Dos pintores de estilos bien diferentes convergen en el mes de julio por causas diametralmente opuestas. Nacimiento y muerte. El primero corresponde a Frida Kahlo, el 6 de julio de 1907, en Coyoacán, Ciudad de México. El segundo va para Vincent Van Gogh, el 29 del mismo mes, pero del año 1890 en Auvers-sur-Oise, Francia.
Mientras el estilo de la mexicana se caracteriza por el carácter íntimo de sus obras por su originalidad, el empleo de elementos simbólicos y la observancia de la estética popular mexicana, el neerlandés encarna el estilo emotivo del expresionismo al tiempo que domina la pincelada corta y ondulante —una forma modificada del puntillismo— que le dio a su pintura su conocida sensación de movimiento continuo.
Ser maestros de la plástica no les impidió dominar otro arte: el de la comunicación. Ambos legaron frases que bien valen ser compartidas.
Advirtió Kahlo alguna vez: «Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior».
A lo cual, parece responderle Van Gogh: «Los pescadores saben que el mar es peligroso y la tormenta, terrible. Pero eso no les impide hacerse a la mar». E4