Víctimas de la cortisona

El Dr. David Kershenobich, médico internista de reconocida fama académica nacional e internacional, advierte y comenta que los derivados de la cortisona, como la dexametasona, pueden ser de gran apoyo en casos específicos y bien seleccionados de COVID, pero si se prescribe en forma indiscriminada y sin las precauciones necesarias, pueden desencadenar complicaciones incluso con empeoramiento de COVID y la muerte. Ver enlace:

Dexametasona en pacientes no graves de Covid-19 es peligrosa, alertan

Y a las pruebas me remito.

Apoyo por teléfono a un paciente masculino de unos 60 años de edad, hombre fuerte, trabajador del campo, sin antecedentes de enfermedad crónica alguna como diabetes o hipertensión. Por fiebre de 38 grados, tos y síntomas respiratorios agudos y pensando en COVID, le prescribieron toda una farmacia:

1) Diprospan. Una ampolleta cada 24 horas. Este fármaco contiene betametasona, derivado sintético de la cortisona cuya aplicación intramuscular está diseñada para aplicarse cada ocho días. 2) Le indicaron meticortén, contiene prednisona, otro derivado sintético de la cortisona, en tabletas de 50 miligramos, cuya dosis máxima es de unos 100 miligramos en casos extremadamente graves y agudos. Le indicaron 150 miligramos diarios. 3) Además, prescribieron los medicamentos «de moda» para COVID: ivermectina, cloroquina, oseltamivir, ibuprofeno y aspirina. Ninguno de estos siete medicamentos está autorizado para uso generalizado en tratamiento de COVID porque no ha sido comprobada su efectividad (OMS). 4) además, prescribieron otros tres fármacos diferentes para el tratamiento del asma: salbutamol, fluticasona —otro derivado de cortisona— e ipratropio. Total: 10 medicamentos y ninguno tiene efecto antiviral.

Su cuadro respiratorio era leve, porque la fiebre se controlaba con paracetamol, la tos se calma con cualquier jarabe, sus respiraciones nunca rebasaron de 25 —normal de 15 a 25, o 30 cuando mucho—. No contaba con el popular oxímetro, pero las respiraciones por minuto, son bastante confiables para evaluar la gravedad de la falta de oxígeno. Es decir, nunca tuvo un cuadro grave de insuficiencia respiratoria que ameritara, ni siquiera siete de los medicamentos mencionados.

Pues bien, a los ocho días con este tratamiento, me habló que tenía mucha sed, mucha orina, estaba bajando de peso y que se sentía muy mal, más que con la fiebre y la tos, molestias que ya habían desaparecido. Y que tres días antes el médico que lo trataba le solicitó estudio y le encontró 250 miligramos de azúcar en la sangre (normal hasta 110), que tenía diabetes y le prescribió un potente medicamento para el azúcar, combinación de glimepirida 4 miligramos (muy potente) con metformina de 1000 miligramos (Glimetal 4-1000). Llegó a tomar solo dos tabletas y 24 horas después, por necesidad tenía que manejar una vieja camioneta en las brechas de su pueblo, durante el trayecto de su pueblo a su parcela de cítricos, sintió sudor frío, mareos, sensación de desmayo, estuvo a punto de salirse de la brecha hacia el monte. Tuvo tiempo de frenar para no «enmontarse» entre los árboles.

Con esta descripción, me fue relativamente fácil informarle que los dos primeros medicamentos, el diprospan con betametasona y el meticorten con prednisona, ambos, a dosis por encima de las máximas recomendables, le habían desencadenado una diabetes esteroidea responsable del aumento de orina y baja de peso, el glimetal 4-1000, indicado para 250 miligramos de azúcar, también fue excesivo y le provocó un, por demás, peligroso bajón brusco de azúcar, con riesgo tan mortal como el supuesto COVID, para el que injustificadamente se le habían indicado los 10 medicamentos mencionados.

Le recomendé retirar todos los medicamentos incluyendo por supuesto el del azúcar. El problema respiratorio ya había sido resuelto, si fue o no COVID no era relevante saberlo. También le comuniqué que la diabetes esteroidea provocada por los derivados de la cortisona generalmente se controlan al retirar los medicamentos y una proporción pequeña de esos casos, con el tiempo, pueden evolucionar hacia una diabetes definida para la cual hay buenos tratamientos y que la conducta a seguir era la vigilancia de la evolución del azúcar.

Un mes y medio después, su azúcar está bien controlada sin medicamentos, se sugiere hacer su vida normal, sin excesos y vigilar en meses azúcar en sangre.

Cuide su salud, no acepte innecesariamente tratamiento para COVID, con medicamentos para los cuales no está aceptada su indicación generalizada, porque no está comprobada su eficacia. Recordemos que el 90% de los casos de COVID, se recuperan realmente en forma espontánea y que las populares curas milagrosas con tal o cual remedio o producto farmacéutico, son coincidencia o asociación, pero no se puede hablar de una relación causa-efecto demostrable.

Lea Yatrogenia

Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad Veracruzana (1964-1968). En 1971, hizo un año de residencia en medicina interna en la clínica del IMSS de Torreón, Coahuila. Residencia en medicina interna en el Centro Médico Nacional del IMSS (1972-1974). Por diez años trabajó como médico internista en la clínica del IMSS en Poza Rica Veracruz (1975-1985). Lleva treinta y siete años de consulta privada en medicina interna (1975 a la fecha). Es colaborador del periódico La Opinión de Poza Rica con la columna Yatrogenia (daños provocados por el médico), de opinión médica y de orientación al público, publicada tres veces por semana desde 1986.

Deja un comentario