Síntomas que engañan

La causa más frecuente de consulta en cualquier hospital, en cualquier consultorio y con cualquier especialista, son los síntomas psicosomáticos. Esto ha empeorado ante el confinamiento obligado por COVID y la necesidad de muchos trabajadores: maestros, empleados de oficina, de trabajar pegados a una computadora o al celular por varias horas en forma continua.

¿La mente puede traicionar a un enfermo?

Del latín traditĭo, la traición es aquella falta que quebranta la lealtad o fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. Consiste en renegar, ya sea con una acción o con un dicho, de un compromiso de lealtad. Traicionar es defraudar.

Tomando en cuenta la definición anterior, tu pregunta tiene una connotación de que la mente le debe lealtad al enfermo como materia corporal, dando la impresión de que la mente modifica a la materia. No concuerdo con este enfoque. La mente no traiciona a un enfermo.

El cerebro es el órgano y substrato material de la psique (mente o espíritu) y ésta es una propiedad especial de la materia que ha alcanzado un alto grado de desarrollo (cerebro). Ambos, cerebro y psique, dependen de las condiciones reales de vida y de su desarrollo ulterior. La psique animal surge de las condiciones de vida exclusivamente biológicas y la conciencia humana surge de las condiciones sociohistóricas. La conciencia es el resultado de la más alta organización de la materia, estado al que se llega después de profundas y serias transformaciones evolutivas. Las condiciones de vida afectan a la materia, y ésta posibilita un cierto tipo de actividad psíquica que, a su vez, repercute sobre la organización de la materia, dando así lugar a una influencia progresiva y recíproca. Así, lo que llamamos síntomas psicosomáticos: estímulos físicos o emocionales que se convierten en síntomas corporales (somáticos), sugiere que la mente modifica al cuerpo y lo enferma. No concuerdo con este enfoque porque el cerebro (materia altamente organizada) responde a estímulos externos mediante los órganos de los sentidos: gusto, olfato, vista, tacto y oído, órganos receptores de estímulos de la realidad exterior (luz, frío, calor, árbol, piedra, etc.) estímulos que al llegar al cerebro, éste reacciona con transformaciones químicas fisiológicas (materia) que coordinan el funcionamiento normal y sincronizado de todos los órganos de nuestro cuerpo.

Dependiendo del grado de estímulos y la capacidad de reacción de cada individuo, la reacción del cerebro hacia el resto de órganos puede desestabilizar la armonía y aumentar o disminuir el funcionamiento de uno o varios órganos y en esa forma manifestarse como enfermedad y sufrimiento físico y emocional, todo dependiendo del órgano que se perciba afectado: dolor o pérdida de la sensibilidad, diarrea o estreñimiento, presión alta o baja, disminución o aumento del azúcar o el colesterol, y una lista indefinida de una gran variedad de síntomas anormales. La mente, lo emocional, los síntomas como una propiedad de la materia altamente organizada, pero nunca la mente como un ente separado de la materia. La materia es lo primario, la mente es lo secundario, la materia existe independientemente del pensamiento. Lo que es muy fácil de comprobar.

Ahora bien, los llamados síntomas sicosomáticos en realidad son descargas químicas y eléctricas del sistema nervioso que pueden aumentar o disminuir la actividad de diversos órganos uno en tiempo e intensidad variables de persona a persona y en la misma persona. Así puede haber alteraciones en la frecuencia cardiaca o la presión arterial, en la frecuencia e intensidad respiratoria, en los movimientos del intestino con diarrea o estreñimiento con o sin dolor, comezón en la piel con o sin ronchas, aumento en el número de micciones, mareos, insomnio, dolores musculares en distintas regiones y otros síntomas para los cuales no se pueden demostrar una causa evidente y objetiva ni con la exploración clínica ni con estudios de alta especialidad con resonancia magnética ultrasonido o tomografías. De esta forma, si el enfermo manifiesta esos síntomas y los estudios son normales, se deduce: esto es sicosomático, no es grave, no pone en peligro la vida, sin menospreciar la gran incomodidad y temor que infunde en quien padece tales anomalías, siendo en ocasiones sumamente complejo, convencer al enfermo de lo benigno de los síntomas sicosomáticos ante el temor de padecer una grave enfermedad anatómica de corazón, tubo digestivo u otro órgano, y el temor al cáncer, que se relaciona inmediatamente con gran sufrimiento y muerte inminente.

Puesto que todos los órganos y todas las funciones están interconectadas y coordinadas por el cerebro, de ahí la explicación de síntomas anormales en diferentes órganos, en realidad causados por el desequilibrio en la función del sistema nervioso, maravillas de maravillas de la naturaleza.

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

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