campos, Chihuahua
  • Indira Vizcaíno, Colima
  • Delfina Gómez, EdoMX
  • Evelyn Salgado, Guerrero
  • Mara Lezama, Quintana Roo
  • Lorena Cuéllar, Tlaxcala

En el Senado predominan el 51% las mujeres 

En la Cámara de Diputados representan el 49.2% de los escaños


Presidentas de América Latina, de Nicaragua a Chile

Violeta Chamorro derrotó al guerrillero Daniel Ortega; el padre de Bachelet murió a manos de la dictadura militar, y Dilma Rousseff (Brasil) estuvo presa antes de ocupar el cargo

Las principales economías de América Latina ya han tenido presidentas, excepto México. En Chile la socialista Michelle Bachelet, de la coalición Concertación de los Partidos por la Democracia, abrió brecha en 2006 al derrotar al conservador Sebastián Piñera. Bachelet, cuyo padre murió torturado en prisión por la dictadura que depuso a Salvador Allende, volvió al poder en 2014. En su primer mandato afrontó la crisis financiera de 2008 con programas sociales; y en el segundo emprendió reformas en materia fiscal y de salud. De 2018 y 2022 se desempeñó como Alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La revista Forbes la incluyó por varios años entre las mujeres más poderosas del mundo.

Cristina Fernández, del Partido Justicialista, fundado por Juan Domingo Perón en 1946, también fue la primera presidenta electa de Argentina tras vencer a la derechista Elisa Carrió, candidata de Coalición Cívica formada por tres partidos. En 2007 sucedió a su esposo Néstor Kirchner. Antes había sido diputada y senadora. Fernández se vio envuelta en escándalos de corrupción. Actualmente es la vicepresidenta de Alberto Fernández.

En Brasil pasó lo mismo con Dilma Rousseff, del progresista Partido de los Trabajadores. En 2011 sustituyó a su mentor Luiz Inacio Lula da Silva, quien ejerce el cargo por tercera ocasión, después de ocupar el ministerio. Rousseff había militado en el Comando de Liberación Nacional (Colina), creado para combatir la dictadura militar, y estuvo presa tres años. En 2014 resultó electa para un segundo periodo, pero una venganza política, que hundió a Brasil en el caos, la defenestró. Rousseff se había manifestado contraria a las alianzas neoliberales y de derecha.

El Ministerio Público cerró el año pasado la investigación sobre las supuestas manipulaciones contables que provocaron la destitución de Rousseff. Los delitos e irregularidades administrativas eran falsos. Durante dos años consecutivos (2011 y 2012), la revista Forbes declaró a Rousseff como la tercera mujer más poderosa del mundo, después de la canciller alemana Angela Merkel y de la secretaria de Estados de Estados Unidos, Hillary Clinton. El 13 de abril pasado, la política y economista brasileña asumió la presidencia del Nuevo Banco de Desarrollo de los Brics en lugar del conservador Jair Bolsonaro, quien perdió la reelección con Lula.

Sin embargo, los gigantes de América Latina no fueron los primeros en tener jefas de Estado y de Gobierno. La historia empezó en Nicaragua en 1990, cuando la periodista Violeta Barrios se convirtió en la primera mujer electa para el cargo. Doce años atrás, su esposo Pedro Joaquín Chamorro, director del periódico La Prensa, había sido asesinado por la dictadura de los Somoza. Barrios se impuso al exguerrillero Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, quien buscaba ser reelecto. Ortega regresó a la presidencia en 2007, puesto en el cual se ha eternizado desde entonces.

Mireya Moscoso también pasó a la historia. En su caso, por haber sido la primera presidenta de Panamá. Su competidor en las elecciones de 1999 fue Martín Torrijos, hijo del dictador Omar Torrijos. El hito que marcó la presidencia de Moscoso lo constituyó la entrega total de la soberanía del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos. En Costa Rica y Honduras, Laura Chinchilla y Xiomara Castro rompieron el techo de cristal en 2010 y 2022, respectivamente.

Los ojos de América y del mundo están puestos ahora en México, donde la presidencia podría decidirse entre dos mujeres: Claudia Sheinbaum, del gobernante partido Morena; y Xóchitl Gálvez, apadrinada por el Frente Amplio por México (PAN-PRI-PRD). La mayoría de las presidentas en América Latina han sido de izquierda, como Sheinbaum. Tener de su lado al presidente López Obrador le allana el camino. En cambio, para Gálvez, la vieja partidocracia y la oligarquía son su hándicap principal. E4

Presidentas en América Latina

  • Violeta Chamorro, Nicaragua (1990)
  • Mireya Moscoso, Panamá (1999)
  • Michelle Bachelet, Chile (2006)
  • Cristina Fernández, Argentina (2007)
  • Dilma Rousseff, Brasil (2011)
  • Laura Chinchilla, Costa Rica (2010)
  • Xiomara Castro, Honduras (2022)

AMLO, relevo en Palacio Nacional para hacer historia

En los cinco últimos años se han abierto espacios para la mujer como nunca antes. El Banco de México honra a Carmen Serdán y Hermila Galindo en los billetes de mil pesos

Imagine la escena: Claudia Sheinbaum recibe de manos de Andrés Manuel López Obrador la banda presidencial. La silla del águila la ocupa por primera vez una mujer. El momento se acerca más a la realidad que a la ficción. La exjefa de Gobierno de Ciudad de México encabeza el pelotón de corredores desde que AMLO dio el banderazo de salida. Entregar el poder a una mujer también haría historia. Barack Obama y Felipe Calderón lo intentaron con Hillary Clinton y Margarita Zavala, pero no lo consiguieron. López Obrador daría de refilón un mentís a las oposiciones y a los grupos de poder, quienes lo acusan de misógino por «atacar» a su favorita Xóchitl Gálvez.

Hombre de símbolos, AMLO ha enviado señales de por dónde va la sucesión. Su gabinete cuenta con más mujeres que ningún otro. De las 10 gobernadoras del país, ocho son de Morena. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Banco de México, el Instituto Nacional Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos lo presiden mujeres; en el primer caso contra su voluntad, pues su preferida era otra. La reforma electoral de 2019 volvió obligatoria la paridad de género en las cámaras de Diputados y de Senadores, en los congresos locales, las gubernaturas, las presidencias municipales y los órganos constitucionales autónomos.

En noviembre de 2020, con motivo del 110 aniversario del inicio de la Revolución, el Banco de México puso en circulación un nuevo billete de mil pesos de la familia G. Junto al prócer Francisco I. Madero, en el anverso aparecen las efigies de dos mujeres clave en el movimiento armado: Carmen Serdán y Hermila Galindo. El papel de más alta denominación (100 mil pesos) se dedicó al expresidente Plutarco Elías Calles, fundador del PRI. Circuló entre 1985 y 1991.

Apenas iniciado su Gobierno, AMLO pidió perdón en nombre del Estado a la periodista Lydia Cacho por la persecución desatada tras la publicación de su libro Los demonios del Edén, donde denuncia una red de pederastia protegida desde el poder. La actitud no ha sido la misma con algunos colectivos femeninos y periodistas a quienes acusa de representar los intereses de sus adversarios. La misma etiqueta le ha puesto a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, cuyo protagonismo distrae la atención de los vicios del Poder Judicial (nepotismo, venalidad y tráfico de influencias).

Claudia Sheinbaum es a toda luz la favorita de López Obrador para sucederle. (Marcelo Ebrard, el aspirante con mayor experiencia en el servicio público, es el «plan B»). Así lo puso en claro el 30 de septiembre de 2021 en una gira por la Delegación Tláhuac de Ciudad de México donde inauguró una sucursal del Banco del Bienestar. «Es ella» (Claudia), dijo a los concurrentes que esperaban una señal. Acto continuo le levantó la mano. La escena circuló profusamente en los medios de comunicación y en las plataformas digitales. Las bardas y los espectaculares donde la exjefa de Gobierno promueve su candidatura reproducen el mensaje: «#EsClaudia».

La consolidación de la 4T, con sus éxitos y fracasos, patentes en ambos casos, depende del triunfo de Morena y sus aliados (PT y Verde) en 2024. Sheinbaum garantizaría la continuidad del proyecto transformador de López Obrador. En la sucesión de 1940 Lázaro Cárdenas sacrificó a su secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, Francisco J. Múgica. Decantarse por el secretario de la Defensa, Manuel Ávila Camacho, no solo provocó una de las elecciones más cruentas, también significó el final de las políticas sociales. AMLO parece dispuesto a escribir otra historia. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

Deja un comentario