A casi un mes de iniciadas las campañas presidenciales en México y la difusión de miles de los 32 millones de spots de radio y televisión que a diario, televisoras y radiodifusoras transmiten, entre partidos, candidatos y autoridades electorales, ya es prudente realizar el primer balance de los contenidos, las producciones, los jingles y la repetición de los mismos.
El análisis y apreciación del humilde escribiente gira en torno primero a los contenidos y por candidaturas se desmenuza con estricto apego a la opinión personal y la experiencia de observación de los procesos de elección presidencial anteriores.
En cuanto al contenido, la candidata puntera incluye mensajes relacionados a la actual administración federal con las mismas estrategias de mensaje discursivo, imágenes, entonación y música muy similar o casi igual que la campaña presidencial anterior.
Si acaso se agregaron como novedades en el discurso de los mensajes el papel de la mujer en el futuro y un jingle bien hecho con buena música y expresión oral que genera optimismo con la intención de quedarse grabado en la mente del electorado, sobre todo al que va dirigido y mantiene su apoyo a esa corriente política y de Gobierno .
En el caso de la candidata de oposición y quien se mantiene en segundo lugar, los contenidos en el discurso de los spots son en contra de la actual administración federal con el estilo de expresión oral y de imagen de la candidata para posicionar su presencia en los electores; hasta el momento carece de un jingle que se coloque en la memoria de los electores para identificar melodía y canción con el movimiento opositor.
Respecto a la candidatura masculina los mensajes de identificación para el protagonista son insuficientes aún para posicionar imagen y nombre e incluso se inclinan por una combinación en mensajes más para colgarse del anterior aspirante y del partido, que ahí hay que reconocer, tiene con jingles e imagen, un buen posicionamiento en las mentes de los electores.
En general las campañas de spots para radio y televisión de las tres campañas no muestran novedades ni en formas ni en contenidos y se mantienen con las mismas tendencias que apuestan más a la repetición desmedida que a verdaderamente generar sentimientos de participación social para las elecciones de junio.
En este tema del abuso de la repetición, el sistema electoral, diseñado y aprobado por los mismos políticos, atenta contra la tolerancia de millones de electores que terminan por generar hartazgo, desencanto e incluso indiferencia para participar en los comicios del mes de junio.
Las coaliciones provocan que en un mismo bloque de comerciales en televisión y radio, repitan hasta en tres ocasiones el mismo comercial sin siquiera variar las versiones, aunque se trate del mismo candidato que representa a tres partidos diferentes.
En general los factores ausentes de creatividad y distribución son iguales que en procesos anteriores y específicamente en esta elección sí podrían convertirse en atenuantes para lograr una participación ciudadana que legitime los resultados con sus respectivos ganadores y perdedores.