Sucesión 2023: hacia una elección ríspida y competitiva; ¿continuismo o alternancia?

Miguel Riquelme subraya la diferencia entre los Gobiernos del PRI y los del partido guinda; dice que no aceptará chantajes ni negociará la gubernatura. Sin embargo, el destape de Enrique Vargas (PAN) en Estado de México pone en riesgo la coalición «Va por México» pues obligaría a postular en Coahuila a una mujer

Todos contra Mejía, el pretendiente incómodo

Guadiana y Delfina, morenistas en las antípodas

En la disyuntiva de pasar a la historia como el gobernador que entregó el poder a un opositor o quien le dio al PRI seis años más de vida en el estado, Miguel Riquelme optaría por la segunda sin pensarlo. El presidente Ernesto Zedillo afrontó el mismo conflicto en la sucesión de 2000. Quizá no deseaba ser el enterrador de la hegemonía, pero posibilitó la alternancia. Zedillo impulsó las primeras elecciones democráticas tras el fraude de 1988 que impuso a Carlos Salinas en la presidencia y el asesinato de Luis Donaldo Colosio seis años después. También cumplió la promesa de establecer entre él y su partido «una sana distancia». La «reforma electoral definitiva» que anunció en su toma de posesión hizo posible el triunfo del panista Vicente Fox.

«Ricardo Mejía: Es un timbre de orgullo que te ataquen, quiere decir que estás sirviéndole al pueblo de México».

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México (23.04.21)

Riquelme declaró que él no se distanciaría del PRI. Él es el jefe del partido y todas las candidaturas y decisiones políticas llevan su firma. Tampoco ha promovido una reforma política para equilibrar la competencia electoral, lo cual le ha permitido hacer carros completos. «No vamos a jugar con el destino de nuestro estado. (…) El PRI será la última línea de defensa contra el populismo fracasado y peligrosamente autoritario que oculta sus errores y justifica sus vicios disfrazados de buena voluntad», proclamó en el consejo político del CDE del 25 de junio (Zócalo, 26.06.22).

En la misma asamblea, el gobernador rechazó una invitación imaginaria y embistió contra Morena. «No acepto embajadas, me la juego con el PRI. (…) No desconocemos la capacidad de chantaje y extorsión que han mostrado nuestros adversarios. Que lo sepa todo México: en Coahuila no vamos a negociar ni a jugar con el destino de nuestro estado». El mensaje lo dirigió al priismo, lo mismo que el llamado previo a desairar la consulta de revocación de mandato. Sin embargo, la arenga partidista encona los ánimos con el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador: «El discurso que abraza al crimen y ataca al que trabaja y produce es el discurso de la amargura y el resentimiento. En Coahuila se topará con la cultura del esfuerzo y la aspiración de ser cada día mejores», machacó.

La insinuación de que los exgobernadores Quirino Ordaz (Sinaloa), Carlos Aysa (Campeche) y Claudia Pavlovich (Sonora) —expulsados del PRI— fueron premiados con las embajadas en España y República Dominicana y con el consulado en Barcelona, respectivamente, por entregar el poder a Morena, echó leña al fuego. Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública y aspirante a la gubernatura, refutó: «Nadie le está ofreciendo una embajada a Miguel Riquelme». En el mismo mensaje por Facebook acusó al Moreira News de «hacer campañas de golpeteo, de guerra sucia y de lodo».

La mesa está servida para unas elecciones no solo competitivas, sino también ríspidas. La intención de voto se divide entre el PRI y Morena de acuerdo con la mayoría de las encuestas. Después de ganar 15 estados entre 2021 y 2022, el ánimo favorece al partido del presidente López Obrador. El año próximo solo habrá elecciones para gobernador en Coahuila y Estado de México. La circunstancia favorece a Morena, pues le permitirá concentrar su estructura en dos territorios, únicos donde no ha habido alternancia.

Estado de México se da de antemano por perdido. El PRI en Coahuila corre riesgo, pues en 2017 retuvo la gubernatura por una diferencia menor a los 40 mil votos. Ni AMLO ni Riquelme estarán en las boletas en 2023, pero tienen metidas las manos por sus candidatos. Entre ellos y sus partidos no hay sana distancia. Morena ha ganado la mitad de los estados fronterizos (Baja California, Sonora y Tamaulipas). El PAN, PRI y Movimiento Ciudadano gobiernan los tres restantes (Chihuahua, Coahuila y Nuevo León). El aspirante más competitivo del PRI es Manolo Jiménez; y el de Morena, Ricardo Mejía.

La terna de Morena

La sucesión adelantada sigue su curso sin variar el rumbo de colisión. El gobernador Miguel Riquelme cuida día y noche a su delfín Manolo Jiménez. Fuera del diputado federal Jericó Abramo, en el PRI todo el mundo aceptó la decisión —tomada hace dos años— sin chistar. El favorito del proyecto transexenal no tiene competidor a la vista. La candidatura de Morena se la disputan el senador Armando Guadiana, el exdiputado federal panista Luis Fernando Salazar y el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía. Resuelto el caso de Estado de México en favor de Delfina Gómez, cercana al presidente Andrés Manuel López Obrador, la próxima nominación será la de Coahuila.

Jiménez es el político más protegido y con mayor exposición mediática después del gobernador. Desde la Secretaría de Desarrollo Social controla la estructura electoral y la relación con los grupos económicos y sociales del estado. El objetivo consiste en ganar las elecciones del 4 de junio de 2023 a toda costa, pues la candidatura ya la tiene como en la bolsa. Para reducir el handicap, Mejía, Guadiana y Salazar promueven su imagen por los medios a su alcance, pero quien más gasta en redes sociales es el expanista.

Guadiana es un político bufón y su retórica, vacua y desgastada («El estilo es el hombre», recuerda el periodista español Javier Pérez Arroyo). Mejía aprovecha los fines de semana para reunirse con empresarios, mineros, campesinos y disidentes del magisterio y otros gremios identificados con el PRI. El 2 de agosto recibió el apoyo de alcaldes y diputados de Morena. Si Manolo Jiménez se placea con el gobernador Riquelme, el subsecretario de Seguridad acompaña al presidente López Obrador los jueves en la conferencia mañanera como encargado de la sección «Cero Impunidad». Abramo moderó el tono de su discurso, ha dejado de hablar de sus aspiraciones —sin renunciar a ellas— y de acusar a la cúpula por la imposición de Jiménez. En sus últimos mensajes en redes sociales, el exalcalde capitalino informa de su trabajo en la Cámara Baja «serio, honesto y responsable en favor de Coahuila y de su gente».

Con la nominación de la secretaria de Educación Pública en Estado de México, Morena queda en libertad de postular a un hombre en Coahuila de acuerdo con la norma constitucional en materia de paridad de género y los acuerdos del Instituto Nacional Electoral (INE) para garantizarla. El líder del PAN, Marko Cortés, anunció el 5 de agosto que el exalcalde de Huixquilucan, Enrique Vargas, será su candidato en Edomex. También lo sería del PRI y el PRD bajo las siglas de la alianza «Va por México» al no contar con un aspirante varón competitivo.

La circunstancia complica la sucesión local. Si en Edomex la coalición postula a Vargas, en Coahuila tendría que candidatear a una mujer. El problema es que ninguna de las tres fuerzas políticas dispone de una figura femenina capaz de ganar unas elecciones altamente competidas. La solución para no arriesgar la candidatura de Jiménez es que en Edomex el PRI nomine a una mujer, fuera de la alianza. Coahuila y Estado de México son las únicas entidades donde jamás ha habido alternancia.

En caso de que el PRI y el PRD acepten la candidatura de Vargas para no romper el bloque opositor, y junto con el PAN también postulen a Jiménez, el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación podrían invalidarlo. El compromiso de ambas instituciones con la paridad de género es inapelable. La cúpula no estaba preparada para un escenario así, pues rompe los esquemas de una sucesión pactada. El golpe anímico sería devastador para el partido en el poder desde 1929. La sombra del expresidente Peña Nieto y del «moreirato» se proyecta en las urnas cual fantasma. El Gobierno y su delfín están en vilo.

El PAN lleva la mano

Acción Nacional cedió al PRI la candidatura al Gobierno de Durango este año, pese a ostentar el poder ejecutivo, y en Hidalgo postuló a la priista Carolina Viggiano. En el primer caso, la coalición «Va por México» derrotó a Marina Vitela (Morena); y en el segundo, el morenista Julio Menchaca arrolló al bloque PRI-PAN-PRD. Las nominaciones se decidieron con base en encuestas y en el principio de paridad de género. Acción Nacional espera del PRI el mismo trato para las elecciones de 2023 en Estado de México (Edomex), pues Enrique Vargas encabeza hoy los sondeos y la intención de voto (Massive Caller). Morena ya tiene candidata: Delfina Gómez.

Si en Edomex el PAN participa solo, en Coahuila deberá postular a una mujer. En el mismo escenario, el PRI podría nombrar a una fémina en Edomex (Alejandra del Moral o Ana Lilia Herrera) y en Coahuila a Manolo Jiménez. El inconveniente es que, sin el voto azul, el PRI no podría vencer al candidato de Morena (Luis Fernando Salazar, Armando Guadiana o Ricardo Mejía). En las elecciones de junio pasado, Morena ganó con mayor facilidad los estados donde no hubo coalición (Oaxaca y Quinta Roo) e incluso Hidalgo y Tamaulipas donde el PRI, PAN y PRD unieron fuerzas.

Delfina Gómez estuvo a tres puntos de derrotar al priista Alfredo del Mazo en los comicios de 2017 en Edomex. Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN, ocupó el tercer lugar después de Juan Zepeda, postulado por el PRD. El anuncio de que Morena repetiría con la actual secretaria de Educación Pública el año próximo forzó al líder panista Marko Cortés a responder. «Morena premia a delincuentes. Delfina Gómez robó dinero de trabajadores para su campaña en Texcoco y López Obrador la recompensa con una candidatura para el Edomex. Frente al cinismo y corrupción, estamos listos con quien ha demostrado que sabe ganar y gobernar: Enrique Vargas», publicó en Twitter.

El PAN, PRI y PRD habían acordado unirse en Estado de México y Coahuila bajo el paraguas de «Va por México» para afrontar a Morena. Los partidos presentarían sus propuestas antes de designar al candidato, pero en Edomex Vargas supera a los demás aspirantes y difícilmente el PAN aceptará otra propuesta. El líder del congreso mexiquense y exalcalde de Huixquilucan se reunió en julio pasado con el expresidente Peña Nieto para obtener su apoyo (SinEmbargo, 12.07.22).

El madruguete de Cortés en favor de Vargas pone en riesgo la alianza opositora, máxime cuando existen versiones de que el gobernador Alfredo de Mazo «ya entregó el estado» como José Murat y Carlos Joaquín González lo habrían hecho en Oaxaca y Quintana Roo. El riesgo de que la coalición «Va por México» naufrague en Estado de México levantó ampolla. «Asociaciones partidistas solicitaron a los grupos de oposición y a sus dirigentes mantener la unidad rumbo a las elecciones del Estado de México en 2023 y decidir una candidatura única y un programa de trabajo conjunto», publicó Reforma el 7 de agosto.

«Unidos, no solo pueden ganar el Estado de México, sino que dejarán una valiosa esperanza para todos los ciudadanos. Nuestras familias y todo México necesitamos unidad», dice Sociedad Civil México a los líderes nacionales y estatales del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano. De acuerdo con encuestas de Massive Caller, Vargas aventaja a las priistas Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera por 20 y 22 puntos, respectivamente. La intención de voto por Morena es del 38.7% y por la coalición «Va por México», del 34.9%. E4


Todos contra Mejía, el pretendiente incómodo

Los ataques contra el subsecretario de Seguridad lo fortalecen en Coahuila y en Palacio Nacional para ser el abanderado de la Cuarta Transformación para la gubernatura

El aspirante opositor al Gobierno del Estado que más preocupa e incomoda al PRI es el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía. El senador Armando Guadiana y el exdiputado federal panista Luis Fernando Salazar, los otros competidores por la candidatura de Morena, son llevaderos. Sin embargo, la estrategia de ataque envolvente, en vez de debilitar al funcionario federal, lo fortalece, al menos en el ánimo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Mejía regresó a Coahuila el 24 de marzo tras 20 años de ausencia para «defender el proyecto de la 4T» y promover la revocatoria de mandato boicoteada por la administración local.

Mejía empezó a hacer proselitismo cuando el priista Manolo Jiménez ya tenía dos años en campaña. Entonces Guadiana había perdido la alcaldía de Saltillo con el priista José María Fraustro y Salazar buscaba ser el ungido con el padrinazgo del líder de Morena, Mario Delgado. El subsecretario de Seguridad suple el desdén mediático con giras, mensajes en redes sociales donde se compromete a acabar con el «moreirato» e investigar la megadeuda y con espectaculares en los cuales denuncia la corrupción, temas que los demás aspirantes no tocan.

Parte de la estrategia para descalificar a Mejía consiste en atacar a AMLO y crecer o victimizar a Guadiana. El accidente en la mina «El Pinabete» dio pábulo al fuego preelectoral. «El presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una inusual excepción a su estilo de mandar “al carajo” las visitas a las zonas de tragedias y se apareció en la mina de Sabinas, Coahuila, donde hay trabajadores atrapados. (…) no tuvo ningún empacho en volar en un avión militar a la zona minera, tomarse la foto con los familiares de los trabajadores atrapados y retirarse sin haber obtenido resultado alguno en el rescate. Pero no sean mal pensados: este giro en su postura se debe a la gran sensibilidad con el pueblo y no porque busca apuntalar a Morena rumbo a la elección de gobernador del próximo año, donde espera arrebatarle el estado al PRI…» (Templo Mayor, Reforma, 08.08.22).

Enseguida viene el amarre de navajas. «Por increíble que parezca, el morenista Ricardo Mejía Berdeja está aprovechando políticamente la tragedia de los mineros (…). En una maniobra más sucia que el carbón, la versión de que el dueño del pozo es el senador Armando Guadiana parece que surgió del cuarto de campaña del subsecretario de Seguridad federal. Seguramente Mejía Berdeja dirá que no estaba enterado del asunto, pero todos los que recibieron el supuesto pitazo podrían confirmar que les llegó de parte de los más cercanos al funcionario. Obviamente, la intención es pegarle a Guadiana, debido a que es su principal competidor por la candidatura de Morena al Gobierno coahuilense. Ese fuego amigo sí que quema».

AMLO tiene claro sus afectos y desafectos. Lo mostró en su visita a Sabinas donde, antes de reunirse con las familias de los mineros, apartó de su camino al senador Guadiana. En la rueda de prensa del 23 de abril de 2021, el presidente tomó otra actitud: «Hoy sale un ataque en el Reforma, que es el vocero del partido conservador, en contra de Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad, porque ayer o antier fue el encargado de explicar lo de las tarjetas (telefónicas, utilizadas para extorsionar). Ahí se le lanzan fuertísimo. Hoy hasta felicité a Ricardo Mejía. Le digo: Es un timbre de orgullo que te ataquen, quiere decir que estás sirviéndole al pueblo de México. Ya hasta veo mal, desconfío (de) los que no atacan. Están bien portados para… los que se creían los dueños de México».

Mejía no es tan conocido en el estado, pero los encargados de que deje de serlo son sus detractores. «Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, es que no hablen de ti», sentencia Óscar Wilde. Quizá sea tiempo de cambiar de estrategia contra el aspirante incómodo. E4


Guadiana y Delfina, morenistas en las antípodas

La estrella política del senador se eclipsó y la de Gómez continúa en ascenso. El empresario minero pide unidad, pero sus asesores siembran vientos

No es casual que Delfina Gómez (59 años) sea la candidata de Morena para el Gobierno de Estado de México. Tampoco lo sería que Armando Guadiana (76) perdiera en Coahuila la nominación. Ambos compitieron por la gubernatura en 2017, pero Delfina estuvo a 2.8 puntos de ser electa, y Guadiana a 27. Otra diferencia es que la todavía secretaria de Educación ganó la alcaldía de Texcoco, y el senador perdió la de Saltillo de manera abrumadora; una más, Gómez era la favorita del presidente Andrés Manuel López Obrador, y en el caso del empresario del carbón no existe la misma certeza.

Delfina Gómez ha sido también diputada federal, senadora y coordinadora de los programas de desarrollo de la 4T. La carrera de Guadiana se limita a una diputación local (1973-1975) y al escaño en la Cámara Alta. Los 45 años que permaneció fuera de la política los dedicó a los negocios. En una entrevista con la revista Contra Línea (11.12.11), Guadiana reconoció haber apoyado económicamente la campaña de Humberto Moreira a través del PRI.

Lo hizo, declaró a la periodista Nancy Flores, «Porque soy integrante del partido y, en alguna medida, sí lo apoyamos. Inclusive yo voté por Humberto Moreira cuando la elección. Los primeros meses de su Gobierno realmente estaba viendo, así como hablamos en el mundo de los toros, que este muchacho iba a salir por la puerta grande. Era un trabajo intenso el que estaba realizando, pero luego se fue perdiendo en el gasto exagerado y cayó en esto (el endeudamiento)».

Pasaron cinco años para que Guadiana denunciara el desorden financiero del estado y la deuda por 40 mil millones de pesos. Reaccionó hasta que Humberto Moreira —a quien calificó, junto con su hermano Rubén, de «vergüenza nacional»— era presidente del PRI. En un desplegado previo a las elecciones de gobernador de 2011, reprochó que «Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña Nieto, Beatriz Paredes Rangel y muchos más que anteriormente han enriquecido el quehacer ciudadano, hayan permitido que llegase a la presidencia de nuestra organización política el ahora líder nacional, Humberto Moreira».

Guadiana renunció al PRI en 2021 frente al entonces candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador. «No quiero seguir formando parte del partido político de hombres como Humberto y Rubén Moreira. No quiero formar parte de un partido político cuyo candidato presidencial (Peña Nieto) es solo un producto de la mercadotecnia», leyó en rueda de prensa. El industrial denunció a los Moreira por la megadeuda ante la PGR y después se olvidó del asunto. El 13 de julio de 2016 presentó una denuncia ante la Corte Penal Internacional contra el Gobierno de Coahuila por crímenes de lesa humanidad durante las gestiones de Humberto y Rubén Moreira relacionados con las masacres en Allende y Piedras Negras, todavía impunes.

Pero mientras la estrella política de Delfina Gómez sigue en ascenso y las encuestas la ubican como la favorita para ganar las elecciones de gobernador en Estado de México, la de Guadiana se eclipsó. El crítico del «moreirato» se apagó y empezó a dar palos de ciego. Después de levantarle el brazo a la panista Xóchitl Gálvez, aspirante a la jefatura de Gobierno de Ciudad de México, intentó lavarse la cara. En un mensaje ramplón y con la fotografía del presidente López Obrador a sus espaldas, pidió unidad en Morena mientras sus asesores dividen. Gómez está en vías de ser la primera gobernadora de Edomex y de sepultar al PRI en su bastión más importante. En Coahuila el delfín de AMLO es otro, no Guadiana. E4

Torreón, 1955. Se inició en los talleres de La Opinión y después recorrió el escalafón en la redacción del mismo diario. Corresponsal de Televisa y del periódico Uno más Uno (1974-81). Dirigió el programa “Última hora” en el Canal 2 de Torreón. Director del diario Noticias (1983-1988). De 1988 a 1993 fue director de Comunicación Social del gobierno del estado. Cofundador del catorcenario Espacio 4, en 1995. Ha publicado en Vanguardia y El Sol del Norte de Saltillo, La Opinión Milenio y Zócalo; y participa en el Canal 9 y en el Grupo Radio Estéreo Mayrán de Torreón. Es director de Espacio 4 desde 1998.

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