Slim: la sociedad demanda luchar contra la pobreza, la ignorancia y la marginación

El magnate mexicano se alinea con el discurso obradorista: combatir la pobreza es la mejor inversión para el país. Bienestar social, educación de calidad y empleos bien pagados, claves para detonar el desarrollo

Impuestos justos y transparencia para la igualdad

Carlos Slim volvió a poner el dedo en la llaga al señalar que México ha desaprovechado oportunidades para convertirse en potencia mundial y que su mejor inversión sería combatir la pobreza. Durante su participación en el foro «México Siglo XXI», de la Fundación Telmex Telcel, el presidente del Grupo Carso detalló que algunos Gobiernos cometieron errores en períodos favorables de desarrollo y citó, como ejemplo, que en medio del llamado «desarrollo estabilizador», la economía nacional creció por 12 años a niveles del 6.8% anual, con una inflación de apenas el 2.5%. Sin embargo, las administraciones que heredaron este lapso de bonanza fueron incapaces no solo de impulsarla, sino siquiera de mantenerla.

«Hemos tenido etapas de muchos recursos, de muchos ingresos petroleros, económicos. Nos hemos equivocado. Hubo un sexenio, no doy nombres, en el que entraban por petróleo 460 mil millones de dólares ¿Dónde están? ¿Qué hicimos con ellos? Botarlos. El petróleo se fue a 150 dólares, producíamos 3 millones 300 mil barriles diarios, eran más de 460 millones de dólares diarios. México ha tenido oportunidad tras oportunidad y no las hemos aprovechado, yo creo que ese ha sido el error», afirmó (Forbes, 02.09.22).

«Hemos tenido etapas de muchos recursos, de muchos ingresos petroleros, económicos. Nos hemos equivocado. Hubo un sexenio, no doy nombres, en el que entraban por petróleo 460 mil millones de dólares ¿Dónde están? ¿Qué hicimos con ellos? Botarlos. (…) México ha tenido oportunidad tras oportunidad y no las hemos aprovechado, yo creo que ese ha sido el error».

Carlos Slim, empresario

Para el hombre más rico del país —según la lista de Forbes México— la sociedad actual demanda la lucha contra la pobreza, la ignorancia y la marginación. A su juicio, no se trata solamente de un problema moral o ético sino de una necesidad económica. Para ello, la mejor inversión universal es combatir la pobreza. Se requiere desarrollar capital humano, salud y educación de buena calidad, conectividad y de crear trabajos nuevos que permitan llenar la demanda de tantas personas.

«Es una nueva civilización que se sustenta y retroalimenta con el bienestar de todos», señaló; por lo que requiere de educación, salud, capacitación, pero sobre todo de empleo bien remunerado.

Carlos Slim advierte que México aún cuenta con los recursos necesarios para convertirse en una potencia económica, su gran desafío es no volverse a equivocar. Corresponde a los Gobiernos de turno dejar a un lado sus intereses partidistas e implementar políticas públicas que permitan elaborar planes de desarrollo a largo plazo.

«Estamos esperando incrementos de la pobreza de manera sustantiva en México, Colombia, Paraguay y Brasil».

Rolando Ocampo, director de la división de estadísticas de la CEPAL

El magnate no dejó pasar la posibilidad de retomar una propuesta que lleva años repitiendo. A partir del envejecimiento cada vez más ostensible de la sociedad y la saturación de horas de labor, asegura que es mejor disminuir el tiempo que se está trabajando a cambio de extender la vida útil del trabajador. Esto, además, ayudaría a enfrentar el colapso en los fondos de pensiones y de seguridad social que México enfrenta ahora mismo. «Tengo muchos años planteando, algún día va a pasar. [Que] trabaje la mayoría de la gente tres días, 11 o 12 horas, 33 o 36 horas, pero que se jubilen a los 75 años». (ídem).

La nación se hunde

El exhorto de Carlos Slim para combatir la pobreza tiene bases sólidas en México. Acorde al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2020 el 43.9% de la población vivía en situación de pobreza (poco más de 55.7 millones de personas); el 35.4% en pobreza moderada (44.9 millones); y el 8.5% en pobreza extrema (10.8 millones). Lo peor de estas cifras es que todas ellas superan los números registrados dos años antes, por lo que la situación tiende a empeorar progresivamente.

Entre 2018 y 2020, 19 entidades federativas presentaron un aumento en el porcentaje de la población en situación de pobreza. Las tres entidades con mayores incrementos fueron: Quintana Roo (de 30.2% a 47.5%), Baja California Sur (de 18.6% a 27.6%) y Tlaxcala (de 51.0% a 59.3%), con 17.3, 9.0 y 8.3 puntos porcentuales más, respectivamente.

En el mismo período, el porcentaje de la población con ingreso inferior a la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (valor monetario de la canasta alimentaria) aumentó de 14.0% a 17.2% a nivel nacional. Es decir: el número de personas que, aun destinando todo su ingreso a la compra de alimentos, no puede adquirir los productos de la canasta alimentaria aumentó de 17.3 a 21.9 millones de personas durante este periodo.

En cuanto al porcentaje de la población con ingreso inferior a la Línea de Pobreza por Ingresos (valor monetario de la canasta alimenta más la no alimentaria), mostró un aumento al pasar de 49.9% a 52.8% entre 2018 y 2020, respectivamente. Esto representó que el número de personas que no cuenta con los recursos suficientes para adquirir los bienes y servicios que precisa para satisfacer sus necesidades (alimentarias y no alimentarias), creció al pasar de 61.8 a 66.9 millones de personas.

En el caso de Coahuila, la comparativa entre 2018 y 2020 muestra pocos cambios en los rubros de pobreza y pobreza moderada, con una variación de 25.5% a 25.65% y de 24% a 23.1% respectivamente. Sin embargo, hay un salto negativo notorio en el escaño de pobreza extrema. Mientras en 2018 el estado presumía apenas el 1.5% de la población en este marco, para 2020 la cifra ascendía a 2.6%, una diferencia aproximada de 34 mil 300 habitantes más.

Para 2020 el estado con mayor porciento de pobreza era Chiapas (75.5%), encima de los 4 millones de personas; en pobreza moderada, lideraba Puebla con 49.7%, lo cual supera los 3 millones 292 habitantes; y, por último, en términos de pobreza extrema volvía a aparecer Chiapas con 29%, equivalente a poco más de un millón 623 mil personas.

Vale recordar que la pobreza no se limita a una medida económica, es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades e imposibilitan su plena integración social.

Futuro sombrío

Otro organismo capacitado para atender el asunto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) prevé un incremento de la pobreza en América Latina en 2022, y en el caso de México se podría sumar a más de 2.5 millones de personas en esa condición.

En la presentación del estudio: «Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?», Rolando Ocampo, director de la división de estadísticas de la CEPAL, describió que para México tienen proyecciones de un incremento de pobreza de 1.3 puntos porcentuales si el escenario se mantiene; pero si hay un incremento con la estimación de subir 2% más, se llegaría a un incremento de 2.3 puntos porcentuales. O sea, de un millón 600 mil a casi 2.5 millones de nuevas personas que pasarían a estado de pobreza.

«Estamos esperando incrementos de la pobreza de manera sustantiva en México, Colombia, Paraguay y Brasil», precisó Ocampo.

Por su parte, Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la CEPAL, afirmó que América Latina requiere de manera urgente cambios estructurales pues su falta de dinamismo le pasa factura en términos de desarrollo regional. Ha de buscarse transformar la producción y generar más empleo para aumentar la masa de trabajo.

«Los cambios estructurales con políticas industriales, económicas, sociales deben de darse en la región, de lo contrario no se puede crecer sin un cambio. En Europa se están haciendo cambios estructurales; en Estados Unidos se están haciendo cambios estructurales. En América Latina no vamos hacia esos cambios y se necesitan apremiantemente», destacó. E4


Impuestos justos y transparencia para la igualdad

El advenimiento del siglo XXI trajo aparejado una serie de hipótesis asociadas al desarrollo tecnológico y su vínculo con el bienestar social que muchos hicieron suya con la fe puesta en mejores condiciones de vida a corto plazo. La realidad, sin embargo, pronto dio al traste con esta idea y demostró que ese añorado bienestar cada día les corresponde a menos personas en el mundo.

El economista francés y especialista en desigualdad económica, Thomas Piketty, ha sido uno de los pioneros en intentar explicar cómo el crecimiento económico por sí solo puede, incluso, generar situaciones de gran inequidad en la distribución de la riqueza.

En su libro El capital en el siglo XXI, Piketty nos dice: «La conclusión general de este estudio es que una economía de mercado, si se le deja actuar por sí misma, posee poderosas fuerzas de convergencia, asociadas en particular con la difusión de conocimiento y capacidades; pero ella también tiene poderosas fuerzas de divergencia, las cuales son potencialmente amenazadoras para sociedades democráticas y para los valores de la justicia social sobre los cuales está basada. (…) La inequidad implica que la riqueza acumulada (…) crece más rápidamente que el producto y los salarios. La desigualdad r > g expresa una contradicción lógica fundamental. El empresario tiende a devenir en rentista, más y más dominante sobre aquellos que no poseen nada salvo su trabajo. Una vez constituido, el capital se reproduce por sí mismo».

Considerado uno de los economistas más prominentes de la actualidad, Piketty exhorta a países como México, con un alto índice de desigualdad, a crear un sistema tributario con el más alto nivel de transparencia para que se facilite su análisis y fiscalización de manera tal que se garantice que los más ricos paguen más impuestos. Algo que hoy parece imposible si se tiene en cuenta que, tan solo en 2021, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) condonó o canceló impuestos a 6 mil 640 empresas, asociaciones civiles y personas físicas por mil 825 millones 352 mil 901 pesos. Entre las empresas beneficiadas estaban Ferrari de México, Pegaso (de la española Telefónica-Movistar), Grupo Financiero Inbursa, Banlieue (Suburbia, de las tiendas departamentales Puerto de Liverpool), Argos Comunicación (de Epigmenio Ibarra y Carlos Payán) y la casa de apuestas Codere.

Piketty describe la realidad actual como una época de aumento progresivo de la concentración de la riqueza. Contrario a lo que muchos suponen, este crecimiento es lo que propicia las mayores desigualdades. Es en las naciones más desarrolladas donde se encuentra el caldo de cultivo adecuado para hacer más rico a los ricos y más pobres a los ya pobres.

Así lo explica en otro de sus títulos —Capital e ideología—: «Cuanto más rica es una sociedad, más posibilidades tiene de generar una elevada desigualdad del ingreso. Por ejemplo, si la producción per cápita es aproximadamente 100 veces superior al nivel de subsistencia, es posible (teóricamente) que el percentil superior se apropie de 99% de la riqueza producida y que el resto de la población se vea obligada a contentarse con el nivel de subsistencia. En general, es fácil demostrar que la desigualdad máxima materialmente factible aumenta con el nivel de vida medio de una sociedad».

Para Piketty las tasas de crecimiento económico seguirán siendo bajas por un largo período del siglo XXI, por lo que la tendencia a la concentración del ingreso y la riqueza no hará más que reforzarse. Por tal motivo sugiere una tasa global progresiva al capital y altos niveles de transparencia financiera como los principales instrumentos para alcanzar una solución.

«Regular el capitalismo patrimonial globalizado del siglo veintiuno, repensando el modelo fiscal y social del siglo veinte y adaptándolo al mundo de hoy, no es suficiente. Sin lugar a dudas, es esencial una actualización apropiada del programa social-democrático y fiscal-progresista del último siglo (…), lo que se enfoca sobre dos instituciones que fueron inventadas en el siglo veinte y deben seguir teniendo una función central en el futuro: el Estado social y el impuesto progresivo al ingreso. Pero si la democracia va a volver a ganar control sobre el capitalismo financiero globalizado de este siglo, debe inventar nuevas herramientas, adaptadas a los desafíos de hoy. La herramienta ideal es una tasa global progresiva al capital, acompañada por un alto nivel de transparencia financiera internacional». E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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