Twitter: empleados y anunciantes desafían el garrote de Elon Musk

La política dura del magnate le cuesta a la empresa pérdidas millonarias y una demanda colectiva por violación de leyes laborales. La red social, al banquillo por el aumento de cuentas falsas y mensajes de odio, racismo y antisemitismo

De Trump a Bolsonaro, el trino político del pajarito

La red social Twitter no ha dejado de generar polémica y se ha convertido en continuo blanco de críticas desde que pasó a manos del multimillonario Elon Musk, el 27 de octubre de 2022, por 44 mil millones de dólares. Su política de gran garrote, el despido de trabajadores sin las bonificaciones adecuadas, la imposibilidad de contrarrestar los bots en la red, la amenaza de crear mayores restricciones a los usuarios, de mano con la restitución de cuentas a figuras cuestionables como el expresidente Donald Trump, han creado un ambiente caótico y hostil dentro de la compañía y han echado por tierra los proyectos de un hombre que pretendía cambiar el modo operacional de una de las más importantes redes sociales en el mundo sin contar con un plan efectivo para ejecutar dicha transformación.

El despido, durante su primera semana como CEO de la compañía, de aproximadamente la mitad de la plantilla de 7 mil 500 personas, fue una señal inequívoca de cómo se manejaría Twitter bajo su tutela. Por si no bastara, a los empleados que sobrevivieron al primer paso de la guillotina, les envió un ultimátum donde les advertía que para construir lo que él denomina Twitter 2.0, «sólo un rendimiento excepcional constituirá un aprobado». A quien no se comprometiera a un entorno de trabajo «duro» le aconsejaba que aceptaran tres meses de indemnización y abandonara la empresa. The New York Times informó que al menos mil 200 empleados más habían dimitido.

«Nadie quiere el trabajo que pueda mantener vivo a Twitter. No hay sucesor. La cuestión no es encontrar un CEO, la cuestión es encontrar un CEO que pueda mantener vivo a Twitter».

Elon Musk, CEO de Twitter

El proceso de despido fue tan desorganizado que la compañía tuvo que pedir que volvieran a algunos de los trabajadores despedidos. A varios se les explicó que fue un «error» y a otros que aún necesitaban de sus habilidades.

Los primeros cambios laborales impuestos por Musk incluyen la eliminación de los «días de descanso», que consistía en un día libre extra en toda la empresa cada mes; suprimir el trabajo a distancia y garantizar que los empleados estén en la oficina al menos cuarenta horas a la semana.

Twitter terminó por ser objeto de una demanda colectiva, presentada por más de un centenar de antiguos trabajadores de la compañía, en la que se acusa a la empresa de violar las leyes laborales federales y estatales al no avisar adecuadamente a las personas despedidas.

«Estamos listos para luchar contra ellos uno por uno, en nombre de potencialmente miles de empleados si eso llega a ser necesario. Elon Musk no está por encima de la ley».

Shannon Liss-Riordan, abogada

Twitter ha pedido a un tribunal federal de California que desestime dicha demanda por no considerar similar la situación de los demandantes, quienes ni siquiera logran definir una clase o rango de empleados y cuyas alegaciones son «vagas e imprecisas».

A pesar de ello, Shannon Liss-Riordan, la abogada que representa a los empleados, aprovechó la misma red social para publicar su respuesta: «Estamos listos para luchar contra ellos uno por uno, en nombre de potencialmente miles de empleados si eso llega a ser necesario. Elon Musk no está por encima de la ley.

¿Más libertad o más odio?

«La libertad de expresión es el pilar de una democracia funcional, y Twitter es la plaza de una ciudad digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad», planteó Elon Musk para defender uno de los ejes de cambio que pretende establecer en la compañía.

Sobre qué estrategia iba a seguir para lidiar con las publicaciones en la red social, el ingeniero jefe de SpaceX fue muy claro: «En caso de duda, déjalo existir. En un caso en el que quizás haya mucha controversia, tal vez no quieras promocionar ese tuit. Creo que queremos ser muy reacios a borrar cosas y ser muy cautelosos con las prohibiciones permanentes».

Congruente con esta doctrina, Musk se opuso a la solicitud de algunos Gobiernos para que en su red satelital Starlink se bloquearan las transmisiones rusas —especialmente las relacionadas con la guerra en Ucrania—. Una posición que, en primera instancia defiende a rajatablas la libertad de expresión, pero que arrastra al mismo tiempo la divulgación de desinformación, los discursos de odio, el acoso y el spam, tendencias contra las cuales han estado luchando las plataformas de internet.

Dicho y hecho. De acuerdo con hallazgos del Center for Countering Digital Hate, Anti-Defamation League y otros grupos que estudian las plataformas en línea, antes de que el multimillonario adquiriera Twitter, los insultos contra los afroamericanos aparecían en esta plataforma un promedio de mil 282 veces al día. Después de la compra, la cifra saltó a 3 mil 876. Igual sucedió con las agresiones contra los homosexuales que subieron de 2 mil 506 a 3 mil 964 veces diarias y las publicaciones antisemitas ascendieron más del 61%.

Además, cuentas clasificadas por Estados Unidos como terroristas y que Twitter solía eliminar —como las del autodenominado Estado Islámico— han regresado e incluso han pagado por un estado verificado en la red.

Cuentas ¿verificadas?

Las cuentas verificadas —método para confirmar la identidad de una persona— se convirtieron en un fiasco cuando Musk puso a disposición esta «verificación» por un precio de 7.99 dólares al mes.

En las primeras horas tras anunciarse la medida, la plataforma se llenó de cuentas verificadas falsas.

El periodista británico Brian Whelan fue uno de los que no dudó en demostrar la inoperancia de esta iniciativa. Pagó por verificar una cuenta suya en desuso y la modificó para hacerla pasar por una de Donald Trump. El truco fue efectivo por alrededor de dos horas. Una falsa compañía Nintendo publicó una imagen del icónico personaje de Mario haciendo un gesto grosero. Mucho peor le fue a la farmacéutica Eli Lilly cuando una cuenta verificada falsa se hizo pasar la misma y anunció que la insulina sería gratis. La «broma» le costó a la compañía 14 mil millones de dólares tras el desplome de sus acciones.

«Aparentemente, debido a las prácticas de verificación laxas de Twitter y a la aparente necesidad de dinero en efectivo, cualquiera puede pagar ocho dólares y hacerse pasar por otro en su plataforma. Vender la verdad es peligroso e inaceptable», publicó Edward Markey, senador demócrata, víctima de una suplantación de identidad en Twitter.

La red social se vio obligada a retirar la opción de verificación pagada en Estados Unidos, aunque no da por descantada reactivarla una vez que logre establecer mejores parámetros de comprobación.

El uso de bots o cuentas falsas en Twitter es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta Musk y que, por el momento, no solo no ha podido detener, sino que ni siquiera da certeza de contar con una herramienta adecuada para oponérsele. Antes de comprar la compañía, una auditoría desarrollada por SparkToro, del 13 al 15 de mayo de 2022, encontró que el 19,42% de las cuentas de Twitter eran bots.

Prueba y error… y error

Todo apunta a que la improvisación es la marca de desarrollo de Musk. Pero no la improvisación tecnológica —lo cual es aplaudible— sino la improvisación organizacional —lo cual es deplorable—. Un estilo de desarrollo inconcebible para una persona cuyo éxito en los negocios es indiscutible, pero que en el caso específico de Twitter pinta patas arriba.

El mejor ejemplo fue el anuncio sorpresa que Elon Musk dio a la comunidad el 18 de diciembre, y según el cual Twitter incluiría en su política de uso la prohibición de enlazar otras redes sociales —Facebook, Instagram, Mastodon, Truth Social, Tribel, Nostr y Post— porque «ya no permite la promoción gratuita de ciertas plataformas de redes sociales». En caso de que se detectara esta situación la cuenta de Twitter sería suspendida temporalmente si tras solicitar que se eliminen los enlaces a estas rdes sociales, el usuario no lo hacía.

Lo curioso es que prohibir enlazar a los perfiles de otras redes sociales es una medida ilegal en la Unión Europea tras la entrada en vigor de la Ley de Mercados Digitales (DMA). Literalmente se señala que «evitar que los consumidores enlacen a negocios fuera de sus plataformas» va contra la DMA, por lo cual Twitter podía ser acreedor de una multa millonaria.

Sin embargo, eso no ocurrirá, porque aún no habían transcurrido 24 horas cuando la red social había eliminado el mensaje que anunciaba los cambios de política. En su lugar apareció una encuesta de Twitter Safety donde preguntan sobre si deberían bloquear las cuentas que promocionan otras redes sociales.

El resultado final —tras la participación de 326 mil 890 usuarios— no dejaba lugar a dudas: 87% votó por el «no».

Y a propósito de encuestas. Ese mismo día creó otra donde preguntaba si debería renunciar al cargo de CEO de la compañía Twitter —los inversores de Tesla culpan a esta nueva responsabilidad por las pérdidas millonarias sufridas en 2022—. En esa edición se tuvieron en cuenta 17 millones 502 mil 391 votos. De los cuales, el 57.5% optó por su renuncia.

Musk respondió que dimitiría «tan pronto como encuentre a alguien lo suficientemente tonto como para aceptar el trabajo». E4

Los cambios de Twitter con Musk

  • La mitad de los 7 mil 500 empleados fueron despedidos.
  • La compañía se encuentra bajo la presión financiera de la deuda.
  • Altos ejecutivos que no fueron despedidos han renunciado.
  • La desinformación proliferó en la plataforma durante las elecciones intermedias de EE. UU.
  • Un proyecto clave para expandir los ingresos de las suscripciones causó inconvenientes.
  • La cuenta de Donald Trump volvió a ser visible el 19 de noviembre de 2022, incluyendo sus tuits anteriores.
  • Las expresiones de odio y posturas radicales se han multiplicado.
  • Publicistas horrorizados amenazan con abandonar la red social.
  • Se incrementan las restricciones para el uso de cuentas enlazadas de usuarios.

Los retos de Musk con Twitter

  • Lograr mayor libertad de expresión.
  • Cambiar el algoritmo a código abierto (software libre).
  • Eliminar los ejércitos de bots y spam.
  • Autenticar a los humanos.
  • Incluir el botón de EDITAR en la red social.

De Trump a Bolsonaro, el trino político del pajarito

Una de las decisiones más polémicas tomadas por Elon Musk, apenas se adueñó de Twitter, fue el restablecimiento de la cuenta oficial del expresidente Donald Trump, quien había sido expulsado no solo de esta red social, sino también de Facebook e Instagram, en enero de 2021, por sus polémicas declaraciones en el mitin Save America que provocó el asalto al Capitolio de los Estados Unidos el día 6 ese mismo mes.

En ese entonces Twitter estaba en manos de su anterior dueño, Jack Dorsey, y había emitido una prohibición de por vida en la cuenta de Trump «debido al riesgo de una mayor incitación a la violencia». Sin embargo, Musk decidió llevar a cabo una encuesta el 19 de noviembre de 2022 donde participaron alrededor de 15 millones de personas y finalizó con un resultado de 51.8% de votos a favor de regresarle la cuenta al magnate neoyorkino.

Al día siguiente, el propio Musk publicó en Twitter: «El pueblo ha hablado. Trump será reintegrado. Vox Populi, Vox Dei». Unos minutos después del mensaje, la cuenta de Trump volvió a estar visible. El último tuit data del 8 de enero de 2021.

La decisión ya era voz cantada. Antes de comprar Twitter, Musk había señalado que entre las personas a las que le daría la bienvenida a la red estaba el expresidente. Además, a partir de una investigación realizada por la periodista Bari Weiss, donde se expone la teoría de la existencia de una black list en el sistema de Twitter para desechar aquellos usuarios no deseados, el también CEO de Tesla había manifestado «bajo la presión de cientos de empleados activistas, Twitter critica a Trump, un presidente estadounidense en funciones, aunque ellos mismos reconocen que no violó las reglas».

Falta aún por verse si el republicano —quien busca la candidatura para la Casa Blanca en 2024— retomará su cuenta @realDonaldTrump, donde llegó a tener 88 millones de seguidores y que aun, al restablecerse tras casi dos años sin uso, contaba con un millón.

Por el momento dijo no tener ningún interés. «No veo ninguna razón para ello», declaró durante la reunión anual de liderazgo de la Coalición Judía Republicana, el mismo día que reactivaron su cuenta. El expresidente señaló que se quedará con su plataforma, Truth Social, la aplicación desarrollada por su startup Trump Media & Technology Group (TMTG), que apuntó tiene una mejor participación de los usuarios que Twitter y estaba funcionando «fenomenalmente bien».

«Voten ahora con positividad, pero no se preocupen, no nos vamos a ir a ninguna parte. Truth Social es especial!», escribió.

Facebook en fila

Lo que sí parece estar bastante claro es que la postura de reconciliación demostrada por Elon Musk servirá de trampolín para que otras redes sociales lo imiten. Se espera que este mes Facebook determine si trae de vuelta a Donald Trump. El resultado debía estar listo para el 7 de enero, pero el debate interno en la compañía está siendo complejo.

«Creemos que cualquier empresa privada… debe actuar con gran cautela cuando pretenda, básicamente, silenciar voces políticas», declaró Nick Clegg, presidente de asuntos globales de Meta (Facebook), durante una conferencia del Consejo de Relaciones Exteriores.

La acotación tiene lugar cuando se acerca la campaña presidencial 2024 y los republicanos acusan a la red social de Mark Zuckerberg de silenciar importantes voces de su partido.

De cualquier manera, todo parece ser cuestión de tiempo para que se levante el veto sobre Donald Trump. No en vano, la plataforma ya se apresuró en advertir que se aplicaría un «estricto conjunto de sanciones de rápida escalada que se activarán si Trump comete nuevas infracciones en el futuro».

¿Lula en la ecuación?

Elon Musk considera «posible» que el personal de Twitter diera preferencia a los candidatos de izquierda durante la primera y segunda rondas de elecciones presidenciales de Brasil, en las que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva ganó un tercer mandato.

«He visto muchos tuits preocupantes sobre las recientes votaciones de Brasil. (…) Si esos tuits son correctos, es posible que el personal de Twitter diera preferencia a los candidatos de izquierda», escribió Musk tras ser cuestionado por un posible manejo de los sufragios por parte de la anterior dirección de la compañía.

Lula da Silva y Jair Bolsonaro utilizaron ampliamente Twitter durante sus campañas. Sin embargo, a varios aliados de Bolsonaro —incluido el candidato más votado a la Cámara baja del Congreso, Nikolas Ferreira— se les suspendieron sus cuentas por orden judicial tras la segunda vuelta por cuestionar los resultados electorales. E4

La Habana, 1975. Escritor, editor y periodista. Es autor de los libros El nieto del lobo, (Pen)últimas palabras, A escondidas de la memoria e Historias de la corte sana. Textos suyos han aparecido en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales. Actualmente es columnista de Espacio 4 y de la revista hispanoamericana de cultura Otrolunes.

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