Sobre las elecciones «huérfanas»

Cuando estas líneas aparezcan publicadas en Espacio 4 estaremos a menos de veinticuatro horas del inicio de la jornada electoral del 18 de octubre, originalmente programada para tener lugar el domingo 7 de junio pasado, pero pospuesta por la pandemia de COVID-19. Serán estas elecciones únicamente para renovar el Congreso local: 16 diputados a elegir por el principio de mayoría relativa en otros tantos distritos electorales, y nueve por el principio de representación proporcional, también conocidos como diputados plurinominales. Y nada más, es decir, no se eligen ni alcaldes ni regidores ni gobernador.

Los diputados locales son los cargos de elección popular que menos interesa a los votantes. Por ello a nadie debe sorprender que este género de comicios registre los más altos índices de abstención. Así lo acredita claramente la estadística electoral. Como cada seis años, la elección de diputados locales coincide con los comicios para gobernador de Coahuila, los números ponen en evidencia una mayor participación en estos casos, en notorio contraste de cuando los comicios sólo son para diputados.

Así, en 2005, en 2011 y en 2017 las elecciones fueron simultáneas para gobernador y legisladores estatales, y los porcentajes de participación electoral fueron de 52.7, 61.4 y 60.9%, respectivamente. En cambio, en 2008 y 2014, años en los que las elecciones sólo fueron para diputados, los índices de participación fueron: 39.9 y 39.6%, en ese orden.

En números gruesos, lo anterior significa que la participación electoral disminuye en alrededor de 20 puntos cuando los comicios para legisladores locales van solos, en elecciones que popularmente se les conoce como «huérfanas». Tal proporción no es menor, pues significa que en estos casos deja de votar uno de cada cinco ciudadanos empadronados.

De acuerdo con la información disponible, este domingo estarán habilitados para votar 2 millones 227 mil ciudadanos —mujeres y hombres— coahuilenses. Si las elecciones fueran simultáneas para gobernador y diputados locales, de acuerdo con los antecedentes históricos recientes sería esperable que acudiera a las urnas alrededor del 60% de ese total. Es decir, 1 millón 336 mil votantes. Pero como los comicios sólo serán para diputados, el índice de participación podrá andar, digamos, en el orden del 39.7%, de acuerdo con los antecedentes de 2008 y 2014, por lo que el total de votantes rondará los 884 mil sufragantes.

La diferencia entre uno y otro supuesto disminuye de 1 millón 336 mil a 884 mil votantes. Se trata de una diferencia de casi medio millón de ciudadanos, 452 mil coahuilenses, cifra nada menor que dejarán de concurrir a las casillas sólo por tratarse nada más de elecciones para diputados locales.

Y eso en el mejor de los casos, porque lo más probable es que la emergencia sanitaria que el estado vive desde hace casi siete meses, influirá para que el porcentaje de abstención ciudadana sea aún mayor. ¿Cuánto más? En unos días más lo sabremos. Y todo por la obstinación en mantener estas elecciones «huérfanas», porque fueron dos las oportunidades que se presentaron de posponerlas. Una, a través de la reforma al calendario electoral mediante una Legislatura de transición con duración de un año. Y la otra difiriendo la elección por la pandemia, para hacerla coincidente con las federales del año próximo.

Pero pudo más el espíritu de facción y el temor a perder la mayoría en el Congreso, que de cualquier manera —por una u otra razón— el grupo en el poder es muy probable que pierda.

Queda en el tintero para siguientes artículos un breve análisis de las plataformas electorales que cada uno de los 11 partidos que este domingo se disputan las 25 curules, presentaron ante la autoridad electoral. Salvo quizá dos o tres de ellos, es patética la pobreza de esos documentos a los que nadie —y nadie es nadie— prestó la menor atención.

Torreón, 1945. Ha sido diputado local, senador y diputado federal en tres ocasiones, por el Partido Acción Nacional. En 1999, fue candidato a gobernador de Coahuila por la alianza PAN-PRD- PVEM-PT, pero fue derrotado por el priista Enrique Martínez y Martínez. De 2003 a 2004, fue subsecretario de la Secretaría de Economía. En 2004, intentó se nuevamente candidato a gobernador de Coahuila, pero fue derrotado en la elección interna del PAN por Jorge Zermeño Infante. De 2006 a 2008, fue director de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Entre otros medios, ha escrito para El Financiero, El Sol de México y Espacio 4.

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